Usted está aquí: miércoles 19 de abril de 2006 Política "Vámonos por la segurita", machaca Fox

"Para qué cambiamos de caballo", señala el Presidente en Aguascalientes

"Vámonos por la segurita", machaca Fox

FABIOLA MARTINEZ ENVIADA

Aguascalientes, Ags. 18 de abril. Una vez más, sin mencionar nombres, el presidente Vicente Fox criticó a quienes proponen un nuevo modelo económico, porque, según él, deben permanecer las políticas públicas, aun cuando cambie el gobierno.

"En eso estoy de acuerdo (enroque de funcionarios). Hay que cambiar de jinete, pero ¿para qué cambiamos de caballo, si el caballo va caminando bien?", preguntó ante funcionarios de organismos de vivienda, de la secretaria de Desarrollo Social, Ana Teresa Aranda, y del gobernador de la entidad, Luis Armando Reynoso Femat.

No conforme con lanzar mensajes con dedicatoria, el mandatario azuzó a ese grupo de funcionarios a "hacer su parte" para que las políticas públicas se mantengan por tiempo suficiente para que rindan frutos. "Así que, ahí les encargo: hagan su parte y que Dios los bendiga", dijo al final de uno de sus discursos.

En el transcurso de una gira por esta entidad, el jefe del Ejecutivo se mostró otra vez como un hombre ansioso de hacer campaña política. No sólo por machacar una y otra vez los logros de su gobierno, sino por tratar de hallar la forma de decirle a los ciudadanos que este 2 de julio no arriesguen. "Vámonos por la segurita", dijo, igual que la víspera.

Por segundo día consecutivo, el mandatario repitió las frases para advertir sobre los riesgos de un cambio, principalmente en materia económica.

"No hay rutas cortas al desarrollo", subrayó. Por eso, añadió, ante los "desesperados, los acelerados y los mesías, más vale paso que dure y no trote que canse. Pa'qué le arriesgamos. Vámonos por la segurita", expresó.

Así fue desde temprana hora, palabras más, palabras menos. No quiso hablar del caso del gobernador de Puebla, Mario Marín -que analizará la Suprema Corte de Justicia de la Nación-, ni tampoco de las argucias del líder petrolero, Carlos Romero Deschamps, para poder colocarse nuevamente en pos de un escaño.

En la inauguración de un centro de acopio de leche fresca de Liconsa, presumió que este año ese organismo comprará a productores mexicanos 350 millones de litros de lácteo, con lo que se dejarán de importar 35 mil toneladas del lácteo en polvo.

Sin embargo, al término de la ceremonia, un productor (que no quiso dar su nombre) le dijo que persiste el monopolio de las trasnacionales, en especial de Nestlé, y mostró su preocupación porque el precio de garantía de la leche (actualmente fijado en 3.84 pesos) no se mantenga.

Luego, en la entrega de escrituras de viviendas populares, pequeñas y austeras -llamadas oficialmente "unidades básicas"- pidió que no se menosprecie la estabilidad económica que ha logrado su administración, porque ello indica -precisó- tasas de interés bajas, factor imprescindible para la construcción de vivienda.

Fue entonces cuando empezó el repaso de advertencias: que si la crisis de 1994, los quebrantos de cada sexenio, las devaluaciones, o las altas tasas de interés. "No hay que olvidar eso, porque sería estar en posibilidad de volver a repetir esos errores. Yo los invito a que sigamos trabajando con el mismo empeño, porque no hay rutas cortas al desarrollo.

"Las cosas tienen que mantenerse por tiempo suficiente para que rindan frutos, (no) andar inventando la rueda cada ocho días o cada sexenio, que dizque un nuevo modelo económico que yo no sé de dónde va a salir, o que si una nueva política social. Lo que necesitamos es permanencia de política pública", insistió.

Luego inauguró las obras de rescate del barrio de San Marcos, en el centro de la capital, y se dirigió a un hotel para comer con los sectores productivos del ramo de la construcción. Ahí, otra vez pasó lista a los avances: pensiones, seguro popular, certeza en el uso de energía eléctrica, 20 mil millones de dólares de inversión en el sector energético y un largo etcétera, sólo como preámbulo para decir que su administración tendrá un buen cierre. Es decir, ni "año de Hidalgo" ni más endeudamiento.

 
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