Usted está aquí: martes 24 de octubre de 2006 Política Amansadas por la economía de mercado, izquierdas viran hacia la socialdemocracia

No deben renunciar al impulso de la organización social, afirma Rolando Cordera

Amansadas por la economía de mercado, izquierdas viran hacia la socialdemocracia

"La tercera ola democratizadora", más cercana al populismo político que al económico

MARIANA NORANDI

Para ser una fuerza de construcción del orden, la izquierda no puede renunciar a la crítica de la ley y de la política. Mucho menos a la movilización popular y al impulso de la organización social, porque con ello se juega la superación de la pobreza y la reducción de la desigualdad, sostuvo Rolando Cordera, profesor de economía de la UNAM, durante su participación en el seminario Las izquierdas latinoamericanas y el gobierno: entre la socialdemocracia y el nacionalismo popular, impartido en la UAM Azcapotzalco.

En el seminario, organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y la Universidad Autónoma Metropolitana -del 23 al 25 de octubre-, investigadores de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Venezuela, Uruguay y México analizarán el papel de las nuevas izquierdas en los gobiernos latinoamericanos y la aparición del populismo o nacionalismo popular, en la coyuntura histórica contemporánea.

En su primera sesión, el politólogo uruguayo Jorge Lanzaro dijo que las izquierdas latinoamericanas están fuertemente integradas a los partidos y las democracias. Estas, añadió, han dado un viraje hacia la socialdemocracia. Si bien en otros momentos tuvieron proyectos revolucionarios, hoy los han abandonado. Han aceptado la economía de mercado como el lugar desde el que tienen que gobernar, y por tanto han admitido las restricciones económicas. Antes ya habían tolerado las restricciones políticas. En ese cúmulo de aceptaciones, las izquierdas han aprobado la vía electoral como el único camino para llegar al poder.

En el seminario se parte de la idea de que Latinoamérica vive un nuevo ciclo con las izquierdas, que representan una "tercera ola" de democratización. La primera abarcaría del triunfo de la revolución cubana a la caída de la Unidad Popular chilena, mientras la segunda estaría representada por todas las experiencias centroamericanas marcadas por el sandinismo. Así, la tercera, aseguró Lanzaro, comienza con la llegada de Hugo Chávez al gobierno de Venezuela.

A ese contexto político regional de "la tercera ola de democratización", Rolando Cordera señaló que hay que añadir "una acelerada globalización de sus economías y los reflejos culturales, que sus elites tradicionales y recién llegadas recibieron con notable sentido de pertenencia. Si vamos o no a una inflexión posliberal es algo que se deberá precisar, pero lo claro es que, en su conjunto, la región vive un momento de malestar, como ha advertido el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, y se corre el peligro de que se convierta en malestar con la democracia, debido al mal desempeño económico y al mantenimiento de la desigualdad aguda, que articula enormes cuotas de pobreza que se ha deslizado hacia las ciudades grandes y medias".

Luis Salazar, investigador del departamento de filosofía de la UAM, aseguró que la "supuesta" oleada izquierdista incluye procesos, partidos y movimientos de muy diversa índole, desde los que por atenerse estrictamente a las reglas del juego democrático formal asumen un claro parentesco con el modelo socialdemócrata europeo, hasta los que, al menos en el nivel de la retórica que justifica sus movilizaciones, parecen apostar por un populismo con rasgos más o menos autoritarios y personalizados. Es un populismo más político que económico, que se caracteriza por la aparición de fuertes liderazgos carismáticos que apelan al pueblo para enfrentarse contra las instituciones y las leyes. Pero lo paradójico de ese populismo, dijo, es que a pesar de su retórica antinstitucional no se propone hasta ahora una estrategia revolucionaria ni violenta, sino que utiliza las reglas del juego democrático para desarrollarse, avanzar y triunfar.

Trasladado al caso mexicano, el especialista dijo que no sabe si la coalición Por el Bien de Todos merezca el nombre de izquierda. "Pero estoy casi seguro, sobre todo después del 2 de julio, de que no es la izquierda que México necesita para superar sus ingentes y profundas desigualdades. Esa izquierda civil, democrática e ilustrada sigue siendo, aunque nos pese, una obra que busca autores."

 
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