Usted está aquí: viernes 25 de noviembre de 2005 Cultura Fastuosidad, elite y fervor artístico en la escenificación de la pieza maestra de Verdi

El público sólo ocupó 70 por ciento del recinto con aforo para 10 mil personas

Fastuosidad, elite y fervor artístico en la escenificación de la pieza maestra de Verdi

FABIOLA PALAPA QUIJAS

La noche resguarda a la ciudad de México. El viento helado sopla de todas partes, mientras las personas poco a poco llegan al Auditorio Nacional para presenciar Rigoletto, de Giuseppe Verdi, con la compañía Teatro Regio di Parma, cuyo estreno mundial fue el 11 de marzo de 1851, en el teatro de La Fenice.

Como si fuera un concierto de Juan Gabriel, Luis Miguel o Ricky Martín, los vendedores aprovecharon la ocasión para ofrecer sudaderas, camisetas y tazas con la imagen del personaje Rigoletto.

En las instalaciones del recinto también se vendieron suvenires, como el programa completo de la ópera de Verdi, que dio al músico renombre internacional.

La elite y una minoría con fervor artístico ocuparon sus lugares. Se escuchaban murmullos en la sala mientras se anunciaba la tercera llamada. Se abrió el telón y aparecieron el Duque de Mantua y el cortesano Matteo Borsa, quienes se encuentran en gran fiesta, en el palacio ducal.

Las personas continuaban entrando al recinto mientras la escenificación dramática de una de las óperas más representadas en el mundo había comenzado. El Auditorio Nacional de México, con aforo para 10 mil espectadores, se fue poblando, pero sólo logró llenarse 70 por ciento.

Las voces de los solistas, al igual que la música de la orquesta, que estuvo dirigida por Donato Renzetti, se escucharon en todo el recinto gracias a la utilización de micrófonos.

Irrupción de toses inoportunas

La gran expectación por escuchar la voz del barítono italiano Leo Nucci se esfumó entre el viento helado del recinto, debido a que el escenario diseñado para multitudes no era el apropiado para montar una ópera.

Sin embargo, al finalizar el primer acto, cuando Rigoletto se da cuenta de que han secuestrado a su hija, la bella Gilda, y que la maldición se ha cumplido, el público ovacionó la interpretación de Nucci.

Concluyó la primera parte en la que se mostró la fastuosidad del espectáculo, el cual contó con escenario especial para el recinto de Paseo de la Reforma. El intermedio fue de 30 minutos, que el público utilizó para tomar una taza de café o alguna otra bebida para mitigar el frío.

En punto de las 21:30 horas comenzó el segundo acto, el público ocupó su lugar, mientras el director concertador hacía su aparición entre calurosos aplausos.

En este acto, que transcurre en un salón del Palacio Ducal y marca el rencuentro entre Gilda y Rigoletto, la tos de algunos espectadores irrumpió por momentos la escenificación.

Sin duda la interpretación de Nucci cuando expresa el deseo de vengar a su hija fue la que más cautivó al público, pues al finalizar su escena fue ovacionado durante varios minutos; inclusive él aplaudió a la orquesta y a su compañera Rancatore.

El público perdonó todo a Nucci por ser el mejor intérprete de Rigoletto, y fue ovacionado de pie al concluir la primera función del Teatro di Parma en México.

Rigoletto se presentará los días 24 y 25 de noviembre a las 20:30 horas, sábado 26 a las 20 horas, y domingo 27 a las 18 horas en el Auditorio Nacional (Reforma y Campo Marte, Chapultepec).

 
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