Usted está aquí: martes 9 de mayo de 2006 Política ASTILLERO

ASTILLERO

Julio Hernández López

1994

Orgullos (y nexos) represores

Nombres e historias ya vistas

¿Salinas reditado?

LOS REPRESORES DESEAN que quede bien establecida la decisión de imponer en México un régimen de mano dura, a unas semanas de las elecciones presidenciales. Uno de los responsables del terrorismo de Estado contra pobladores de San Salvador Atenco, Eduardo Medina Mora (quien antes, en este mismo sexenio, fue director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional), eludió con demagogia fofa las preguntas (no tan incisivas como con otros entrevistados) de Denise Maerker en el programa dominical Punto de Partida del Canal 4 de Televisa.

EL SECRETARIO FEDERAL de Seguridad Pública ni siquiera aparentó alguna forma, aunque fuese sabidamente falsa, de preocupación justiciera por la barbarie cometida por policías en la llamada "recuperación" de Atenco. Por el contrario, evocó criterios de eficacia y peroró sobre el legítimo derecho del Estado a ejercer la violencia, pero sin detallar ni explicar las razones de la conducta cavernaria de agentes federales (y del estado de México) vistos en ese momento en pantalla en pleno ejercicio de abusivo y criminal desquite contra pobladores inermes.

EL SECRETARIO REPRESOR , para quien los "excesos" policiales podrían haber sido simples actos personales, tiene ligas y relaciones extraordinarias: es hermano de Manuel, directivo de Banamex (el banco que fue de uno de los grandes beneficiados del foxismo, Roberto Hernández; otro ha sido Olegario Vázquez Raña) y es amigo y aliado de Luis Téllez, el tecnócrata del salinismo-zedillismo que actualmente representa en México al Grupo Carlyle, el turbio portafolio trasnacional de fondos de inversión que conforme a los intereses dominantes en Estados Unidos se mueve en el mundo en los ramos de bienes raíces, automotores, salud, energía y armamento.

OTRO PERSONAJE DE ligas mayores en cuanto a represión y espionaje al servicio de poderosos es Wilfrido Robledo, aquel vicealmirante que fue comisionado fundador de la Policía Federal Preventiva y que durante el gobierno de Ernesto Zedillo se encargó del desalojo de paristas de la UNAM. A pesar de que, luego de dejar el cargo, fue acusado de maniobras irregulares en cuanto a compra de equipo millonario para aquella corporación, Robledo fue cobijado por Carlos Slim, el hombre más rico de México (y, actualmente, el cuarto del mundo), quien le puso a cargo de tareas privadas de seguridad. Triunfal, Robledo mostró a reporteros, el día de la vengativa toma de Atenco, la satisfacción de la revancha ejemplarizante: "¿Usted dará una explicación, una justificación de por qué a los detenidos se les propinó una tremenda golpiza?", se le preguntó, y respondió: "No habrá ninguna explicación. No hay nada que justificar". Los reporteros indagaron: "¿Están aplicando la ley del talión?", y el Héroe de los Desalojos Sangrientos se regaló el lujo de decir sin decir: "Esa conclusión... sáquenla ustedes. Yo no voy a dar ninguna explicación, ya les dije".

PERO ROBLEDO DIO una entrevista a Carlos Marín y Ciro Gómez Leyva, publicada ayer en Milenio, en la que parece brincar de las cajas de registros telefónicos de Telmex a un pedestal de hombre de Estado, pues anunció a la nación que han terminado las marchas y manifestaciones con machetes en alto, y consideró que "está bien que (al subcomandante Marcos) lo dejen pasearse por el país, pero no debería permitírsele alebrestar a los de la izquierda radical" (otro hombre de armas, así las suyas solamente sean las de la frivolidad y la preferencia por los ricos, habló de manera parecida. ¡Claro, el gran Onésimo, quien pidió cárcel para el alborotador Marcos que nomás anda soliviantando a gente sin quehacer!). Eso sí, al igual que Medina Mora ha eludido el fondo del asunto, que es el de los abusos represivos, Robledo negó tajantemente que las hordas de uniforme desatadas contra atenquenses hubiesen violado mujeres y disparado armas de fuego.

LA CADENA DE incendios sociales y provocación policial (Ciudad Lázaro Cárdenas y San Salvador Atenco) llegó ayer hasta Chiapas, donde el gobierno represor de Pablo Salazar Mendiguchía (otro góber precioso) hizo desalojar a manifestantes políticos del palacio municipal de Bochil, con el fiscal general del estado, Mariano Herrán Salvati, como héroe del tolete.

Y, LLEGADO A este punto, el tecleador recorre vespertinamente la nomenclatura involucrada en este súbito incremento del riesgo político y social en el país redondeando lo que junto con otros participantes había vislumbrado por la mañana en un programa conducido por Víctor Trujillo. ¿Quién pierde y quién gana en este escenario de miedo? ¿No son acaso varios de los personajes de 1994, con el mismo guión -adaptado a las circunstancias- bajo el brazo? ¿Asomo de guerrillas, política de miedo, corrimiento electoral inducido hacia la derecha aliada o, como en aquel año, al priísmo garante de conservadurismos? ¿El salinismo recuperando el potencial electoral del estado de México -luego del bache llamado Arturo Montiel- y perfilando -mediante el quinazo de Atenco- al temprano delfín Peña Nieto hacia un cargo federal el primero de diciembre venidero y enfilándolo hacia 2012? ¿Una trampa desde dentro, montada en Sicartsa y en Texcoco por jefes policiales de matriz priísta, en la que han caído redonditos Fox y Calderón, cuyas manos quedan políticamente manchadas de sangre, uno por subejercicio del poder y el otro por complicidad y oportunismo? ¿El jefe Salinas, demostrando al rejego Madrazo dónde está el verdadero poder y, al mismo tiempo, negociando con el inflado Calderita? ¿Jugadas retorcidas buscando beneficio del salinismo guionista pero que a final de cuentas, y contra la voluntad de los libretistas, acabará beneficiando a López Obrador, haciendo a un lado el episodio de las encuestas? ¡Uf: demasiados fantasmas, demasiadas historias, demasiada realidad!

Y, mientras el número dos del sombrío Negroponte ha sido nombrado titular de la CIA, debido además a su experiencia en espionaje doméstico, sobre todo telefónico, ¡hasta mañana, en esta columna retro!

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