Usted está aquí: domingo 5 de marzo de 2006 Política Errores monumentales

Néstor de Buen

Errores monumentales

Los hechos han ocurrido vertiginosamente. La supuesta elección de Víctor Flores como presidente del Congreso del Trabajo, violando de manera expresa el artículo 27 de sus estatutos, que prohíbe una segunda relección; la agresión multitudinaria, el 17 de febrero, de aproximadamente 250 tipos al Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, con destrozo de materiales y robo de dinero; la supuesta celebración de una reunión del Consejo General de Vigilancia y Justicia de esa organización, en la que dos de sus integrantes, aparentemente, decidieron sancionar y destituir al Comité Ejecutivo Nacional y designar otro encabezado por un personaje que no es minero ni miembro del sindicato, del que fue expulsado, falsificando firmas para agregar la de Juan Luis Zúñiga Velásquez a la supuesta de Juan Pablo Patiño, sin que se hubiere cumplido, por ello mismo, el requisito de mayoría prevista en el estatuto.

La decisión de Elías Morales, autodesignado secretario general, de desistir en una delegación del Ministerio Público de la denuncia que los representantes del sindicato minero iniciaron en la octava delegación en contra de los asaltantes, cuatro de ellos detenidos, invocando la toma de nota de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), lo que evidencia su complicidad. Y, la última, en virtud de que el sindicato había presentado ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, en Monterrey, un recurso de revisión de actos de ejecutor en un juicio promovido por supuestos mineros, en el que la junta ordenó el embargo de las cuentas sindicales, el tal Elías Morales compareció a desistir de ese recurso. Con lo que intenta causar perjuicio a los intereses de la organización demandada que ahora dice representar.

En todo esto los personajes aparentes son el supuesto presidente del Congreso del Trabajo y la STPS, en mi concepto, inventora de todos los mecanismos para tratar de eliminar el liderazgo de Napoleón Gómez Urrutia, un dirigente muy competente que ha logrado grandes resultados en favor de los miembros del sindicato y que no acepta convertirse en un corporativo como hay tantos en el país, al servicio de los intereses fascistas del Estado y de las grandes empresas.

El mismo día en que Elías Morales presentó la petición de toma de nota, la STPS la expidió, pasando por alto las disposiciones del estatuto sindical, que obligan a que, antes de aplicar una sanción, se deberá practicar una investigación "en la que se compruebe la comisión de la falta de que se trate" (cláusula 58-VIII), lo que supone escuchar a los interesados, permitirles, en su caso, el desahogo de pruebas, y la posibilidad de impugnar por la vía judicial (sic) la decisión del consejo general de vigilancia.

La violación del Estado a la autonomía sindical es patente. Quizá habría que recordar que el candidato Vicente Fox firmó el famoso Acuerdo sobre 20 compromisos por la libertad y la democracia sindical, el 7 de junio de 2000, que hoy -y ya desde hace tiempo- ha violado por sí y por conducto de la STPS en muchas cosas, en particular en su tan invocado proyecto de reforma de la Ley Federal del Trabajo, y ahora con notable entusiasmo. ¿Las razones de estas conductas ilícitas de las más altas autoridades? El muy lamentable episodio de la mina Pasta de Conchos -propiedad de Grupo México-, con responsabilidades comunes de empresa y autoridades, que generó el repudio de los familiares de los trabajadores víctimas de la explosión, ha provocado esta reacción en cadena en la que se combinan intereses empresariales, la resistencia oficial a aceptar que la autonomía sindical debe ser respetada y la utilización de personajes aptos para las trampas.

Se ha ofendido de manera indecente a Napoleón Gómez Urrutia, simple y sencillamente porque es un dirigente muy eficaz que ha logrado resultados espectaculares para el sindicato, revitalizando el derecho de huelga. Se le acusa, por supuesto, de enriquecimiento indebido, olvidando que es un profesional que hace muchos años ha ejercido su actividad y que antes de dirigir el sindicato ha ocupado puestos importantes en el servicio público y ejercido su profesión, lo que le ha permitido tener un patrimonio familiar adecuado.

Los contrarios de Gómez Urrutia, en especial Grupo México, no le perdonan que les haya hecho cumplir su compromiso de entregar al sindicato 5 por ciento del capital de su empresa principal, asumido hace muchos años para adquirir los bienes de la antigua Cananea, aunque a partir de ello y de la compra por el mismo grupo de sus acciones, iniciado el reparto entre los trabajadores, alguien auspició las miles de demandas que se han presentado contra la organización gremial, lo que lógicamente impide que se continúe el reparto hasta que no se determine lo necesario por la autoridad competente.

Vivimos una etapa de corporativismo desesperado, mal manejado, con compromisos con aliados sin prestigio alguno, olvidando promesas prelectorales y que, inclusive, provoca que hoy una central como la CROC, rechazada la elección de su secretario general como presidente del Congreso del Trabajo, se ubique en el mundo de la oposición en el que puede desempeñar una función definitiva. ¡Qué gran final de fiesta! El 2 de julio y la toma de posesión del nuevo presidente el primero de diciembre se esperan con verdadera ansiedad.

 
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