Usted está aquí: domingo 30 de abril de 2006 Cultura Tumultuosa celebración del Día Internacional de la Danza

La afluencia a los espectáculos programados superó expectativas de los organizadores

Tumultuosa celebración del Día Internacional de la Danza

Del danzón al contemporáneo, pasando por el ballet o el folclor, las expresiones dancísticas llenaron espacios del Centro Nacional de las Artes y el Centro Cultural Universitario

ARTURO JIMENEZ

Ampliar la imagen Diversos tipos de danza pudieorn verse ayer en el Centro Nacional de las Artes Foto: María Luisa Severiano

El cuerpo, el movimiento y la ocupación rítmica, lenta y vertiginosa del tiempo tuvieron ayer, en el Día Internacional de la Danza, su gran día, como si hubiera ya un amplio público para esa disciplina -¿o ya lo hay y es hora de dejar de quejarse?- o como si la circunstancia de coincidir la efeméride con el fin de semana se hubiera conjugado con otros factores misteriosos para convocar, de manera masiva, a los ansiados espectadores.

Cómo explicar si no la asistencia de miles de personas, niños, jóvenes, adultos, hombres, mujeres, solitarios, en parejas o en familias, a los diversos espacios donde se programaron, durante todo el día, a decenas de grupos de danza clásica, folclórica y contemporánea.

Por ejemplo, la masividad de los espacios cerrados y abiertos del Centro Nacional de las Artes sobrepasó las expectativas de los organizadores, pues si el año pasado se calcularon unos 60 mil asistentes, ayer a las 3:30 de la tarde ya se habían contabilizado 40 mil y para el cierre, en la noche, Marco Antonio Silva, coordinador nacional de Danza del INBA, preveía llegar a los 100 mil.

O en los espacios cerrados y abiertos del Centro Cultural Universitario de la UNAM, donde el año pasado arribaron unos 24 mil dancifílicos, y ahora se esperaba llegar a los 28 mil, según calculaba Cuauhtémoc Nájera, director de Danza de la máxima casa de estudios.

En ambos lugares, además de otros espacios como la Casa del Lago del bosque de Chapultepec o el Teatro de la Ciudad, en el Centro Histórico, las actividades comenzaron desde la mañana. Y si alguien llegaba, por ejemplo, al Centro Cultural Universitario, podía encontrarse con una bailarina de danza árabe en el escenario montado sobre la fuente de la explanada principal.

O si, convocado por la alegría, se dirigía a la pequeña plaza del Centro Universitario de Teatro o al estacionamiento del lado sur, podía toparse con otros escenarios temporales donde se bailaba desde sones jarochos o jaliscienses hasta danzón o contemporáneo, pasando por el flamenco y folclor israelí o africano, a cargo de organizaciones, civiles o estudiantiles.

Largas filas y preferidos

Pero las danzas de compañías más formales se presentaban en su mayoría en los espacios cerrados. Y mientras que en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz -el más asediado por el público masivo- se presentaban grupos de la espectacular danza aérea, como el reconocido Humani Corp, o Cirko de Mente, en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón era posible ver a cuatro faunos retozando con la música de Debussy.

Y si en la sala Miguel Covarrubias se presentaban fragmentos de coreografías de grupos como el Vicente Silva -que con Recreo llenó de niños el lugar y muchos se quedaron sin poder ingresar- o el de Alicia Sánchez y su danza contemporánea, en la sala Carlos Chávez, distintos solistas ofrecieron trozos contemporáneos, clásico, neoclásico, danza butoh, danza judía o jazz.

No pasó desapercibido que las filas más largas para los espacios cerrados -todos con entrada gratuita- se formaron con grupos como el mencionado Humani Corp o La Cebra Danza Gay, de los que más se pedía información en los modúlos.

El escenario alentador de fiesta masiva en torno de la danza se completó con la instalación de plotters gigantes con fotos de bailarines y bailarinas en las paredes de los diversos edificios de Centro Cultural Universitario (CCU).

Sin embargo, la masividad del CCU rebasó todas las expectativas en el Centro Nacional de las Artes (CNA), con filas hasta para los espacios abiertos, como la Plaza de las Artes, a la que le tuvieron que poner una horrible división de triplay del lado del pasillo para poder controlar el flujo, o el espacio habilitado al lado del Teatro Raúl Flores Canelo, donde por cierto la edecán y la vigilante asignadas se ensañaban con los periodistas.

El CNA también fue espacio para todo tipo de danza, desde flamenco, danzón y jarocho hasta clásica y contemporánea, con grupos destacados como Barro Rojo Arte Escénico, Contempodanza, o Fóreman M. Ballet, entre otros.

 
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