Usted está aquí: miércoles 12 de julio de 2006 Cultura Reunión de poesía, canto y baile para celebrar 20 años de Contempodanza

La compañía independiente fue aclamada por el público que abarrotó Bellas Artes

Reunión de poesía, canto y baile para celebrar 20 años de Contempodanza

Lágrimas en los rostros de quienes admiraron las coreografías de Cecilia Lugo

Reconocimiento a la directora y fundadora del grupo

Despedida de Evelia Kochen

MONICA MATEOS-VEGA

Ampliar la imagen Bailarinas de Contempodanza, la noche del lunes en el Palacio de Bellas Artes, durante la interpretación de En memoria de un soliloquio, coreografía de Cecilia Lugo que formó parte del programa de la función de gala para festejar 20 años de esa compañía Foto: Roberto García Ortiz

Un poeta, una cantante y varios bailarines se reunieron la noche del lunes, en el Palacio de Bellas, para celebrar 20 años de tesonera labor de la compañía independiente Contempodanza, fundada y dirigida por la coreógrafa Cecilia Lugo.

El público, que abarrotó el máximo recinto cultural del país, se emocionó hasta las lágrimas. No sólo por la belleza inherente a la disciplina de Terpsícore, sino porque casi todos los presentes saben que, en México, mantener una compañía dancística durante dos décadas (sin perder calidad) es ir a contracorriente y tarea de titanes.

Por eso, desde el comienzo del programa, con el video Entre vientos, tiempo y arena, realizado por Joaquín Guzmán Luna, la emotividad invadió a los admiradores del trabajo de Lugo.

Las imágenes, acompañadas por la voz de Mercedes Sosa interpretando el tema Honrar la vida, mostraron el tesón de una joven coreógrafa que ha llegado a la madurez con la certeza de que no erró el camino, como se hizo patente al disfrutar obras creadas por Lugo en 1986, 1996, 2000 y 2005.

El canto de Jaramar

La arena, metáfora de tiempo transcurrido, de desgaste y reinvención, es uno de los elementos recurrentes en las piezas que despliega la compañía independiente Contempodanza sobre el escenario.

La cantante Jaramar Soto, quien ha participado en varios de los trabajos de su inseparable amiga Cecilia Lugo, cantó en esta gala durante la interpretación de tres fragmentos de la coreografía Marea de arenas.

El poeta Oscar Oliva también estuvo presente en el festejo con la lectura de su poema Lienzos transparentes, el cual inspiró a Lugo para la creación de la pieza Espejo de jaguares: ''Como llaga de lince este llanto/ como hueso de frágil herida este daño".

El vaivén de las caderas y las faldas al vuelo, el cabello suelto y las miradas cómplices acompañaron los movimientos de los bailarines, que se convirtieron en variaciones sobre los temperamentos que más le gusta explorar a Lugo: la altivez femenina, el ritual o el culto a los misterios de la vida mediante ceremonias propias.

La música se incrusta en la carne de los intérpretes, les da tirones, los lanza, los eleva, con suavidad, con firmeza, y el público observa sin parpadear obras como Nicolasa, dedicada a Guillermina Bravo, en la cual se escucha el Danzón número 2 de Arturo Márquez; o En memoria de un soliloquio, pieza con la cual Lugo obtuvo el primer lugar del Premio Nacional de Coreografía en 1986, con música de Joaquín Rodrigo.

Los bailarines Guadalupe Acosta, Gabriela Gullco, Saúl Gurrola, Lino Perea, Marely Romero, Oscar Velázquez Ayala, Twiggy Romero y Evelia Kochen (quien con esta función se despidió de los escenarios) se transforman en animales de otros mundos, en ruinas, en signos, en alfabeto de acero, ingrávido, que describe lo que siente el alma.

Larga ovación y reclamo

El programa conmemorativo cerró con la presentación de La silla del olvido, fragmento de la obra De sueños... mares, realizada en 2005, la cual provocó una larga ovación y el reclamo que, lamentablemente, se ha convertido ya en un lugar común durante las funciones dancísticas: "¿por qué no se presentan en el Palacio de Bellas Artes temporadas largas a espectáculos como éste?"

Al finalizar el espectáculo, el director del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Saúl Juárez, entregó un reconocimiento a Cecilia Lugo por su ''coherencia personal" y por ser ''una de las figuras más destacadas de una generación de bailarines que han honrado su herencia artística".

La coreógrafa, rodeada de todos los bailarines que han pertenecido a Contempodanza, agradeció al público su fidelidad de 20 años y en especial ''el permitirme decir lo que todos traemos en el corazón".

 
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