Usted está aquí: martes 27 de junio de 2006 Deportes Un regalo al final del partido permite a Italia avanzar a cuartos

El árbitro español Luis Medina Cantalejo inventó un penal contra los australianos

Un regalo al final del partido permite a Italia avanzar a cuartos

La expulsión de Marco Materazzi al minuto 50 cambió las intenciones ofensivas de la squadra azzurra y recurrió al catenaccio; enfrentará a Ucrania

Francesco Totti anotó al 95

AGENCIAS

Ampliar la imagen Fabio Grosso se tira al sentir la barrida del defensa Lucas Neill, acción tras la cual se marcó la pena máxima Foto: Ap

Kaiserslautern, 26 de junio. Un regalo en los últimos segundos permitió a Italia sacar un sufrido triunfo de 1-0 sobre Australia, para avanzar a los cuartos de final de la Copa del Mundo 2006.

Cuando los tiempos extras rondaban en el estadio Fritz Walter, el árbitro español Luis Medina Cantalejo inventó un penal sobre Fabio Grosso, que Francesco Totti convirtió a los 95 minutos, en el único gol del duelo, para mantener con vida a la squadra azzurra.

Tal como ha sido la constante en la justa mundialista, el arbitraje de nuevo puso la cuota de polémica, en esta ocasión para definir un encuentro muy trabado y de escasas llegadas, que no parecía encontrar una solución más que el tiempo suplementario.

Australia, que jugaba su segundo Mundial después de 32 años de ausencia, era el dueño del partido en Kaiserslautern, donde todo parecía indicar que el holandés Guus Hiddink volvería a hacer funcionar su magia y colocaría en cuartos de final a un equipo sorpresa.

Clásico clavado

Sin embargo, Italia fue fiel a ella misma y se impuso de manera agónica, cuando ya nadie lo esperaba. El balón llegó Grosso en la banda izquierda, ingresó al área y, en un clásico clavado, fue al choque con el defensa Lucas Neill.

Medina Cantalejo señaló el punto del penal. Apenas quedaban 10 segundos para que se cumplieran los tres minutos de descuento que había indicado el árbitro.

Los 46 mil aficionados se sobrecogieron al escuchar el silbato. Los tifosi estallaron de júbilo y los australianos se desesperaron. Pero aún había que transformarlo.

Totti fue el encargado de lanzar. Enfrente tenía a Mark Schwarzer, el héroe de la clasificación australiana en noviembre en la tanda de penales del repechaje ante Uruguay, pero el jugador de la Roma, que entró por Alessandro del Piero en la segunda parte, no erró.

Era la culminación de una tarde de sufrimiento, de un partido que se había convertido en algo completamente diferente a lo que parecía en un principio.

Los italianos empezaron el choque dispuestos a acabar rápidamente con los hombres de Hiddink, con el que tenían cuenta pendiente desde hacía cuatro años, cuando en el 2002 los dejó fuera del Mundial al frente de una sorprendente Corea del Sur, en un partido con un arbitraje polémico.

Sin embargo, las oportunidades de Luca Toni y Alberto Gilardino no quisieron entrar, y el partido se fue al descanso con empate a cero.

En la segunda parte, Marcello Lippi dio aire fresco a la delantera italiana introduciendo a Vincenzo Iaquinta en lugar de Alberto Gilardino.

Parecía cuestión de tiempo que los italianos se adelantaran, pero una dura entrada de Marco Materazzi poco después de la reanudación, al minuto 50, lo cambió todo.

Medina Cantalejo expulsó de manera directa al defensa italiano y el balón pasó a ser propiedad de Australia, que empezó a creer en la victoria, pese a la ausencia por lesión de su máxima estrella, Harry Kewell.

Italia volvió a su antiguo ser: el catenaccio al que el técnico Lippi dice renunciar. Pero las circunstancias obligaban al sacrificio a la espera de la oportunidad. Y en eso los italiano son maestros. La ocasión llegó y no la desaprovecharon. La squadra azzurra luchará por las semifinales.

 
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