Usted está aquí: lunes 24 de abril de 2006 Sociedad y Justicia Galeano y Chomsky, entre firmantes del manifiesto en defensa de la naturaleza

Exigen la protección al medio ambiente y el rechazo al uso de transgénicos

Galeano y Chomsky, entre firmantes del manifiesto en defensa de la naturaleza

ANGELICA ENCISO L.

Desde el escritor Eduardo Galeano, el lingüista Noam Chomsky hasta ambientalistas de distintos países suscribieron el Manifiesto de las Américas en Defensa de la Naturaleza y la Diversidad Biológica y Cultural, en el que demandan que las políticas gubernamentales busquen la protección al medio ambiente y también expresaron su rechazo a la utilización de los transgénicos.

En el documento, que también signaron el presidente de Venezuela, Hugo Chávez; el poeta Ernesto Cardenal, el escritor y teólogo Leonardo Boff y Pat Mooney y Silvia Ribeyro, del grupo ETC, entre otros, se señala que el sistema económico se ha basado en explotar de forma ilimitada los ecosistemas y sus recursos naturales.

El costo, advierte, se ha pagado con el sacrificio de millones de trabajadores pobres, campesinos e indígenas. Señala que el daño al medio ambiente lo resumió en 2005 el Balance Ecosistémico del Milenio, en el que se reconoce que las actividades humanas han propiciado la desaparición de la diversidad biológica del planeta.

Frente a ello, el manifiesto plantea que se deben buscar alternativas que garanticen "un futuro de esperanza para la vida, para la humanidad y para la Tierra". Destaca que países como Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Venezuela y Brasil son megadiversos, en ellos hay gran variedad de especies animales y vegetales, además de gran diversidad de grupos étnicos. En esos países se encuentra 50 por ciento de la diversidad biológica del planeta: mil 800 especies de mariposas, 45 mil especies de plantas, mil 300 especies de peces de agua dulce y 311 especies de mamíferos.

Esa riqueza hace de América Latina "objeto de la codicia de los neoliberales-globocolonizadores a través de la acción demente de decenas de empresas trasnacionales, principalmente de los países del norte global, que descaradamente practican la biopiratería".

Entre las propuestas que plantea el documento están el establecimiento de políticas que lleven a la conservación de la diversidad biológica y cultural de los ecosistemas y que ayuden a garantizar su integridad.

Expresaron su rechazo a la introducción de especies exóticas, como ha ocurrido con la propagación de plantaciones industriales de eucalipto y pino que evitan el crecimiento de la vegetación nativa y destruyen los ecosistemas naturales.

También señalaron que la introducción de organismos modificados genéticamente en el ambiente, en la agricultura o en la ganadería; "no son necesarios y no sirven para nada, a no ser para el lucro de unas pocas empresas trasnacionales".

Destacaron que esos materiales traen riesgos potenciales a la salud de las personas y modificaciones permanentes e irreversibles a la naturaleza; "nos oponemos enfáticamente a la introducción de árboles transgénicos, que significan un peligro mayor, debido entre otras cosas a que el polen tiene la posibilidad de diseminarse a lo largo de miles de kilómetros, contaminando las florestas nativas".

Agregaron que "combatimos aquellas empresas que buscan el control sobre las semillas contra toda la tradición de los pueblos que cuidaron celosamente de las semillas y siempre las entendieron como fuentes de vida que jamás deben transformarse en mercancía".

 
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