Usted está aquí: miércoles 19 de abril de 2006 Cultura POESIA PARA LLEVAR

POESIA PARA LLEVAR

Ricardo Yáñez

Diferencias

HABLAR DE POESIA, hablar poesía. Vaya diferencia.

SABER DE POESIA, saber poesía -lo hemos de haber dicho antes de otro modo-, no son equivalentes.

EL SABER POETICO y el saber de lo poético no necesariamente se corresponden. Lo primero se parece a una sabiduría; lo segundo, a lo que nos hemos acostumbrado a llamar cultura (siempre tácitamente entendida como superior, de otro modo no se hablaría de cultura popular).

EL QUE SABE poéticamente no sabe de, sabe, y nada más. Y con mucha frecuencia no sabe cómo sabe, sabe, lo que quiere decir siente, que sabe, y nada más. Y lo que sabe es menos mérito suyo que de la materia que lo ha convocado, que se le ha aparecido.

LA MATERIA POETICA es una aparición, no (no para el poeta en sus momentos altos o profundos o expansivos) un objeto de estudio.

LA SEGURIDAD DEL que habla poesía es siempre una seguridad en riesgo, en cierto modo irónica (hasta burlona), pero seguridad. Una seguridad que no es segura, porque no depende de él. Nada hay seguro en la poesía, excepto que se está (cuando lo es, cuando se está) dando.

LA CERTEZA DEL que habla de poesía es indispensable, es el pan a mojar en el vino del habla de la poesía, lo que le da tierra... a tanto cielo.

CIELO NO ES sino cielo de sentido, tierra no es sino tierra de sentido, el uno embriagador, el otro restaurador.

TIEMPO TOCADO, eternidad tocada. La exageración (el procedimiento metafórico siempre es una exageración) deja de serlo si nos topamos con el poema, o con la buena, pertinente, iluminadora exégesis.

TIEMPO NITIDO, eternidad clara, qué más quisiera yo.

LA POESIA QUE habla de la poesía siempre me ha dado la sensación de que se siente sola.

SI YO LEO ''Mi mujer/ invade mi Biblioteca/ con sus flores.// Yo/ invado/ su Comedor/ con mis libros.// Y nuestros hijos/ lo invaden todo/ con su alegría.", tengo la presencia de la poesía sin necesidad de su discurso. Aun cuando el autor de Mi hogar, el peruano Livio Gómez, nacido en 1933, sienta que, aparte el título, debe advertirnos con una entrada que ''De invasiones/ sin invasores/ hecha está nuestra vida." Eso ya se entiende. Por lo demás, agradezcámosle las mayúsculas en la pequeña propiedad privada que significan la Biblioteca y el Comedor, que alegremente contrastan con la minúscula de, nada menos, todo.

EN LA POESIA, como dice el también peruano (1964) Lolo Palza Valdivia, ''Salvo algunas palabras/ todo es innecesario."

O COMO WALTER Márquez (Arequipa, 1945) en Déjalo pues que se ilumine: ''El bosque se ilumina,/ Déjalo pues que se ilumine,/ solo, con sus propias hojas."

 
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