Usted está aquí: lunes 4 de septiembre de 2006 Política Exige la Iglesia católica combatir la tragedia diaria que enfrentan migrantes

El abuso del poder, las guerras y las necesidades económicas generan éxodos, dice

Exige la Iglesia católica combatir la tragedia diaria que enfrentan migrantes

ALMA E. MUÑOZ

La Iglesia católica exhortó a gobernantes y sociedad en general a encontrar salidas al fenómeno y tragedia que viven los migrantes. El arzobispo primado de la ciudad de México, el cardenal Norberto Rivera Carrera, lamentó que muchas de estas movilizaciones tengan como origen el abuso del poder, las guerras y las necesidades económicas.

En tanto, el obispo presidente de la Comisión de la Pastoral de la Movilidad Humana del Episcopado Mexicano, Renato Ascencio, definió la problemática como "una plaga típica y reveladora de los desequilibrios y conflictos del mundo contemporáneo".

Ayer, en la celebración del día que la institución católica dedicó a los migrantes, ambos prelados coincidieron en que es un deber defender los derechos de esas personas, sobre todo, en un mundo "dividido por enemistades, por los intereses meramente económicos, por la prevalencia de las leyes de mercado sobre los intereses humanos; a un mundo, en fin, marcado por la violencia y la guerra".

Desde la Basílica de Guadalupe, el obispo de Ciudad Juárez recordó que el fenómeno tiene "sus raíces en el nacionalismo exacerbado y, en muchos países, en el odio o la marginación sistemática o violenta de las poblaciones minoritarias, o de los creyentes de religiones no mayoritarias, en los conflictos civiles, políticos, éticos y también religiosos que ensangrientan todos los continentes".

De ellos, "se alimentan oleadas crecientes de refugiados y prófugos que a menudo se mezclan con flujos migratorios repercutiendo en sociedades donde se entrecruzan etnias, lenguas y culturas distintas con el peligro de enfrentamientos y choques", advirtió.

Las migraciones contemporáneas, continuó, "nos sitúan, pues, ante un desafío que ciertamente no es nada fácil, por su relación con las esferas económica, social, política, sanitaria, cultural y de seguridad".

Por su parte, el cardenal Rivera Carrera, durante su homilía en la Catedral Metropolitana, pidió no cerrar los ojos "ante las situaciones difíciles que deben afrontar y en ocasiones les cuestan la vida a los migrantes, sobre todo cuando se encuentran con polleros que aprovechándose de sus necesidades, ofrecen medios seguros de transporte y no son más que trampas mortales".

Cuestionó que estos individuos, además, tengan que vivir un "calvario" por "el desprecio de los habitantes de la ciudad o país al que han llegado, el desconocimiento de la lengua o de las costumbres; el desarraigo familiar y la soledad en que se encuentran, aunado a la falta de dinero para tener habitación digna o lo básico para alimentarse".

Es necesario, exigió Rivera Carrera, que los gobiernos, la sociedad y la Iglesia "demos prioridad a la superación de las condicionantes que generan los climas de pobreza, violencia e injusticia que obliga a personas, familias y comunidades enteras a emigrar".

Confió que los estados eviten asociar la emigración con la criminalidad y el terrorismo.

 
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