Usted está aquí: lunes 4 de septiembre de 2006 Cultura Ratifica la CFC rechazo a la adopción del precio único para los libros

La medida impediría a los participantes en el mercado dar precios bajos, argumenta

Ratifica la CFC rechazo a la adopción del precio único para los libros

Regresar la ley, incongruente con un gobierno que busca impulsar la lectura: editores

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Ampliar la imagen La medida del precio único para los libros sólo se aplicaría en las novedades, no en rediciones, afirman. En la imagen, una librería del Centro Histórico

La Comisión Federal de Competencia (CFC) reiteró este domingo su rechazo al precio único del libro, contemplado en el artículo cuatro de la Ley de Fomento a la Lectura y el Libro, aprobada ya por el Congreso pero que el presidente Vicente Fox devolvió con "observaciones" el viernes pasado, como informó La Jornada. La CFC sostiene que el precio único impide la libre competencia en el mercado y esto afecta directamente al consumidor.

Las observaciones a la ley continúan provocando desconcierto en todos los sectores que participaron en su elaboración, desde editores y libreros hasta autores, dependencias oficiales -como la Secretaría de Educación Pública y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-, y especialistas en derecho cultural que ahora refutan las afirmaciones del Ejecutivo. La ley puede consultarse en www.leydellibro.org.mx.

Según la CFC "la experiencia internacional demuestra que la imposición de un precio único obliga a los consumidores a pagar precios más elevados de libros, hasta 30 por ciento. Por ello, resulta contraproducente incluir esta medida en una ley orientada a fomentar la lectura", según reza un comunicado en el que agrega: "la decisión sobre el precio único del libro debe darse sobre la base de la evidencia empírica y con el objetivo de beneficiar a los consumidores, más allá de proteger el interés de cualquier industria. Sólo con este enfoque se logrará el objetivo de fomentar la lectura en México. El esquema del precio único impediría a todos los participantes en el mercado de los libros ofrecer a los consumidores precios más bajos, aunque estuvieran en condiciones de hacerlo por operar eficientemente, debido a que esta práctica quedaría fuera de la ley".

Sin embargo, especialistas involucrados en la industria del libro subrayaron que esta afirmación es equivocada: la aplicación del precio único -o fijo, como se le llama en otros países- promovería la libre competencia al crear más librerías y el primer beneficiado sería el consumidor.

El presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, José Angel Quintanilla, indicó que el primer paso será "desenredar las mentiras que la CFC generó. Tendremos que rehacer el trabajo con los legisladores y demostrar que efectivamente el precio fijo, en los países en los que se practica, genera un descenso en los precios.

Comprar por Internet

"Tendremos que hacer que los legisladores vean que tuvieron razón cuando votaron en favor y que se trató de un trabajo en el que participó todo el sector industrial, eso no lo han querido ver. Lo que propone la CFC es que compremos libros por Internet, pero eso me parece un poco el reflejo del mundo en el que viven, porque acceso a Internet sólo lo tiene 20 por ciento de los mexicanos y se necesita tarjeta de crédito que el México real, mayoritario, no tiene, y tampoco le interesa comprar por ese medio.

"Vamos a seguir insistiendo porque me parece que sería muy tonto y corto de miras pensar 'ni modo, ya perdimos'. El que perdió fue el país, en el que sólo seis por ciento de los municipios tienen librerías y donde la variación de precios entre un lugar y otro puede llegar a 70 u 80 por ciento."

Con la ley del libro, subrayó, "no gana la cadena del libro, ésa es una visión muy corta. Lo que el país necesita es desarrollo social, económico, cultural, y eso sólo se genera con el conocimiento y la cultura; hasta este momento -y aún en los países con tecnología más avanzada- el libro es el proceso fundamental".

Clemente Merodio, director editorial de Santillana-México, señaló que la decisión de Fox de regresar la ley a la Cámara de Senadores con las observaciones al precio único, "me parece totalmente incongruente con la política de un gobierno que ha pretendido fomentar la lectura con algunos programas (como Hacia un país de lectores). No se tomó en cuenta que se aprobó por unanimidad en el Senado y mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, ni que la ley estaba consensuada entre toda la gente que estamos interesados en el libro: los editores, libreros, autores promotores de lectura. Hay que tener respeto por la ciudadanía, por el Congreso".

Merodio rechazó la versión de que la aplicación del precio único sería sólo para beneficiar a las editoriales trasnacionales, que sería el caso del grupo Santillana. "Se trata de un argumento falaz. Las experiencias internacionales nos dicen que cuando se pone en práctica el sistema del precio único la industria editorial en general, más allá de su origen, toma un costo social y los márgenes de la industria se reducen. Los editores, grandes y pequeños, apostábamos a que el número de lectores se incremente y eso tiene, desde luego, implicaciones en el negocio, pero también tenemos un compromiso con la lectura al que no nos podemos negar."

Sostuvo que los precios no tendrían cambios: "se iban a fijar en los niveles en los que están hoy; tendríamos un periodo en el que se iba a introducir orden en el mercado, tal vez con algunos meses de transición, pero a mediano y largo plazos sin duda los precios iban a bajar, el consumidor se vería beneficiado y se ampliaría el mercado".

Precisa que no se trata, como algunos creen, de que todos los libros de todas las editoriales cuesten lo mismo. El precio único significa que cada editor fijaría el precio de cada libro -título, autor, editorial y edición específica- que se identifica con el ISBN (International Standard Book Number o Número Internacional Estándar del Libro).

Facilitar acceso a los libros

La directora de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, Nubia Macías, destacó que lo que se pretende con el precio único "no es atacar el libre mercado, sino facilitar al público el acceso a los libros que tan difícilmente le llegan", y esto se lograría mediante, al menos, dos canales: el aumento en el número de librerías y mejoras en la distribución.

Lo que provoca una ley del libro con precio único, dijo, "es que haya equilibrio entre los libreros y más acceso. En México la distribución del libro es complicadísima, cara, los libros no circulan, no llegan a los lectores. Es penoso lo que está pasando con el freno a esta iniciativa que además había conseguido el consenso de casi todos, porque normalmente es muy difícil que el gremio del libro y la cultura se ponga de acuerdo. En esta ocasión había coincidencias, apoyo, solidaridad y mucho entusiasmo. Hay que pelear en esta nueva legislatura".

Raúl Avila, presidente de la Academia Mexicana para el Derecho, la Educación y la Cultura, realizó precisiones a la observación del Ejecutivo sobre el precio único: "el Presidente sostiene que lesiona o vulnera la libre competencia y desincentiva el mercado de distribución de libros. Creo que no tiene razón porque no lesiona el libre mercado, porque el estado no fija el precio ni interviene en la fijación del precio.

"No es una práctica monopólica absoluta (como afirma la CFC); en dado caso sería una práctica monopólica relativa sobre un segmento del mercado, porque lo que afecta son las novedades, no las rediciones ni las reimpresiones."

Doctor en derecho y ex director de la revista Derecho y Cultura, Avila destaca que "el precio único tiende a ampliar la base de lectores al ampliar el mercado interno (...) Ahora que la ley ha sido observada es crucial que se superen lo más pronto posible esas observaciones y que se apruebe de nuevo".

Incluso mencionó la posibilidad de que la Ley de Fomento a la Lectura y el Libro pueda ser aprobada ya sea suspendiendo temporalmente la aplicación del precio único o que la ley entre en vigor con una vigencia temporal, que permitiría ver en la práctica cuál es su impacto en el mercado.

Para Ernesto Piedras, economista, autor del libro ¿Cuánto vale la cultura? y coautor, junto con Néstor García Canclini, de Las industrias culturales y el desarrollo de México, el precio único funcionaría en el país. "Por eso me preocupa el bloqueo de esta iniciativa. Estoy en favor de que se implemente en México, pero tenemos que hacerlo muy bien, diseñarlo para el mercado mexicano, porque de otra forma es quedarnos con una noción teórica o dogmática.

"Hemos tenido un sexenio de parálisis legislativa y el viernes fue el mejor ejemplo. No es buena noticia para la sociedad que no podamos avanzar todavía con temas de la agenda. Me preocupa que hayamos tardado 46 años con la Ley de Radio y Televisión y 11 con la de telecomunicaciones para tener un paso adelante. Hay mucho por hacer en el campo de la industria cultural. Quiero pensar que no vamos a tomar esos plazos tan largos."

 
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