Usted está aquí: miércoles 5 de octubre de 2005 Política Resaltan el ejemplo de dignidad de Lázaro Cárdenas por la ayuda a exiliados españoles

"Hasta la fecha el mundo occidental no ha reconocido la deuda moral que tiene con México"

Resaltan el ejemplo de dignidad de Lázaro Cárdenas por la ayuda a exiliados españoles

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 4 de octubre. La actuación del ex presidente Lázaro Cárdenas durante los años de la Guerra Civil española y la expansión del fascismo en Europa, representa el "único ejemplo de dignidad" del "mundo occidental", que hasta la fecha "no ha reconocido la deuda moral" que tiene con México. En la primera jornada del congreso sobre el exilio republicano que se inauguró en el marco del homenaje Gracias México, el primero que se realiza en España tras la restauración de la democracia, se insistió en la necesidad de mantener viva la "memoria de los pueblos" para que no se repitan los errores del pasado.

La ministra de Cultura del gobierno español, la socialista Carmen Calvo, inauguró en la Casa de América de Madrid el congreso Cárdenas y el exilio español en México, que aspira a convertirse en un foro de debate y reflexión en torno a la trágica y masiva diáspora de los republicanos españoles tras la victoria de las huestes fascistas de Francisco Franco.

Tras el homenaje de la comunidad universitaria a México y a Lázaro Cárdenas, ahora se pretende que por medio de este congreso se profundice en las consecuencias históricas, sociales, políticas y culturales que emanaron de la "simbiosis" entre esos miles de refugiados y la sociedad que los recibía.

Calvo, en representación del Ejecutivo español, del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, insistió en la importancia de Lázaro Cárdenas y su gobierno para hacer posible que "tantos miles de españoles expulsados de su patria por un régimen autoritario e ilegítimo" pudieran incorporarse al tejido social mexicano.

"Los años transcurren muy deprisa, y el legado de los exiliados españoles en México también empieza a desdibujarse. Por eso es necesario recuperar con trazos gruesos, indelebles, un recuerdo y un conocimiento que nunca, durante todos los años del franquismo, se produjo con justicia, algo obvio. Pero ahora todos queremos y debemos tener con México y con el ex presidente Cárdenas un gesto de agradecimiento, además de que todos tenemos que adquirir conciencia plena de la solidaridad del pueblo mexicano hacia nosotros y del entusiasmo y espíritu de un colectivo ejemplar, el de los transterrados de la Guerra Civil española."

En su primera intervención pública en el contexto del homenaje, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano agradeció el reconocimiento de España "a Lázaro Cárdenas por haber tendido la mano, en días aciagos para este país, a miles de españoles", al tiempo que describió la biografía política de quien fuera su padre: "Lázaro Cárdenas se formó en una revolución -la Revolución mexicana-, a la que se sumó desde muy joven y entendió como el movimiento de las grandes reivindicaciones populares y nacionales. Se identificó con sus ideales y se movió a lo largo de su vida de acuerdo con sus principios. Un hombre congruente consigo mismo, consciente de sus compromisos, que se sabía parte del movimiento social de su pueblo".

Cárdenas Solórzano añadió en su discurso: "tienen algunos la impresión de que exilio republicano que llegó a México estuvo compuesto sólo por intelectuales, profesionales, artistas o científicos. Sin duda el contingente de éstos fue de suma importancia, porque fue numerosa y de muy alta calidad su contribución en el aula, la cátedra, la investigación, la expresión artística, el pensamiento y el desarrollo de la economía. Pero de los 25 o 30 mil españoles que formaron el exilio republicano que llegó a México, los más fueron trabajadores del campo, la fábrica y el taller, e introdujeron nuevos cultivos o mejoraron los existentes". Por eso -explicó Cárdenas- resulta lógico que hasta la fecha se mantiene viva en la memoria de la sociedad mexicana "la presencia de los exiliados republicanos", que representan "la otra cara de la memoria, de los olvidos y silencios. O, más exactamente, de lo que se quiere recordar y de lo que se echa al olvido, y por qué..."

En este sentido, el hijo del presidente Cárdenas consideró vital la defensa de la memoria histórica de los pueblos, puesto que "la recuperación del pasado en este presente español -que no ha sido fácil- ha permitido tener una conciencia colectiva de hechos que no deberían repetirse nunca más. Ha permitido revelar verdades y borrar rencores. Ha permitido el rencuentro de españoles con españoles, de muchas familias, incluso de las familias con sus muertos..."

El poeta Tomás Segovia, en su calidad de "hijo del exilio", señaló por su parte que con el paso de los años, cada vez "somos menos los que quedamos todavía del exilio", por lo que evocó aquellos años de incertidumbre, cuando tuvo que huir con tan sólo 12 años y de la mano de sus padres a tierra mexicana. "Yo no me considero víctima, al contrario, considero que tuve una suerte enorme de irme a México y de que nos tocara el gobierno de Lázaro Cárdenas, puesto que fue absolutamente ejemplar, no sólo con respecto a los exiliados, sino con respecto a la política interna e internacional. Fue un caso ejemplar, por eso creo que no sólo España y el exilio tienen una deuda con Cárdenas. El mundo occidental también tiene una deuda con México, y nadie la ha pagado ahora, puesto que ningún país va a reconocer que en el momento en que había que dar un ejemplo dignidad, sólo México lo dio, mientras que el resto del mundo dobló las manos y se agachó delante de Hitler y Mussolini."

En este sentido, el actual premio Juan Rulfo de Literatura añadió que "la deuda con el exilio es la deuda con nuestros padres, quienes sí tenían una vida hecha, un pasado y un porvenir. Mientras que nosotros -los hijos del exilio- no teníamos un lugar en esa sociedad, éramos niños y nuestro lugar estaba con la familia".

El investigador Fernando Serrano Migallón, de la Universidad Nacional Autónoma de México, se explayó en las condiciones en las que se produjo el exilio, al señalar: "¿Qué es el exilio? Es un fenómeno que tiene muchísimas facetas; las hay personales, familiares, ideológicas, políticas, de grupo o individuales. Cada uno de nosotros tenemos nuestra versión del exilio, por eso no creo que tenga sentido definirlo, pero sí creo que hay una cosa fundamental y común a todos los que lo han sufrido: el exilio cambió definitivamente su forma de ver el mundo".

El historiador explicó los tres ejes del diálogo permanente que se genera en todo exilio masivo, como el español: "es un diálogo entre tres partes de grupos sociales: primero, los que salen, que es la parte de la sociedad que se siente injustamente tratada, expulsada y que siente que no hay derecho a la injusticia que se comete con ellos. El segundo, es la sociedad que expulsa, que se debe cuestionar por qué lo hace, cómo lo hace, a qué se debe, puesto que es la parte de la sociedad que detenta el poder. El tercero es la sociedad que recibe, que muchas veces no sabe a quién recibe ni por qué lo hace".

Por su parte, el investigador José María Espinasa analizó la aportación del exilio a la cultura mexicana, al defender la idea de que es vital tener presente su legado para que "las exigencias éticas que representó ese exilio se expandan en toda la cultura mexicana".

Espinasa insistió en la necesidad de luchar contra ciertos estereotipos o lugares comunes que prevalecen en torno al exilio, como pensar que en aquellos años México era un páramo desierto en la investigación científica o el debate intelectual. "Los poetas mexicanos evidentemente entendieron la importancia de los que llegaban y muchos de los que llegaron entendieron la importancia de los que estaban ahí, como Alfonso Reyes u Octavio Paz. Esto no quiere decir que no hubiera cierta hostilidad hacia el extranjero, pues algunos pensaban que llegaban con la intención de cambiar espejitos por oro, pero desde luego que sí se dio una simbiosis muy rica en el terreno del pensamiento filosófico. Así que el exilio republicano español no llega a un desierto, posiblemente tampoco a un paraíso en desarrollo. México era un país dispuesto a recibir y a ofrecer lo que está reflexionando para impulsar un intercambio de ideas."

Por otra parte, el gobierno de México también tuvo un gesto de agradecimiento por el homenaje que tributa la sociedad española a nuestro país: la entrega de diversos documentos oficiales, en su mayoría los diversos informes y cartas que intercambiaron en aquellos años los diplomáticos mexicanos.

Asimismo, se hizo entrega de un libro y un archivo fotográfico de la llegada y recepción de los llamados Niños de Morelia.

 
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