Usted está aquí: viernes 13 de mayo de 2005 Sociedad y Justicia Saturado, el Instituto Nacional de Cancerología

Saturado, el Instituto Nacional de Cancerología

ANGELES CRUZ MARTINEZ

Ampliar la imagen Tratamientos de quimioterapia a pacientes del Instituto Nacional de Cancerolog�FOTO Roberto Garc�Ortiz

Con todos sus espacios saturados, sin posibilidades de crecimiento, el Instituto Nacional de Cancerología (Incan) está en emergencia e incapacitado para responder a la incesante demanda de enfermos. Así lo afirmó su director, Alejandro Mohar, quien dijo que en las próximas dos semanas el secretario de Salud, Julio Frenk Mora, responderá a la petición de construir una nueva sede, que simplemente permita a los médicos "dar un trato óptimo" a los 180 mil pacientes que se atienden en este hospital cada año.

Aseguró que sólo así podrá responderse al reto que les plantea la atención de todas las mujeres con cáncer cérvico uterino, como lo anunció el presidente Vicente Fox el pasado 8 de marzo, e incorporarse a la atención de los afiliados al Seguro Popular.

Los tumores malignos representan la segunda causa de mortalidad en el país. Según el Registro Histopatológico Nacional, cada año más de 53 mil personas pierden la vida por esta causa, de las cuales 52 por ciento son mujeres. Mohar aseguró que en las pasadas dos décadas se cuadruplicó la demanda de atención médica, por lo que la actual infraestructura del Incan ya resulta insuficiente, lo que puede comprobarse en todas las áreas de atención.

Un intento de solución a la problemática empezó a darse a mediados de la década de los noventa con la creación de los Centros Estatales de Cancerología. Sin embargo, algunos ya están saturados, como el de Michoacán, y en otras 10 entidades esta figura todavía no existe (Baja California, Zacatecas, Nayarit, Querétaro, Hidalgo, Tlaxcala, estado de México, Morelos, Campeche y Quintana Roo). En Nayarit y el estado de México las construcciones están en marcha.

Aun así las 21 unidades que ya funcionan han contribuido a que el Incan siga con sus labores. De no haber sido por eso, señaló Mohar, hace 10 años que el instituto habría dejado de recibir enfermos.

Durante la conferencia sobre el Incan, organizada por la Academia Nacional de Medicina, el funcionario resaltó que a pesar de las limitaciones presupuestales y de espacio, éste es el centro rector en atención del cáncer en México, principal organismo formador de recursos humanos, con personal capacitado y compromiso institucional.

Explicó que el proyecto del nuevo inmueble que albergaría al Incan tiene que empezar a diseñarse inmediatamente, con el propósito de que en noviembre de 2006, año en que el instituto cumple su 60 aniversario, se comiencen a prestar los servicios de consulta externa. De no ser así, advirtió, se tendrá que reducir el número de ingresos al hospital. En ese caso no se aceptaría ningún paciente de fuera del Distrito Federal, principalmente si en sus entidades de origen existe un Centro Estatal de Cancerología. Tampoco se recibiría a los enfermos de otros institutos. "Ya no tendremos espacios disponibles", indicó.

Sin embargo, reconoció que esa decisión será difícil de llevar a cabo porque "estamos en una encrucijada" a causa del Seguro Popular, cuyos afiliados supuestamente tienen derecho a recibir todos los servicios médicos que requieran. Aunque, respecto al cáncer, el nuevo esquema de aseguramiento únicamente prevé, hasta ahora, el tratamiento del cáncer cérvico uterino y la leucemia linfoblástica aguda en la infancia.

Mohar detalló que para dar cumplimiento a la póliza del Seguro Popular las instituciones de salud tienen que ampliar su infraestructura y poder proporcionar tratamientos clínicos óptimos. Eso es lo que requiere el Incan.

Creado en la época posrevolucionaria como un dispensario médico, pronto se vio la necesidad de ampliar su capacidad y convertirlo en una institución especializada en el tratamiento de las neoplasias malignas. Un decreto presidencial emitido el 25 de noviembre de 1946 le dio su nombre y estructura actual. Paulatinamente se han ido sumando nuevos servicios de atención médica, incluida la investigación básica y clínica. A la fecha el Incan está entre las unidades oncológicas mejor equipadas del país: cuenta con bomba de cobalto, acelerador lineal, tomografía axial computarizada, medicina nuclear. Recientemente las autoridades adquirieron un equipo de resonancia magnética.

En el Incan laboran mil 481 personas, de las cuales alrededor de 600 corresponden al área médica. Cada año son atendidos 180 mil enfermos provenientes en su mayoría del Distrito Federal, estado de México, Guerrero, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala y Veracruz.

Se proporcionan más de 4 mil consultas de primera vez, 5 mil 389 consultas no programadas, de las que mil 200 son ingresos a hospital. Se practican 3 mil 700 intervenciones quirúrgicas, 80 por ciento de las cuales son cirugías mayores. En el mismo periodo se aplican 19 mil tratamientos de quimioterapia y alrededor de 11 mil de radioterapia. A causa de la saturación de los servicios, explicó el doctor Abelardo Meneses, los pacientes deben esperar alrededor de dos meses para recibir este último tratamiento.

El cáncer es una enfermedad crónica de las células del cuerpo que experimentan cambios en su estructura y aspecto. Al multiplicarse dan origen a colonias de células diferentes que se reproducen rápidamente invadiendo y destruyendo tejidos normales.

Lo anterior se relaciona, asimismo, con los cambios sociales, políticos y económicos que ha experimentado el país y que a su vez han propiciado modificaciones en la conducta de la población, en sus hábitos alimenticios y de comportamiento.

Ahora, dice información proporcionada por el Incan, las personas exponen a su organismo a un gran número de factores de riesgo que favorecen la aparición de alteraciones en la profundidad de los tejidos orgánicos; entre otros, los conservadores de alimentos, colorantes artificiales, saborizantes, alimentos ricos en sal, así como medicamentos, principalmente entre la población de la tercera edad. También ha influido el incremento de hábitos como el tabaquismo, el alcoholismo y el consumo de otras drogas.

Los efectos de estos cambios se empezaron a manifestar en la segunda mitad del siglo XX con el incremento de los males crónico degenerativos, entre los que se encuentra el cáncer. A partir de 1989 los tumores malignos ocupan el segundo lugar en la tabla de mortalidad general. Son responsables de 12 por ciento de los decesos en la población general y los más frecuentes se ubican en pulmón, estómago y cuello de la matriz, aunque según los expertos en casi cualquier parte del cuerpo puede desarrollarse algún tipo de cáncer.

 
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