Esperó, sufragó y evitó hacer comentarios
La jornada electoral para Andrés Manuel López Obrador comenzó minutos antes de las 8 de la mañana. Al salir de su domicilio, acompañado de sus tres hijos, se presentó en la casilla numero 359 del distrito electoral federal 23, y del distrito electoral local 31, y se encontró con que los ciudadanos habilitados como funcionarios electorales aún no habían instalado la papelería y las urnas.
En medio de un amplísimo despliegue de medios informativos, que enviaron reporteros, fotógrafos, camarógrafos, el candidato se desplazó hasta su domicilio, en la calle Odontología esquina Copilco, donde aguardó, rodeado de informadores, durante una hora.
Confiado, el aspirante presidencial platicaba con sus hijos y con los fotógrafos y camarógrafos que lo rodeaban. En tanto, los funcionarios de la casilla se organizaban en el proceso de instalación de la papelería y las seis urnas.
Cuando concluyeron esa tarea, se inició la jornada electoral para López Obrador, quien presentó su credencial de elector y recibió las boletas para sufragar. Al concluir el trámite, sonrió y mostró el dedo índice donde se le aplicó la tinta indeleble. Ese gesto le acarreó una interminable cadena de flashes de los fotógrafos.
Así, en medio del tumulto de periodistas, el candidato salió hacia su casa, donde habría de permanecer hasta las 16 horas.
Entre empujones de sus simpatizantes, que se le acercaban con dificultad para saludarlo, y los informadores, López Obrador aceptó emitir un comentario: "Muchas gracias a todos ustedes, muchas gracias a los medios de comunicación por el trabajo que han llevado a cabo en esta campaña; muchas gracias a todos, eso es lo que puedo decirles, porque no quiero que se malinterpreten las cosas; ya cumplimos, ya vamos a esperar a que el pueblo de México decida".
Al preguntársele si conminaba a los ciudadanos a salir a votar, cuidadoso, respondió: "Muchas gracias, no puedo hacer ninguna invitación a votar".
De esa forma, en vilo regresó hasta el departamento donde vive para permanecer hasta después de la comida con sus hijos.
Andrea Becerril y Roberto Garduño