Usted está aquí: viernes 8 de abril de 2005 Política Televisa y Tv Azteca quedan a deber en la cobertura del proceso en San Lázaro

La información fue confinada a los noticiarios y unos cuantos cortes extras

Televisa y Tv Azteca quedan a deber en la cobertura del proceso en San Lázaro

Dedican más tiempo a los funerales de Juan Pablo II que el discurso del jefe del GDF

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen Los reporteros echaron mano de todos los recursos para seguir de cerca el desenlace de la sesi�e desafuero FOTO Francisco Olvera

Lo que se vio no se juzga: la cobertura informativa del desafuero de Andrés Manuel López Obrador hecha por Televisa y Televisión Azteca no estuvo a la altura de lo que tirios y troyanos coincidieron en describir como "un día histórico".

A pesar de lo que estaba en juego, de sus implicaciones para la vida pública en el corto y mediano plazos, el hecho apenas mereció algunos cortes informativos fuera de los noticiarios habituales en los cuales, por otra parte, siguió predominando, machacón y reiterativo, el show lacrimoso en torno a la muerte y los funerales de Juan Pablo II.

Caben matices, pero al parecer ambas cadenas televisivas no pudieron o no supieron cómo sustraerse a las limitaciones que les impone su singular relación con el sistema político mexicano.

En contraste, resaltó la cobertura radiofónica de Carmen Aristegui (W Radio) y Jacobo Zabludovsky (Radio Red), quienes transmitieron íntegra la alocución de López Obrador ante sus seguidores en el Zócalo.

Otrora ubicado como un periodista del antiguo régimen, Zabludovsky mostró un enfoque crítico y echó mano de todo su oficio y experiencia para entregar a sus escuchas una vívida crónica que se prolongó hasta la votación que determinó el desafuero del político tabasqueño.

Informativamente, el punto culminante de la jornada fue la sesión del pleno de la Cámara de Diputados, donde el discurso de López Obrador fue prácticamente ignorado por Televisión Azteca, mientras que Televisa transmitió (espoteó) fragmentos breves pero de manera extraña: aparecía la imagen en vivo del jefe de Gobierno, pero por encima de su voz se escuchaba la del reportero televisivo que innecesariamente daba a la audiencia su versión de lo que el gobernante decía. No se entendió nada.

El hecho podría parecer irrelevante si no se traen a colación algunos elementos: entre otros puntos, el discurso de López Obrador contenía uno de los cuestionamientos más severos, agudos, mejor argumentados y aleccionadores que se han hecho contra los diputados del PRI y el PAN en la actual legislatura.

Precisamente en manos de esta legislatura está la aprobación de una reforma a la Ley Federal de Radio y Televisión, asunto que tiene inquietos a Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego, dueños de Televisa y Televisión Azteca, respectivamente. La discusión se encuentra estancada por la polarización de dos posiciones: una que busca mayores obligaciones para los concesionarios y otra que plantea una reforma "a modo" para ellos.

Nuevos tiempos informativos

Ante esto, también será motivo de renovada controversia la visita a Vicente Fox que en días pasados hicieron Azcárraga Jean y Salinas Pliego.

Al principio de la jornada de ayer, por el lado de Televisa pareció que no se repetirían los silencios y las complicidades de otros tiempos (Tlatelolco, 1968; fraude electoral, 1988) y que el caso sería tratado con rigor y objetividad.

En el principal espacio informativo matutino de la televisora de Azcárraga Jean, Carlos Loret de Mola organizó un debate de politólogos con puntos de vista diversos sobre el desafuero.

Con este motivo, Televisa tomó una decisión inusual: fusionó las señales del Canal 2 y del Canal 4, y Víctor Trujillo (ex Brozo) se unió a Loret de Mola en la conducción del debate.

Durante poco más de 45 minutos, Lorenzo Meyer, Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín y Federico Reyes Heroles razonaron sus posiciones y confrontaron diferencias.

Aguilar Camín dijo que se trataba de un pleito entre dos gobiernos legítimamente constituidos, que la lealtad a las instituciones era la forma de solucionar el conflicto y que el desafuero era una imprudencia.

Meyer fue muy crítico con el desafuero y sus promotores; respondió a Aguilar Camín que era más que una imprudencia y añadió que representaba un retorno al antiguo sistema autoritario.

Krauze se mostró temeroso de que la situación despertara a la izquierda revolucionaria. Criticó tanto a Vicente Fox como a López Obrador, pero no tuvo dudas en señalar que el primer responsable de la situación es el Presidente.

Y tras subrayar que no compartía el ideario político del jefe de Gobierno capitalino, sostuvo: "es lamentable el desafuero, en lo personal estoy porque López Obrador contienda por la Presidencia".

Con este debate, después de varios días la información sobre la muerte y los funerales de Juan Pablo II pasó momentáneamente a segundo plano.

En tanto, Televisión Azteca mantenía su programación habitual, entre la que esporádicamente intercalaba información reiterada sobre las exequias del papa polaco.

A las ocho y media de la mañana la empresa de Salinas Pliego ofreció una panorámica del Zócalo casi lleno por quienes esperaban a López Obrador para manifestarle su apoyo. Posteriormente realizó algunos enlaces a la casa del jefe de Gobierno para captar el momento en que saliera para dirigirse al Zócalo. Nada más.

Televisa y Tv Azteca registraron la llegada de López Obrador al Zócalo y el principio de su discurso. Pero apenas transcurridos unos segundos, ambas cadenas cortaron y regresaron a su programación cotidiana, en medio de la cual se transmitían los espots de la asociación fantasma México en Paz, que sin mencionarlo directamente se pronunciaban en favor del desafuero.

En el programa Hoy, de Televisa, la conductora Andrea Legarreta lamentaba que hubiera "tanto luto y tanta cuestión política".

Y en Televisión Azteca el conductor de otro programa matutino de variedades invitaba a los televidentes: "Si no tienen a qué salir, no lo hagan, quédense con nosotros".

Por varias horas las principales televisoras privadas del país se olvidaron del desafuero y tornaron a las exequias de Karol Wojtyla y al último escándalo de la vedete cubana Niurka y de su esposo Boby Larios.

Después Televisa volvió a hacer algunos enlaces y ofreció breves pero equilibrados resúmenes del mensaje en los noticiarios conducidos por Lolita Ayala y por Lourdes Ramos, respectivamente.

Si el parámetro para medir la cobertura televisiva del desafuero de López Obrador es la del asesinato de Paco Stanley, sin duda que el saldo es favorable. Pero si se considera lo que estaba en juego en un día por todos considerado histórico, la sensación es de que quedaron a deber. Y mucho.

 
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