Usted está aquí: martes 17 de octubre de 2006 Espectáculos El teatro de calle, única forma que permite borrar la distancia con el público: Fiaschini

Adivino de nubes, del italiano, se escenificó en la Plaza de Armas de Zacatecas

El teatro de calle, única forma que permite borrar la distancia con el público: Fiaschini

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Ampliar la imagen El grupo italiano Studio Festi hizo alarde de recursos técnicos en su puesta en escena Foto: Teresa Muñoz

Zacatecas, Zac., 16 de octubre. La historia y la leyenda de Praga, bajo el reinado de Rodolfo II, se escenificó dos veces este domingo en la Plaza de Armas y la calle Hidalgo, la principal de la ciudad, por medio de la obra Adivino de nubes, del grupo italiano Studio Festi, el cual -con gran simbolismo y alarde de recursos técnicos, con un enorme globo rojo del que colgaba una mujer-ángel que esparcía polvo de oro sobre la muchedumbre y una bailarina que volaba dentro de una esfera- capturó la atención de miles de asistentes, entre ellos muchos niños que corrían tras esos objetos que brillaban en medio de la noche. La luz artificial fue apagada.

La música, fusión de lo clásico con lo moderno, dio un sesgo nostálgico y melancólico, propio del arte; emocionó. En las paredes se proyectaban los espectros de los globos y las figuras femeninas. Studio Festi (por su director artístico, Valerio Festi) adapta sus creaciones al espacio arquitectónico.

"Nos hubiera gustado que esta compañía clausurara el quinto Festival Internacional de Teatro de Calle, pero tiene otros compromisos y no fue posible", comentó el director del Instituto Zacatecano de Cultura, David Eduardo Rivera Salinas. Adivino de nubes se llamaba a los astrólogos en la corte de Rodolfo II, en Praga, que es hoy una ciudad monumento.

La puesta narra el interior de una ciudad donde se custodiaban los autómatas, los relojes y los espejos mágicos, y donde se sucedían los encantamientos; se cuenta el prodigio dramático de la transmutación con los espejos mágicos de John Dee; los automat, de Tycho Brahe; el mago Kelley, quien dialoga con los ángeles y los conmuta en materia; los alquimistas que logran hacer oro de elementos viles, Rabbi Low, quien transforma la arcilla en golem. Todo se vuelve teatro. Y éste en su vertiente de calle.

Francesco Fiaschini, director de esta puesta, dijo en entrevista, al final de la primera representación (un día antes se pospuso por lluvia): "Este espectáculo ha sido pensado para México. Primero estuvimos en Chihuahua y de aquí vamos a Guanajuato, para participar en el 34 Festival Internacional Cervantino. De ahí vamos a Tamaulipas, Nuevo Laredo y Matamoros".

Aún agitado por la reacción del público, que aplaudió en varios momentos a lo largo de la obra y llenó la Plaza de Armas, Fiaschini, de 29 años de edad, nacido en el norte de Italia, dijo: "Realmente, estar en Zacatecas, en México, es como estar en casa. Esta ciudad y esta plaza... es como estar en una ciudad del sur de Italia".

-¿Cuál es la importancia del teatro de calle?

-Es el más importante o, tal vez, la única forma de teatro que permite eliminar distancias con el público.

-¿La importancia de recuperar la calle a través del teatro?

-Es fundamental porque, por ejemplo, las plazas en Italia son los sitios de reunión y eso se está perdiendo; por eso el teatro de calle puede ser un medio para recuperar la tradición.

-En esta obra la música es central...

-La selección es muy especial. Envuelve a la gente y la hace participar. Usamos sobre todo música de vals -ocho bailarinas con largas crinolinas blancas se colocaron a lo largo de la avenida Hidalgo, frente a la Plaza de Armas. Va de lo clásico a lo contemporáneo.

En esta compañía, agregó, los técnicos ocupan un lugar importante, pues se ocupan tanto del buen funcionamiento de los aparatos como del movimiento de las máquinas. Ocho de esos 15 técnicos empujaron los carritos ocultos bajo las crinolinas de las bailarinas. "También debe destacarse la participación de artistas locales, a quienes seleccionamos con rigor, lo cual nos permite un contacto más profesional."

Al finalizar la primera representación de Adivinos de nubes hubo una larga y estruendosa lluvia pirotécnica. Todo salió a modo, pues Tláloc no hizo de las suyas, como un día antes.

 
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