Usted está aquí: miércoles 27 de julio de 2005 Cultura ''Existe un etnocentrismo de la real chingada en las letras''

Entrevista a JOSE AGUSTIN, ESCRITOR

''Existe un etnocentrismo de la real chingada en las letras''

Falta la novela política sucesora de La Sombra del Caudillo

En España están los dueños de la producción editorial de habla hispana, los que en plena globalización han convertido a las literaturas, mexicana y regionales, en feudos, en vez de unificarlas con el resto del mundo

MONICA MATEOS-VEGA

Ampliar la imagen La antolog�que prepar�s�gust� editada por Nueva Imagen, incluye fragmentos de 35 novelas de autores como Agust�Y�z, Rodolfo Usigli, Elena Garro, Elena Poniatowska y Carlos Montemayor, entre otros FOTO Marco Pel� Foto: Marco Pel�

El escritor José Agustín (Acapulco, 1944), ahora convertido en todo un gourmet literario al aventarse a realizar una antología de la novela mexicana del siglo XX, afirma, contundente, que existe ''un etnocentrismo de la real chingada" en el mundo de las letras.

En entrevista con La Jornada, el autor de Ciudades desiertas (1982), explica que es muy difícil que Estados Unidos valore una novela escrita en español: ''Ese país tardó casi 15 años en aceptar que Cien años de soledad (del Nobel colombiano Gabriel García Márquez) era una novela publicable en inglés.

''Pero España es otro país espantosamente etnocentrista. Como ellos ahorita son los dueños de la producción editorial en habla hispana, tienen la sartén por el mango.

''En pleno mundo de la globalización, han convertido a la literatura mexicana y a las literaturas regionales en feudos, en lugar de unificarlas con todo el resto del mundo.

''Es decir, lo que se produce en México es para el país nada más, no nos llega, por ejemplo, lo de Argentina; la literatura que se produce en Colombia es sólo para los colombianos, no les llega lo de Chile; lo de los cubanos se queda en la isla.

''Y sólo los editores españoles tienen los medios para poder hacer que una novela latinoamericana se conozca a escala intercontinental, cuando la editan y distribuyen por medio de sus filiales.

''En los años 60 esto no ocurría. Si bien la distribución de los libros no era grande, uno podía encontrar las mejores novelas de cualquier país en una buena librería, eran perfectamente accesibles. Hoy esto no ocurre, a menos que tengas cuates en otros países y que de ahí te manden libros.

''Eso sí, de literatura española y gringa nos llega mucha, toda la que quieras. Pero la buena literatura de Alemania, Italia, Francia o Japón llega sólo si la traducen editoriales españolas, como Siruela o Anagrama."

Más allá de Paz y Rulfo

Esa situación provoca, en opinión de José Agustín, que la literatura mexicana sólo sea valorada a escala mundial con base en autores que ''ya la hicieron", como Octavio Paz, Juan Rulfo o Carlos Fuentes.

''Pero escritores como Martín Luis Guzmán, Mariano Azuela, Juan José Arreola o José Revueltas son casi desconocidos en otros países. Uno o dos libritos de ellos son lo que han traducido, cuando son autores que están en el mismo nivel de la mejor literatura universal", añade.

Editada por Nueva Imagen, la antología preparada por José Agustín incluye fragmentos de 35 novelas de autores como: Agustín Yáñez, Rodolfo Usigli, Josefina Vicens, Elena Garro, Elena Poniatowska, Gustavo Sainz, Salvador Elizondo, Luis Zapata, María Luisa Puga, Enrique Serna, Carlos Montemayor y Jaime del Palacio, entre otros. (La Jornada publicó un adelanto del prólogo de esta obra el pasado 26 de junio).

Por desgracia, después de ''arduas negociaciones", Carlos Fuentes se negó a que un fragmento de Aura se incluyese en la antología. ''No se le pudo convencer con nada", deplora José Agustín, quien, no obstante, no lo excluyó del libro y recomienda al lector leer el fragmento de ese relato comprendido entre las páginas 46 y 50 de la edición de Era, de 1962.

Narrativa ''muy efervescente''

La narrativa de principio de milenio en México es descrita por José Agustín como ''muy efervescente", plagada de tendencias iniciadas por los protagonistas del llamado crack.

''Hay un intento de internacionalizar la literatura al establecer la mayor cantidad de nexos posibles con elementos que puedan interesar a lectores de distintas partes del mundo", explica el autor de La tumba (1966).

Añade que también se desarrolla ''la tendencia a escribir cosas muy mexicanas, ya sea en el campo de lo policiaco o de un nuevo thriller que está surgiendo, el cual tiene que ver con el narco y la violencia extrema que vivimos, con autores espléndidos como Juan José Rodríguez, Elmer Mendoza, Luis Humberto Crosthwaite o Eduardo Antonio Parra.

''Ellos, si bien están centrados en lo nacional, trabajan temas que saben que interesan internacionalmente: el problema de los indios, del narcotráfico, de la frontera con Estados Unidos, de la relación chicanos-mexicanos, los cuales sin duda despiertan más interés en el extranjero que una historia relacionada con la clase media de la ciudad de México.

''También se abren brecha corrientes que estaban poco trabajadas o subestimadas, como la ciencia ficción. Viene fuerte.

''Las culturas populares en general han adquirido un rango de alta cultura que debían haberlo tenido desde el principio, pero tardamos en descubrirlo 30 o 40 años.

''Esto apenas está floreciendo, por eso apenas encontramos a Pedro Angel Palou escribiendo sobre boxeadores o a Crosthwaite con sus cosas muy locas e insólitas sobre la frontera, donde le da un valor enorme a Cornelio Reyna y Ramón Ayala.

''No me extrañaría que pronto saliera una novela sobre Cri Cri o algo así."

-¿Cómo se construye la novela política en este sexenio?

-Si la novela política del foxismo no la escribe Carlos Abascal, yo creo que este sexenio va a quedar retratado como ha sido hasta la fecha: uno de los más deplorables y retrógrados que hemos tenido en toda nuestra historia. Fue una desilusión tremenda para un país que estaba listo para algo muy importante y nos lo escamotearon.

''La novela política es una de la más difíciles de escribir, pues no sólo hay que conocer el medio debidamente, lo cual ya es una dificultad, porque es muy esotérico e impenetrable. También hay que hacer gran literatura.

''Estaría muy bien que surgiera una obra como La sombra del caudillo, hay narradores que se han acercado y vivido la política; algunos han sido hasta cónsules.

''Carlos Fuentes podría ser quien podría escribir la ultranovela política, porque él si conoce a nivel presidencial y a todos los niveles la política mexicana, es cosa de que se decidiera. Lo ha intentado en cierta forma, pero la gran novela política, como la que hizo Martín Luis Guzmán no se ha repetido."

Sus favoritas del siglo XXI

José Agustín consideró ''de pésimo gusto" incluirse en su Antología de la novela mexicana del siglo XX, pero a petición de La Jornada, ''se añade" a su hit parade de la narrativa mexicana, ''con Se está haciendo tarde (Joaquín Mortiz, 1973), aunque creo que lo mejor que he escrito es Mi vida con mi viuda (Planeta, 2005), pero eso lo escribí en el siglo XXI, entonces no entra en este panorama.

''De Se está haciendo tarde hay una escena muy famosa, es una persecución muy loca en un automóvil, la policía va siguiendo a mis personajes que van hasta la madre de todo, es delirante, vertiginosa, me gusta mucho esa parte."

Para concluir y para que los colegas gourmets literarios de José Agustín vayan calentando motores en este nuevo milenio, el autor de los cuentos Inventando que sueño (1968-1992) ofrece los nombres de sus primeras novelas favoritas del nuevo milenio.

Estas son El testigo, de Juan Villoro; El último lector, de David Toscana; Idos de la mente, de Luis Humberto Crosthwaite, y El amante de Janis Joplin, de Elmer Mendoza.

 
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