Usted está aquí: lunes 24 de julio de 2006 Cultura Subasta de obras de arte en favor de los presos de San Salvador Atenco

Los fondos enviados por Manu Chao se fueron en copias de expedientes: Ofelia Medina

Subasta de obras de arte en favor de los presos de San Salvador Atenco

Alfredo Zalce, Martha Chapa y Alberto Castro Leñero, entre los participantes

JUAN ANTONIO ZUÑIGA

Ampliar la imagen Guerra, grabado/metal aguafuerte, obra de Teolinca Escobedo que estuvo entre las subastadas

En el contexto de la insurgencia artística por la liberación de los presos políticos de Atenco, 45 obras de más de 20 artistas entre pintoras, grabadoras, moneros y fotógrafas, fueron expuestas y vendidas entre el 22 y 23 de julio en la Casa Frissac de la delegación Tlalpan, que abrió sus puertas a Mujeres sin Miedo, encabezadas por la primera actriz Ofelia Medina.

Un acto de elevada calidad estética y de múltiples formas de expresión plástica que dialogó, en el manto de la solidaridad, con la música del cuarteto de Israel Cupich y de la guitarra clásica y mexicana de Genaro Zúñiga Escobedo.

Varios centenares de visitantes testimoniaron con su presencia la conjugación de tres formas de manifestación artística -línea, textura y color; sonidos, silencios y matices, y la palabra como vía de comunicación oral- que unieron sus voces en favor de la vida y en contra de la impunidad y la tortura de Estado.

"Todos somos Atenco es la voz de miles de mujeres que se oponen a la sociedad ciega y conformista y a sus cómplices, que no quieren que nada se mueva", sintetizó José Luis Cruz, director de Cultura de Tlalpan. Precisó: en la represión de Atenco 45 mujeres fueron agraviadas con los más deplorables actos de lesa humanidad y 30 personas permanecen en prisión como presos de conciencia.

Ofelia Medina manifestó su estupor: "Atenco es algo que todavía no podemos creer. No podemos creer que todavía haya 30 presos y que los recursos recaudados, gracias a la solidaridad de Manu Chao, hayan alcanzado apenas para sacar una inmensa cantidad de copias de procesos judiciales, en los que torturados y violadas tienen que demostrar su inocencia. En México se aplicó la tortura de Estado y se culpa a 21 policías de abuso de autoridad".

Sin embargo, la carga vital de pinturas, grabados, fotografías y caricaturas, que vestían cada una de las paredes de la Casa Frissac, impuso la serena firmeza de su invencibilidad. La primera actriz captó en su voz la esencia del mensaje solidario de los artistas con quienes, vejados, resisten en la prisión: "¡Gracias a la vida!", exclamó.

Poesía y vida son sinónimos, y el dramatismo de la situación política de México es atenuado por el vigor del arte de Ahumada, Martha Chapa, Teolinca Escobedo, Alberto Castro Leñero, Antonio Helguera, Benito Antón, Sandra Peredo, El Fisgón, Ana Rosa Fernández, Elsa Medina, Jerónimo Goded, Ireri de la Peña, Claudia Cardoso, Heriberto Rodríguez y, entre otras y otros, Alfredo Zalce, quien, como el Cid, sigue ganando batallas por medio de su hija Beatriz, de quien el maestro siempre se sintió orgulloso.

El pintor Benito Antón dijo que para los artistas "cada obra es un testamento cotidiano" y que el arte "es un personaje misterioso que habita en nuestro hogar". Heriberto Rodríguez, trajo al presente una gráfica tomada por el artista Hatari al subcomandante Marcos en los aciagos días de 1994, la cual hoy circula estampada en camisetas por todos los rincones del país.

Sobre esa fotografía, Marcos escribió a aquel niño: "una foto es algo que nos toma de la mano y nos dice: 'ven a ver'. El problema no es sólo qué es lo que nos lleva a 'ver', sino, sobre todo, la forma en que nos llevan. Si en la otra mano de la foto, van la verdad y el afán de justicia, entonces vale la pena el viaje. Si no es así, entonces más vale velar el rollo y la vida".

Manos, corazones y talentos se entrelazaron para hacer posible la exposición Venta de arte por Atenco. La pintora Sandra Peredo reunió y cuidó la obra. Begoña, diseñadora dedicada a las artes escénicas, se multiplicó para sumar a esta manifestación artística una obra testimonial expuesta ayer domingo 23 de julio.

El museógrafo Salvador Medina López montó, "en 48 horas sin dormir", la exposición. "Colaborar con Mujeres sin Miedo, que tienen miedo pero lo pierden cuando se juntan, ha sido para mí todo un honor porque la obra presentada es de elevada calidad estética y la causa que la conjuntó la hace todavía más valiosa. Para eso está hecho el arte, justamente para representar, llegar a las emociones y sentimientos del espectador. Que me hayan invitado a ser el museógrafo es un verdadero honor, porque encontrar en una exposición la obra de más de 20 artistas, es extraordinario."

"¡Ya se vendieron cuadros!", exclamaba jubilosa a cada momento Ofelia Medina entre los grupos de espectadores, mientras el sonido poético de la guitarra de Genaro Zúñiga Escobedo paseaba entre las salas con obras renacentistas entrelazadas con los acordes de Estrellita, de Manuel M. Ponce; El maravino, de Antonio Lauro; Sons de carillhoes, de Joao Guimaraes; El colibrí, de Antonio Sagreras, y Adiós mi chaparrita, de Tata Nacho.

 
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