Usted está aquí: miércoles 2 de noviembre de 2005 Sociedad y Justicia Realizan ritual en honor de mujeres asesinadas

Ciudad Juárez

Realizan ritual en honor de mujeres asesinadas

RUBEN VILLALPANDO CORRESPONSAL

Ciudad Juárez, Chih., 1º de noviembre. Activistas de Chiapas, estado de México, Chihuahua y el Distrito Federal arribaron a esta localidad para realizar un ritual teotihuacano en memoria de las mujeres asesinadas, cuyos cuerpos fueron hallados en un campo algodonero en noviembre de 2001.

Denominada El viento de las mil voces, la caravana tardó tres días en llegar a Ciudad Juárez desde Chiapas. El lunes por la noche se realizó el ritual y hoy se llevó a cabo el foro Las voces del silencio. Marisela Ortiz, coordinadora de Nuestras hijas de regreso a casa, aseguró que empresarios, policías y narcotraficantes están detrás de los asesinatos de mujeres perpetrados en esta ciudad.

Consideró que las investigaciones han sido "minimizadas", como lo hizo Mireille Roccatti, quien fungió como fiscal de la Procuraduría General de la República (PGR) para investigar los homicidios y sólo vino a Juárez "a cumplir la misión de cerrar los expedientes sin haber iniciado indagatorias sobre los responsables".

Consideró importante que desaparezca esa fiscalía "para que los recursos que tenía asignados se canalicen a otra instancia, con un cuerpo colegiado en el que se incluya a madres de las víctimas y ONG, que decida las líneas de investigación".

Precisó que "en la PGR, en lugar de indagar a los verdaderos responsables de los crímenes, revisaron los expedientes para desviar la atención y buscar funcionarios negligentes". Agregó que "desde que se comenzaron a cometer los feminicidios se mencionó de manera extraoficial que los responsables eran narcotraficantes
que secuestraban jóvenes para ceremonias y pactos de iniciación de empresarios y policías en actividades ilícitas".

Ortiz apuntó que desde que "fue capturado el jefe de sicarios del cártel de Juárez, Arturo Hernández, El Chaky, no han vuelto a ocurrir crímenes como los del campo algodonero Cristo Negro, Cerro Bola, Lomas de Poleo, Lote Bravo y otros". E indicó que "investigaciones externas han logrado definir que los asesinos secuestran a las jóvenes no para violarlas, aunque sea parte del rito, sino para mostrar que éste es su territorio, que lo controlan y que pueden hacer lo que quieran".

 
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