Usted está aquí: lunes 5 de junio de 2006 Cultura Aclaman al director mexicano Sergio Cárdenas en el Cantabonn

El festival reúne siete coros de Alemania y Estonia

Aclaman al director mexicano Sergio Cárdenas en el Cantabonn

EVA USI ESPECIAL PARA LA JORNADA

Bonn, Alemania, 4 de junio. La ciudad natal de Beethoven celebra estos días al instrumento sonoro más antiguo, multifacético y hermoso de todos: la voz humana. Por segunda ocasión, la ciudad a orillas del Rin es sede del Festival Coral Internacional Cantabonn, cuyo concierto de apertura fue dirigido por el director y compositor mexicano Sergio Cárdenas.

"Alemania tiene un enorme movimiento coral con unos 26 mil coros de aficionados registrados y reconocidos", dice Cárdenas en entrevista con La Jornada. "Hay algunos de un nivel extraordinario que compiten sin problemas con los más profesionales del mundo", afirma.

Son los coros de Bonn y sus directores los que organizan el festival. "A veces entre los directores hay celos y envidias, así que esto es una prueba de la gran madurez que hay en ellos al reunir sus diferentes experiencias y formaciones", señala. Quien fuera director de la Orquesta Sinfónica Nacional piensa inmediatamente en la situación en México, un país con voces extraordinarias pero donde faltan más directores que se entreguen al canto coral.

Tres años después de su primera edición, seis directores de coros de Bonn reunieron esfuerzos nuevamente para presentar al público un rico y variado programa internacional en el que Estonia, es invitado especial. La nación báltica envía a Bonn cuatro conjuntos corales, entre ellos el Coro Infantil de la Televisión Estonia, que junto con otros tres coros de Bonn, unas 150 voces, integraron el complejo entramado vocal del concierto inaugural, que combinó obras muy diferentes entre sí, interpretadas por la Orquesta del Collegium Musicum. Cárdenas recibió una larga ovación del público, pero la más conmovedora fue la aclamación que le dirigió el cuerpo del coro al terminar el concierto.

Cárdenas condujo a coro y orquesta, unos 300 músicos, acompañados de la soprano Ingrid Schmithüsen, a través de distintas maneras de abordar la alabanza divina. Arrancó con Chichester Psalms, del estadunidense Leonard Bernstein, obra cantada en hebreo bíblico que no deja de tener "esa cursilería americana típica de Broadway", pues se percibe en esos salmos su estilo de West Side Story. Le siguió Gloria, del francés Francis Poulanc. El concierto concluyó con una obra de gran colorido que era esperada con expectación pues tuvo su estreno mundial. Veni Sancte Spiritus, del compositor estonio Urmas Sisask, pieza creada expresamente para el festival en el que el compositor estuvo presente.

Fueron semanas de ensayos contra reloj pues todos los integrantes del coro y de la orquesta son aficionados. "Esa devoción hacia la gran música clásica que se ve en la tierra que vio nacer a Beethoven y a otros grandes genios no es algo caído del cielo. Es el producto de muchos años de dedicación, de crecer orgánicamente con la música, de convertirla en parte fundamental de su vida", subraya Cárdenas.

"Yo le puedo decir, con el riesgo de ser, linchado o crucificado, que esta orquesta y este coro de aficionados cantan y tocan mejor que varias orquestas y coros profesionales de México", dice abiertamente el director, y añade: "Hay que decirlo con todas sus letras para ver si así mejoramos, ¡tenemos todo para mejorar!", exclama. "El que hoy en día tengamos gente como Ramón Arturo Vargas, como Rolando Villazón, que están en los primerísimos lugares del mundo y que son mexicanos, quiere decir que se puede hacer eso y más", afirma. "Estoy convencido de que el problema es que en México no hay una suficiente producción de músicos calificados profesionalmente para este tipo de música. Nuestras escuelas no se dan abasto, no alcanzan a producir lo que el país demanda. La prueba es que hay muchas orquestas que tienen un alto número de extranjeros, que bueno, porque benefician a la sociedad", dice.

El director y compositor insiste en que el problema en México es que no existe la convicción de que la música es una profesión seria. Un prejuicio muy extendido desde los padres de familia hasta la propia UNAM. "Es una vergüenza que ni la misma universidad reconozca la Escuela Nacional de Música como una institución formadora de una profesión importante. Sin embargo, Cárdenas, quien es catedrático de dicha escuela, cree que el cambio ya ha comenzado, como demuestra el hecho de que haya mexicanos que están destacando en el terreno de la música fuera de México.

Sergio Cárdenas vuelve a Alemania dentro un mes. Esta vez la cita será en la Academia de Música de Bamberg, al sur del país, en donde se reúnen cada año jóvenes estudiantes de todo el mundo. "Este año tengo el privilegio de que voy a traer siete jóvenes músicos mexicanos de varias partes del país. Tienen 20 años de edad en promedio y la idea es que participen y se midan con esos jóvenes de otras latitudes", dice con orgullo. "Para que vean en dónde están, qué tanto les falta, dónde pueden mejorar", advierte.

El director considera la invitación a dirigir el concierto inaugural como un reconocimiento. Cárdenas llegó con su propia composición: The flower is a key, un rap para Mozart, estrenada en 2003 en el Festival de Música de Lucerna, Suiza; será tocada en una versión sinfónica el 10 de junio.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.