Número 112 | Jueves 3 de noviembre de 2005
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Director: Alejandro Brito Lemus

Deveras me atrapaste
Embarazo y uniones conyugales antes de los 20

En entrevista con Letra S, la investigadora de El Colegio de México cuestiona el concepto de "embarazo adolescente" por estigmatizante y critica las políticas públicas que buscan disminuir su número sin ofrecer alternativas de desarrollo para las jóvenes.

Por Fernando Mino
“Tengo una prima que ya está bien vetarrona, es soltera, tiene como 23, 24 años. A ella le corren los novios los papás pues nunca la dejan tener novio. Es que como varias primas de aquí de la familia ya están casadas o tienen hijos y ella no, ya se siente muy vieja ella... tiene muchos sobrinos y ahorita eso es lo que hace: cuidar sobrinos”. El testimonio es de una joven de Hermosill y forma parte de la investigación Noviazgo y embarazo: una mirada a las trayectorias de amor y conflicto en mujeres adolescentes embarazadas, de Rosario Román, Esthela Carrasco, Elba Abril y María José Cubillas. Una muestra de cómo la maternidad y el matrimonio son la opción más viable de vida para muchas mujeres, que tiene que amarrarse desde la adolescencia, a riesgo de ser una ‘soltera vetarrona’ de 24 años. La investigadora Ivonne Szasz, especialista en sexualidad y reproducción de El Colegio de México plantea que la única manera de reducir los índices de fecundidad entre adolescentes es ofrecerles otras alternativas.

¿Es correcto hablar de embarazos
adolescentes aun cuando son deseados?

El término "embarazo adolescente" se acuñó en Estados Unidos, país donde las mujeres no se casan antes de los 20 años. En México, alrededor de 40 por ciento de las mujeres se unen maritalmente antes de esa edad. La tasa de fecundidad en mujeres de 15 a 19 años no es lo mismo que el embarazo adolescente. De las mujeres mexicanas de esa edad que ya son madres, la gran mayoría, más de 90 por ciento, están casadas o viven con su pareja.

Además, existe una pauta cultural de acuerdo con la cual muchas mujeres mexicanas inician su vida sexual "por amor". No para experimentar con su cuerpo, ni para buscar placer o sensaciones, sino para transformar una relación sentimental en un mayor compromiso. Y uno de los vehículos para lograrlo es embarazarse. De hecho, una cuarta parte de los primeros embarazos de las mujeres mexicanas ocurren antes del matrimonio o de la unión conyugal, y en su inmensa mayoría lo desencadenan. Esos embarazos fueron buscados, aún más buscados que las relaciones sexuales mismas, creo yo.

¿Cómo influye el factor educativo?

Casi todas las mujeres menores de 20 años se embarazan después de haber dejado de estudiar. La verdadera tragedia de este país es que la mitad de las mujeres de 15 a 19 años no están estudiando. El 10 por ciento ya están casadas o unidas, y el 40 por ciento restante está buscando pareja para unirse o casarse. ¿Acaso tienen alguna otra posibilidad mejor de movilidad social? ¿Cuál es la manera más segura de unirse rápido o de "asegurar" al joven que quieren? Embarazarse.

¿Cómo alcanzar a estas jóvenes
que dejaron de estudiar? ¿Cómo se
les puede allegar la información?

Toda la investigación epidemiológica del mundo ha demostrado hasta el cansancio que el conocimiento es una cosa y las prácticas culturales y acciones individuales son otras, no es un problema de conocimientos, sino de qué quieren las personas y qué les empuja a seguir pautas culturales. En las zonas rurales de México, la edad en que se considera que una mujer está "en su punto" para casarse es a los 18 años, después de eso ya está "quedada" y tiene que conformarse con los galanes menos apetecibles. Y la competencia es dura. ¿Por qué queremos culpar a los individuos y a sus conocimientos? La situación es más compleja que tener conocimiento de los anticonceptivos. Detrás de los embarazos tempranos masivos hay problemas sociales macro.

Sin embargo, las políticas de salud reproductiva le apuestan mucho a la educación
Las políticas de educación dirigidas a adolescentes estudiantes no sirven para las adolescentes que no están estudiando, ni para las que están casadas, que son las que se embarazan. Deberían reemplazarse por políticas, leyes y normas culturales que hagan más atractiva la vida de las jovencitas que no encuentran esposo.

La mejor política para evitar embarazos fuera de la unión conyugal es ampliar sustantivamente las posibilidades educativas gratuitas y con beca para jovencitas rurales hasta la educación media superior inclusive. Hoy todo el esfuerzo está puesto hasta la secundaria y los embarazos ocurren después de terminada la secundaria. Las chavas de educación media-superior en su inmensa mayoría no se embarazan, pues no tienen relaciones sexuales o usan anticonceptivos. El problema es que los hogares que antes eran campesinos y ahora están arruinados viven del trabajo de las hijas adolescentes, que es un atractivo mucho mayor para muchos padres-explotadores que dejarlas ir a la prepa.

¿Basta con el acceso a la educación
media superior o también se requiere
de políticas de educación sexual?

Considero mucho más efectiva la educación sobre derechos de las mujeres que la información sobre fisiología de los genitales y sobre anticonceptivos. El problema es cultural y social, de posibilidades reales de desarrollo y de vida para ellas, no de conocimientos informativos.

Con estos antecedentes, parece absurdo promover la política de retardar la edad del primer embarazo
Las políticas deberían enfocarse a desalentar la unión marital de las mujeres antes de los 20 años, convenciéndolas con elementos reales de que les va a ir mejor en la vida si en vez de embarazarse a las 18 o a los 19 lo hacen a los 20: van a conseguir un mejor pretendiente, la familia del chavo las va a valorar más, van a tener un buen trabajo, estable y bien remunerado, el chavo no solamente va a estar de acuerdo con que ellas trabajen sino que la va a valorar más porque trabaja, etcétera. ¿Sabías que la mitad de los hombres mexicanos no está de acuerdo con que las mujeres trabajen (según indica la Encuesta Nacional de Salud Reproductiva 2003).

En ese contexto, convence a las jovencitas que se unen a los 17, 18 o 19 años con el hombre con el que quieren vivir de que no se embaracen. ¿Para qué? ¿Hay algo más satisfactorio que ofrecerles, que un hijo deseado, con la pareja deseada?

¿ Y cómo se logra involucrar a los varones?
La más efectiva política educativa, que no se ha intentado, es "educar" a los jóvenes varones en la reflexión sobre sus actos y en la responsabilidad hacia las personas con quienes se relacionan, incluso sexualmente. Muchos de ellos no "saben" que son responsables de lo que hacen y que tienen el poder y el derecho de evitar que les impongan un hijo (o una unión marital por embarazo) que no han buscado conscientemente.

Y mucho más efectivo todavía es "educar" a nuestras clases dirigentes sobre su responsabilidad social hacia las jovencitas mexicanas sin acceso real a estudios ni a trabajos bien remunerados ni a mejores mecanismos de movilidad social que "cazar" a algún hombre joven lo más temprano posible.

¿Las políticas gubernamentales pueden reforzar el estigma de la "adolescente embarazada"?
Sí, creo que se está construyendo un estigma social que antes no era tan fuerte hacia las mujeres que se embarazan jóvenes y fuera de una unión marital. En el campo se les llama "fracasadas" a las que se embarazan sin esposo visible. Efectivamente, muchas mujeres "fracasan" en el intento que otras "logran" por conseguir esposo a través del embarazo. El estigma se origina en que no fueron efectivas en su maniobra de atrape y no tienen un hombre que "responda" por ellas, lo que implica que quien tuvo relaciones sexuales con la muchacha no la consideró suficientemente "buena" como para casarse o unirse con ella.

El nuevo estigma que se está construyendo consiste en considerar "malo", "enfermo" o "poco sano" tener un hijo antes de los 20 años, y que las culpables de esa "enfermedad" pública son las mujeres como individuos (pues por "ignorantes", "carentes de educación sexual", no usaron anticonceptivos). Por tanto, si les va mal en la vida, la responsabilidad es de ellas solitas.

La mejor prueba de ese estigma es que los propios "científicos" estamos convencidos de que en México hay casi 400 mil adolescentes que tienen hijos cada año, sin fijarnos en que en su inmensa mayoría son mujeres unidas maritalmente que buscaron tenerlo. ¿Qué ocurre mágicamente al cumplir 20 años que las hace más sanas para la salud pública.

Embarazos en la adolescencia (haz click)