Usted está aquí: martes 17 de enero de 2006 Política Muros

José Blanco

Muros

Muros y murallas como fortificaciones frente o contra los "otros" han sido un antiquísimo recurso inútil; una excelente muestra de que las neuronas de gobernantes de todos los tiempos parecen indiferentes a la inteligencia y repletas de necedad.

Desconocemos si el Senado estadunidense aprobará el muro que la Cámara de Representantes quiere edificar en la frontera con México; no sabemos tampoco qué clase de fortificación pretende construir, pero el ofendido argumento del embajador Garza es que tenemos una percepción distinta en México y en su país acerca de la inmigración ilegal, por lo que es preciso levantar un muro que impida el paso de los asquerosos greassers mexicanos y otros latinoamericanos.

Es decir, los vecinos renuncian al diálogo y a la razón, sobre todo al conocimiento histórico real de la inmigración; desconocen que a lo largo del siglo XX la economía estadunidense tuvo ciclos económicos que llevaron a los gringos a voltear la cabeza para otro lado a efecto de que la inmigración ilegal tuviera lugar en grandes números, porque siendo ilegal se volvía, para el nivel de ingreso estadunidense, mano de obra cuasi regalada. Ciertamente si en esos momentos se hubiera establecido un mecanismo de legalización de la mano de obra que estaban necesitando, la negociación salarial habría colocado a la mano de obra mexicana en los rangos de los estándares salariales gringos. Por tanto, la inmigración ilegal, en esos ciclos, era convenientemente tolerada por quienes se creen los campeones de la observación de la ley. Lo contrario ocurrió durante los ciclos en que requerían mano de obra mexicana en dosis bajas: ¡fuera, on behalf of the law!

Ciertamente un diálogo franco mostraría también el rol, en el subdesarrollo mexicano, de las relaciones económicas históricas entre Estados Unidos y México, y la cuota de desempleo mexicano que por esa vía nos aportaron nuestros vecinos. Por supuesto, no aspiro a que el embajador estadunidense en México tenga información alguna a este respecto.

Como todos los muros "inexpugnables" de todos los tiempos éste que ahora se pretende erigir, si tal ocurre, será burlado (con costos más altos en vidas para los mexicanos), y un día caerá como han caído todos (físicamente o en el propósito para el cual fueron construidos gastando sumas estratosféricas).

Revísese el origen de la Gran Muralla china o la romana de Aurelio, o la muralla de Adriano, o las muchas que hicieron los romanos en sus movibles fronteras y docenas más. Véase qué resolvieron y en qué pararon. Algunas de ellas en patrimonio de la humanidad por la calidad de su arquitectura, pero ciertamente en su tiempo no resolvieron nada sustancial; nada que tuviera que ver con una relación civilizada.

¿Y el Muro de Berlín? Mantenido por la República Democrática Alemana (RDA) desde su construcción en 1961 hasta su apertura y posterior desmantelamiento en 1989, su efectividad fue más que dudosa: desde que en 1949 se estableciera la RDA hasta mediados de 1961, al menos 2.7 millones de personas abandonaron el país, y en la década de los sesentas, ya con su muro, la cifra llegó a 3 millones y medio, huidas principalmente a través de Berlín Occidental. De unos 47 kilómetros de longitud con sólo dos puntos de paso muy custodiados, el régimen presidido entonces por Walter Ulbricht dijo que era una medida antifascista contra una posible invasión de la República Federal de Alemania. Lo cierto era que se había construido para mantener aislados a los ciudadanos de la RDA mediante la tajante separación de Berlín Occidental de Berlín Oriental al impedir la libre circulación en ambas direcciones. Acabó en el piso junto con el régimen que lo erigió y sostuvo.

¿Qué tal Ceuta y Melilla, dos ciudades autónomas españolas situadas en la costa norte de Marruecos, rodeadas de dos muros de alambre de seis metros de altitud para que las decenas de miles de africanos subsaharianos, que han atravesado el desierto y todo Marruecos huyendo del horror de sus países, no penetren en el territorio español de estas dos ciudades? Estos africanos se lanzan en grupos de 500 a mil contra los muros que escalan desgarrándose pies, manos y piel, dejando alguna vida al paso, ante el despliegue de la policía y de los ejércitos español y marroquí. Cientos consiguen cada día trepar los muros con manos y pies despedazados. Un día España termina por acogerlos. No es extraño: la tasa de crecimiento de la población española es cero.

¿Y el muro de Sharon para "proteger el territorio israelí"? Una construcción que aislará a Cisjordania y que ha sido reprobada por las ONU y, ¡oh paradojas!, expresamente por Blair y Bush. El muro tendrá terribles efectos humanitarios en tres cuartos de millón de palestinos. El desastre de cerebro de Sharon ha suspendido por ahora una fortificación que no tiene el menor futuro.

De esa manera, la obstinación gringa por construir su paredón servirá para maldita la cosa, entre otros motivos porque dejará sin cubrir más de 2 mil kilómetros de frontera.

 
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