Usted está aquí: lunes 8 de mayo de 2006 Deportes Arranca el día 14 la feria "torista" en la México

Arranca el día 14 la feria "torista" en la México

LUMBRERA CHICO

Desde la semana pasada, sobre la cara externa del tendido de sombra general, en la Monumental Plaza México cuelgan hacia la calle cuatro enormes fotos impresas sobre plástico, cada una de las cuales exhibe la imagen de un tío de cinco yerbas y el nombre de una de las cuatro ganaderías que participarán en la llamada "feria torista", que va a celebrarse en ese coso desde el próximo domingo 14 de mayo hasta el 4 de junio.

Todavía no se conocen, bien a bien, los nombres de los jóvenes diestros que han sido contratados para vérselas con las fieras, y si se antepone el adjetivo de "jóvenes" al sustantivo de "diestros" es porque, de acuerdo con los nuevos empresarios del embudo de Mixcoac, no intervendrán los autodenominados "ases" de nuestra pobre baraja taurina, cuya característica común es el alto número de años de alternativa que arrastran, sino los novatos, teóricamente hambrientos de gloria, dispuestos a salirle a lo que sea.

Toros de cinco y matadores de 25 es la fórmula sobre la cual fue concebido este serial de cuatro corridas que marcará el debut de José Antonio González Chilolín y Curro Leal como sucesores de quien transformó a la monumental en la tristísima plaza muerta a la que ya casi nadie acude. Los cuatro hierros elegidos para tal efecto son los de Santa María de Xalpa, Barralva, La Cardenilla y La Joya, cuyos ejemplares, al menos a juzgar por los retratos promocionales, tienen cara, trapío y cuajo, y evocan en cierto modo a los pavos de los emocionantes cuadros pintados a fines del siglo XVIII por don Francisco de Goya, dueños de una imponente encornadura, hondos de agujas y con una pelambre clara salpicada de estrellas, caracolas y chispas.

A los de Barralva ya los vimos en la México, dos temporadas atrás, con poco lustre y peor éxito, hay que decirlo, pues el encierro que los representó aquella tarde no poseía la bravura que se esperaba de su sangre ibérica. A los de Santa María de Xalpa también los gozamos, desde un punto de vista plástico, en la pasada feria de Texcoco, donde desparramaron donosura y empaque, más no la fiereza que le da prestigio al encaste de Parladé, con la excepción de un morito que resultó extraordinario bajo el peto del caballo.

La feria torista será ocasión, entonces, de averiguar si las nuevas cruzas han dado mejores resultados en Barralva, y de comprobar si aquel negro zaino excepcional de Santa María de Xalpa pertenecía a una reata de animales verdaderamente bravos, pero también nos permitirá descubrir las características de las otras dos dehesas -La Cardenilla y La Joya-, de cuyos propietarios, sementales y vacas de vientre ninguna información maneja el que esto escribe. Ante el misterio que es la esencia de la fiesta brava, los aficionados cabales regresarán a la México llenos de avidez, de nostalgia y de optimismo, unificados por una sola y muy razonable pregunta: ¿la nueva empresa reforzará la seguridad de los espectadores, o éstos, al llegar a sus localidades, tendrán que santiguarse como los toreros antes del paseíllo?

 
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