Usted está aquí: viernes 17 de marzo de 2006 Cultura Rafael Pérez Gay congela cinco momentos del entorno nacional

El escritor habla de su nuevo libro de relatos, publicado por Cal y Arena

Rafael Pérez Gay congela cinco momentos del entorno nacional

Paraísos duros de roer explora el desencanto en hombres y mujeres que fueron jóvenes en los años 70

Amor, erotismo, muerte y dolor, entre otros, son los temas que abarcan esas historias

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen El escritor y periodista Rafael Pérez Gay se propuso que ''sus relatos no terminaran en la última línea, sino en la mente del lector'' Foto: Guillermo Sologuren

Hubo una vez en México una generación de hombres y mujeres -fueron jóvenes en los años 70 del siglo XX- que soñaron con cambiar el mundo, que predicaron y practicaron la libertad sexual, que vieron en el arte y el sicoanálisis un camino para ser mejores seres humanos. Después se desencantaron y se volvieron cínicos, escépticos o melancólicos.

A esa generación pertenecen los personajes que habitan los cinco relatos del libro más reciente de Rafael Pérez Gay, Paraísos duros de roer (Ediciones Cal y Arena). Anotan los editores: un sicoanalista desesperado; un historiador de la cultura que explora la posibilidad de la vida después de la muerte; una pareja que se encuentra a sí misma cuando era 25 años más joven; un hombre perdido en la enfermedad y el dolor físico; un escritor que explora sin éxito los usos y costumbres sexuales de la ciudad de México.

Entre lo público y lo privado

Rafael Pérez Gay describe, en entrevista, a esos personajes: ''Son cuarentones, algunos suben un escalón y están en los cincuenta, eran ambiciosos, lo quisieron todo, conocerse hasta los huesos, son ligeramente posteriores a la generación del 68, han pasado por un México convulso, les tocó ver la alternancia en el poder y les tocó vivir la decepción de esa alternancia. Al cabo de los años les queda un sedimento de desencanto porque las cosas no resultaron como esperaban".

De modo que ''esos personajes tienen que ver, no sé si con una generación, pero sí con el México de los pasados 25 o 30 años".

-Paraísos duros de roer también puede leerse como un libro del aquí y ahora dadas las referencias sociales o políticas, están muy cercanas en el tiempo.

-Me gustaría que cada relato pudiera ser leído como un momento congelado de nuestra circunstancia, de nuestro entorno. Cuando uno escribe se propone conmover, incitar, despertar algo en el lector. En ese sentido, me propuse que los relatos no terminarán en la última línea, sino en la mente del lector. De ahí algunos finales sorpresivos y otros ambiguos.

''También me gustaría que fueran leídos como una fotografía del momento, si el retrato está lo suficientemente bien acabado y literariamente está bien resuelto, siempre podrá dar la sensación de que es aquí y ahora. La magia de los grandes escritores creo que consiste precisamente en que pueden ser leídos de esas dos formas y en distintos momentos.''

En el libro de Pérez Gay están presentes los temas constantes desde siempre: al amor, el erotismo, la muerte, el dolor, el tiempo, pero con énfasis en el detalle y la cotidianidad más que en los grandes momentos de la historia: ''Me sigue inquietando y me gusta explorar esa línea divisoria, la delgada línea que separa lo público de lo privado. Tanto en mis trabajos periodísticos como en algunos relatos suelo moverme en esa frontera. Vistas así las cosas, creo que las pequeñas cosas cotidianas pueden ser colosales y revelarnos tanto o más que los grandes frescos públicos".

Vidas tragicómicas

Los libros anteriores de Rafael Pérez Gay (DF, 1957) son Me perderé contigo, Llamadas nocturnas y Esta vez para siempre.

En Paraísos duros de roer -explica el escritor y periodista- ''me propuse hacer relatos que tuvieran una mayor complejidad que los de libros anteriores; que los personajes tuvieran mayor densidad. Era un desafío un poco más complejo. En ese sentido son diferentes, aunque intenté conservar la textura de la voz, una voz propia, que me parece fundamental para cualquier escritor".

-El humor es una de las características de su voz literaria. ¿Cuál es su reflexión sobre humor y literatura?

-Intento escribir en un tono de sátira, de humor también, pero no me lo propongo, me sale con mucha naturalidad, tanto que a veces tengo que vigilarme porque acabo haciendo chistes malísimos. Es una forma de percibir la realidad que tiene que ver con una idea de Schopenhauer que dice que vistas de lejos las vidas suelen ser trágicas, pero si uno se va acercando esas mismas vidas son absolutamente tragicómicas. Aunque en Paraísos... hay un poco menos de comicidad, los momentos de humor están más contrapunteados con los de melancolía.

No sólo es un libro con menos humor, sino que inclusive ''podría llegar a ser sombrío, un tanto darketo: está la sexualidad extrema, la muerte, la enfermedad terminal, la búsqueda de la noche, la inseguridad de la ciudad de México, la forma en que se ha roto un pacto social y la forma en que hemos cambiado".

-Otro aspecto que caracteriza a los relatos es el diálogo entre pasado y presente.

-En especial en uno hay esta desesperación, porque nada dura y todo ocurre con demasiada rapidez. Es entonces cuando la literatura puede ser un medio para detener el tiempo y proponerle al lector preguntas sobre la temporalidad de nuestro paso por el mundo.

''Pasado y presente tiene tras de sí casi siempre, y no sólo en la literatura, sino también en la vida, la desesperación de que nada dura, que todo termina muy rápido y al terminar la aventura y voltear al pasado hay una sensación de plenitud, pero también de pérdida.''

 
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