Usted está aquí: miércoles 24 de mayo de 2006 Política Avanza en el Senado de EU la reforma migratoria; prevén choque entre cámaras

Confían legisladores en que la enmienda será aprobada esta semana

Avanza en el Senado de EU la reforma migratoria; prevén choque entre cámaras

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Miguel Gómez, de origen mexicano, es uno de los mil 100 migrantes de 101 países que este martes recibieron la ciudadanía estadunidense en California

Nueva York, 23 de mayo. El Senado avanzó hoy en la aprobación de un proyecto de ley de reforma migratoria y se espera un voto este jueves (si no hay obstáculos de último momento), pero lo que más preocupa ahora a los promotores de la iniciativa y a la Casa Blanca es que todo podría acabar en un choque frontal entre el Senado y la Cámara de Representantes.

Legisladores de ambos partidos que apoyan la aprobación de una reforma, inclusive una limitada, contemplan la posibilidad de que los esfuerzos culminen en un fracaso total y en recriminaciones sobre quién fue el culpable de matar la enmienda.

El gran obstáculo es la oposición de la mayoría de los republicanos en la cámara baja a cualquier proyecto que incluya medidas de legalización de indocumentados y un programa de trabajadores huéspedes que podrían solicitar residencia permanente. Para ellos todo eso se llama "amnistía".

Casi todos esperan -si no hay sorpresas- que el Senado apruebe la iniciativa sobre la reforma migratoria esta semana. El líder de la mayoría republicana, el senador Bill Frist, declaró a la CNN que el proyecto estará listo el jueves en la tarde.

Los promotores confían en que, al ofrecer concesiones a los conservadores (la construcción de cientos de kilómetros de bardas, el envío de la Guardia Nacional a la frontera, la proclamación del inglés como "idioma nacional" y otras medidas de seguridad fronteriza), lograrán obtener los votos necesarios. Pero no sólo eso. Desean que éstas también ayuden en la negociación con la otra cámara.

La próxima etapa del proceso legislativo, si se aprueba un proyecto en el Senado, será la negociación entre delegados de ambas cámaras para producir una iniciativa de ley que derive de las dos versiones aprobadas por la cámara y el Senado. Unicamente después de que la iniciativa negociada se presente a votación y sea autorizada por cada cámara, el proyecto podrá ser enviado al presidente Bush para su promulgación.

La cámara baja aprobó un proyecto sobre el tema -la llamada ley Sensenbrenner- en diciembre, el cual no incluye medidas de legalización ni un programa de trabajadores huéspedes. Sólo se enfoca en medidas de seguridad, entre ellas la criminalización de los indocumentados.

Fuentes legislativas han asegurado a diversos medios que la mayoría de los representantes republicanos no apoyarán nada que se parezca a la versión que está por aprobarse en el Senado. Una fuente del liderazgo republicano en la cámara declaró al Washington Post que Dennis Hastert, presidente de ésta, y otros dirigentes no están dispuestos a aceptar una versión negociada, a la que se oponen la mayoría de los representantes republicanos. "Hay un sentimiento de que es mejor ningún proyecto de ley que uno que enajene aún más a nuestra base y divida a los legisladores republicanos", aseveró la fuente al rotativo esta semana.

Hastert ha impulsado la política de anular cualquier legislación que no cuente con una "mayoría de la mayoría", o sea, de los republicanos en la cámara baja. Es decir, aunque un proyecto logre apoyo mayoritario por la combinación de votos entre los 435 republicanos y demócratas (y un independiente) que conforman el órgano, Hastert se ha negado a permitir votaciones si no hay aval de casi todo su partido. Varios estrategas políticos en la legislatura señalan que eso podría impedir que avance cualquier versión negociada.

Algunos estrategas republicanos, según el Post, pronostican que la iniciativa acordada podría estar tan inclinada hacia la versión Sensenbrenner, que podría ganar el apoyo de la mayoría de los republicanos en la cámara, pero que eso, a su vez, provocará la oposición de suficientes senadores demócratas y republicanos para anularla en la cámara alta.

La división entre republicanos continúa dificultando el proceso. Algunos están convencidos de que si fallan en aprobar una reforma este año, habrá consecuencias negativas para su partido en lo que es, a final de cuentas, un año de comicios legislativos nacionales (en noviembre). "Espero que nos demos cuenta de que nuestra mayoría está en juego si fracasamos en entregar algo sobre un tema importante como la migración", advirtió el senador republicano Lindsey Graham, promotor de la enmienda integral, en entrevista con el Washington Post.

Sin embargo, otros insisten en que tienen que defender el país de la invasión de los indocumentados y asegurar las fronteras. "Hay mucha gente en el mundo. No podemos permitir que todos vengan aquí, a pasar por las puertas del paraíso", indicó el senador republicano Jeff Sessions en una intervención que daba alguna idea del nivel de "sofisticación" que alcanzó a veces el debate en la cámara alta.

Algunos republicanos se enfrentaron directamente con sus colegas. El representante republicano antimigrante Tom Tancredo acusó casi de traición al líder de su partido en el Senado. "Al subordinarse a los demócratas, Bill Frist ha llevado al Senado hacia la amnistía de extranjeros ilegales más grande en la historia de Estados Unidos. Frist ha puesto al Senado en un camino hacia la colisión con la cámara."

Todo indica que la guerra está lejos de concluir, a pesar de que tal vez se esté ganando una batalla.

Ese proceso de negociación entre ambas cámaras, suponiendo que se apruebe la versión del Senado esta semana, se realizará en el verano y podría comenzar en junio, lo que desea la Casa Blanca. Sin embargo, algunos analistas y estrategas sostienen que hay un amplio grupo de legisladores en ambas cámaras que prefieren postergar el debate final y la votación hasta después de los comicios.

Mientras tanto, hoy el Senado continuó debatiendo el proyecto de ley. Este seguirá mañana y el jueves. Según Frist, al final se habrán considerado 30 enmiendas para la iniciativa. Así, este día siguieron los intentos de ambos bandos por modificar, anular o agregar nuevas medidas -algunas para limitar la legalización de indocumentados, otras para facilitarla y unas más para resguardar o cancelar protecciones laborales, entre otras cosas.

Durante todo ello, una coalición frágil de republicanos y demócratas ha logrado mantener algunos de los tres rubros que se consideran claves para lograr algo que llaman "reforma integral": medidas de seguridad fronteriza, cierto proceso de legalización para indocumentados y un programa de trabajadores huéspedes.

Pero el consenso es muy frágil y nadie espera que el proyecto aprobado por el Senado sobreviva la negociación en la cámara en los meses próximos. Ante ese problema, el resultado podría ser, de milagro, que se logre rescatar una reforma mínima. Pero también existe la posibilidad de que el liderazgo legislativo tome la decisión de no proceder más sobre esa iniciativa este año o que el resultado sea un proyecto tan limitado y distorsionado, que los mismos promotores decidan matarlo legislativamente.

La enchilada completa podría acabar en chilaquiles, o tal vez sólo la meterán al congelador para ver si se puede comer otro año. Sin embargo, habrá políticos en ambos países que intentarán llamar a los chilaquiles de otra manera. Los chefs pueden engañar al paladar disfrazando alimentos con las salsas.

 
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