Usted está aquí: miércoles 6 de julio de 2005 Cultura Esther Seligson recupera en un libro su ''itinerario y rencuentro con la reflexión''

Presenta Viaje a campo traviesa, antología con textos escritos a lo largo de 35 años

Esther Seligson recupera en un libro su ''itinerario y rencuentro con la reflexión''

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Ampliar la imagen "Mis pasiones son viajar, leer, escribir e impartir clases", manifiesta la escritora Esther Seligson a La Jornada FOTO Guillermo Sologuren Foto: Guillermo Sologuren

El libro Viaje a campo traviesa ''es un itinerario, un diálogo conmigo misma, un rencuentro con mi propia reflexión", expresa su autora, la escritora mexicana Esther Seligson, quien este miércoles presenta el volumen con Elena Poniatowska y Vicente Leñero.

Publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), Viaje a campo traviesa recupera 65 ensayos y cinco entrevistas realizadas por Seligson a lo largo de 35 años.

Al respecto, la escritora manifiesta: ''Me interesaba hacer esta antología porque el ensayo, al igual que la poesía no es lo más vendible, no es lo más comercial porque la gente, sobre todo, no lee. La poesía siempre se ha leído poco, pero el ensayo no. No conozco ningún alumno, en 35 años de maestra, que cargue un libro de ensayo. De poesía sí, pero de ensayos para nada, excepto los que les obligan a leer".

En esta selección, que se llevó más de un año, hay correcciones, sin embargo ''traté de no reactualizar algunas expresiones de mi pensamiento con las que no estaba de acuerdo, pero las dejé. Por eso me importó poner las fechas de cuando los escribí, pero eso fue un prurito mío, porque a quienes van a leer y se embarcan en la lectura les da igual cuándo los escribí, porque no es un libro para académicos. Los textos con los que no estaba de acuerdo, radicalmente, no los puse.

''La verdad es que aunque sea un mamotreto de más de 400 páginas, habría otro mamotreto de las mismas páginas que no incluí", añade la autora de Isomorfismos y Jardín de infancia, y traductora del poeta Edmond Jabès y del filósofo Emile Michel Cioran.

Diálogo con el alma de los entrevistados

Esther Seligson, quien vive en Jerusalén desde hace tres años, ha transitado por la novela, el ensayo, la poesía, la traducción, el cuento y la docencia. En A campo traviesa, además de reflexiones sobre distintos autores extranjeros y mexicanos, se incluyen entrevistas que realizó a personajes como Octavio Paz, Julio Castillo o Ludwik Margules.

La entrevista, explica, ''es una forma de dialogar con el alma de los entrevistados. La mayoría es gente de teatro, nunca se me ocurriría entrevistar a un escritor, prefiero leerlo. A la gente de teatro sí, porque su trabajo es algo efímero, ese sentimiento de que en el teatro ves una puesta en escena y al día siguiente la representación no va a ser la misma".

A pesar de que nunca se ha subido a un escenario, ''porque le tengo pavor, es el ámbito en el que me he movido como maestra (en el Centro Universitario de Teatro), además de que en alguna época escribí crítica de teatro.

''Los personajes que a mí me acompañan son en su mayoría personajes del teatro más que de la literatura, salvo quizá por el Orlando, de Virginia Woolf, que para mí es el símbolo de lo que es la vida, la literatura, la pasión. La gente de teatro me apasiona porque son objetivos, son los locos más reales que tienes enfrente. Los puedes tocar, son de carne y hueso. No es lo mismo un escritor que traduce sus obsesiones por escrito o un músico o un pintor."

Yo, añade, ''no tengo obsesiones, tengo pasiones. A lo mejor la pasión es una obsesión. Antes tenía una obsesión que era la angustia de lo efímero, el sentimiento de la fugacidad. Pero la estancia en Jerusalén y el viaje a India en 1995, donde el tiempo realmente no existe, pulieron esa angustia, esa sensación de lo fugaz y lo efímero. Ahora tengo pasiones que son viajar, leer, estudiar, dar clases, escribir. Si no viajo, si no leo, si no doy clases, no puedo escribir".

A campo traviesa se presenta hoy a las 18:30 horas en la librería Octavio Paz del FCE (avenida Miguel Angel de Quevedo 115, colonia Chimalistac).

 
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