Usted está aquí: martes 13 de septiembre de 2005 Espectáculos En un disco, más de 30 años de expresión chicana

En un disco, más de 30 años de expresión chicana

Rolas de Aztlán recopila canciones de movimientos rural-urbanos y corridos

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Pobladores de ascendencia mexicana se hallan por doquier en Los Angeles, California FOTO ERNESTO MORENO Foto: ERNESTO MORENO

Nueva York, 12 de septiembre. Por primera vez se ofrece una "ruta sonora del movimiento chicano" a través de una colección de canciones grabadas entre 1966 y 1999. Aporta un panorama musical de la comunidad mexicana en Estados Unidos en el álbum Rolas de Aztlán: canciones del movimiento chicano, que será presentado esta semana por Smithsonian Folkways.

Abarca desde canciones de huelga de jornaleros hasta corridos mexicanos trasladados al norte de la frontera, así como versiones latinas de temas clásicos de lucha obrera, de derechos civiles de Estados Unidos y composiciones del movimiento de la Nueva Canción de América Latina y rancheras populares. Con ello se documentan más de 30 años de expresión cultural chicana, que nace y acompaña al amplio movimiento social mexicano-estadunidense en su lucha por la dignidad, los derechos humanos y la igualdad.

Todo empieza con la huelga histórica de los jornaleros del valle de San Joaquín, California, en 1965, donde se funda el gremio United Farm Workers, encabezado por César Chávez. Este disco se lanzará justo en el 40 aniversario (16 de septiembre) del arranque de ese movimiento agrario.

En él se recupera material nunca difundido comercialmente. Incluye contribuciones de Los Lobos y canciones que se interpretaron en mítines de jornaleros. La compilación de 19 interpretaciones incluye tanto las expresiones del movimiento rural como la erupción del movimiento chicano urbano y muestra sus respuestas a la música de resistencia latinoamericana, resultado de interacciones con otros movimientos del continente, en particular con Cuba y Chile, pero todo enraizado en México. Existen himnos de lucha y resistencia, lamentos de inmigrantes, denuncias musicales, un tipo de blues chicano sobre Vietnam y celebraciones de triunfos y el rescate de la dignidad, la conciencia y el orgullo de una historia común.

Las aportaciones de Los Alacranes Mojados, El Teatro Campesino, los Reyes de Alburquerque, Agustín Lira y Alma y otros son rescatadas por este gran proyecto, el cual se acompaña de un extraordinario texto que detalla la evolución e impacto de esa expresión musical. Asimismo regala al lector una historia concisa de un movimiento de resistencia que brotó junto, y en paralelo, con otros movimientos sociales como el de derechos civiles de afroestadunidenses, el estudiantil, el pacifista y el de luchas laborales.

Daniel Sheehy, director de Folkways Recordings, etnomusicólogo y especialista en música mexicana, comenta a La Jornada que este proyecto es resultado de un interés y sueño compartido con otros dos expertos en música chicana, autores del excelente texto que acompaña este disco: Estevan Cesar Azcona y Russell Rodriguez, quienes se dieron cuenta de que una colección de este tipo no existía, por ello buscaron la forma de rescatar esta expresión cultural y social.

Sheehy comentó que el proyecto fue personal, pues, "como me crié en California en los años 60 y fui músico a finales de esa década y comienzos de los años 70 en la comunidad mexicana y chicana, estuve muy cerca de lo que ocurría y sabía que había un rico vínculo musical con el movimiento chicano, algo como una ruta sonora del movimiento".

Señaló que esta producción "es una guía de los puntos claves, los momentos profundos del movimiento chicano desde 1966 hasta principios de los años 90". Expresó que las 19 canciones seleccionadas no pretenden ofrecer un panorama completo, sino más bien son "una invitación para averiguar más" sobre lo que ocurrió a lo largo de esos 40 años.

Este proyecto es parte integral de la tradición de Folkways Records desde 1948, disquera que ahora forma parte del Smithsoniano, cuyo propósito es "dejar que se escuchen las voces del pueblo", precisó Sheehy. "En torno a la dimensión cultural del movimiento chicano, ya era tiempo de dar un vistazo atrás para que la gente pueda tener esto, mientras avanzamos a la próxima generación."

Algunos de los temas tienen que ver con la experiencia migratoria de los mexicanos y sus encuentros complejos con Estados Unidos. Sheehy indicó: "La mexicana ha sido una comunidad trasnacional desde el principio, o sea, el cordón umbilical jamás se ha cortado, y por lo tanto ha mantenido una fluidez constante con México. Esa es una de las características de la cultura chicana".

-¿En qué ha contribuido esta expresión al panorama cultural estadunidense?

-La música, en sí misma. Han existido algunas corrientes musicales en nuestra cultura, como en otras, a las que la gente le atribuye un significado enorme, el cual es una declaración de desafío o resistencia, o de orgullo o de belleza y amor. Algunas músicas están imbuidas de un poder mayor en torno de su declaración social. La música del movimiento chicano es una de esas corrientes de la cultura estadunidense, junto con la del movimiento de los derechos civiles, junto con la resucitación de la música folk de los 50, 60 y 80".

Proclamación de existencia

La música chicana también es una proclamación de existencia. "Si uno está en México, no tiene que hacer mucho para afirmar que es mexicano. Si uno se encuentra en Estados Unidos, una sociedad multicultural, donde frecuentemente hay barreras sociales, opresiones y completas injusticias, entonces la música ofrece un enorme potencial como portador y expresión de este significado, como declaración [de quién es uno, de dónde viene, qué demanda] a todos, tanto dentro como fuera de la comunidad."

Destacó que "por eso estas expresiones se convierten en una poderosa música estadunidense, porque sí hay diferencias entre ambos lados de la frontera, y menciono la que para mí es la mayor: aquí somos una sociedad diferente, es multicultural y con una historia de jerarquías sociales, y si uno no está en la cúpula de esas jerarquías, a veces uno tiene que hacer algo al respecto", dijo, con una risa sabia.

-¿Y hay una nueva generación en este género musical?

-Música que contiene por lo menos un mensaje social implícito, sigue ahí. Por ejemplo, ahí está un grupo como Quetzal, y algunas cosas de Ozomatli. La dimensión social de esta nueva música, comparada con la de este disco, tiende a ser más implícita. Hay una nueva interpretación de esta sociedad desde la perspectiva chicana, la cual abarca la realidad actual. Pero mi respuesta a la pregunta es, básicamente: sí sigue viva una música con un mensaje social, pero es un mensaje diferente, que se entrega de una manera distinta".

Este disco forma parte de la iniciativa latina de Smithsonian Folkways Recordings, iniciado en 2002, que explora la música latina. Su misión es ofrecer unas 25 grabaciones nuevas sobre expresiones musicales latinas en Estados Unidos, con material documental bilingüe para cada producto. Esta colección, como las demás, también incluye textos y versiones bilingües de las letras de las canciones. Su sitio de Internet es www.folkways.si.edu. El Instituto Smithsoniano es el museo nacional de Estados Unidos.

 
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