Flores Olea reflexiona sobre la etapa poselectoral
La izquierda debe formar un bloque histórico
En las condiciones en que se encuentra el país, la izquierda mexicana debe constituir y consolidar un bloque histórico profundamente incluyente y democrático, capaz de profundizar con sus reflexiones en torno a los hechos que vive la República y considerar a México como parte de los "movimientos emancipatorios" que se presentan cada vez más en el escenario internacional.
En análisis sobre los caminos y las posibilidades de una izquierda nacional con capacidad para alcanzar el poder, el diplomático Víctor Flores Olea refirió que la fraternidad y la solidaridad en los planos local e internacional son también rasgos definitorios de una izquierda digna de ese nombre.
En su interpretación del viraje autocrítico que debe efectuar la izquierda tras la contienda electoral, agregó que ésta ha de desterrar los procedimientos excluyentes "que también han sufrido calladamente, larvadamente, algunas personalidades distinguidas por el 'pecado' de discutir o disentir de algunas cuestiones específicas, no obstante que durante años esos personajes se han distinguido por su militancia abierta.
"Desde la izquierda -explicó- es imprescindible defender a capa y espada el libre derecho de opinar. Las diferencias de matiz en las opiniones hasta debieran considerarse estímulos para la discusión dentro de una izquierda que debiera ser ejemplo siempre de pensamiento ético, plenamente abierto y civilizado."
En un foro en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, el diplomático mencionó que la simple perspectiva de que una izquierda fuerte llegue al poder en México suscita la más decidida oposición de los beneficiados del statu quo y de sectores de la población "que resultan clientela abundante y fácil de la publicidad mediática.
"Se confirma poderosamente que los medios masivos no sólo tienen la capacidad excepcional de difusión, sino de 'persuasión' (o de mentir con eficacia), lo cual está vinculado también a la baja escolaridad y falta de conocimiento de nuestra historia", señaló.
Es un segmento social del país, agregó, que acepta las falsedades y distorsiones a que ha llegado el capitalismo, "y que lo vive sin el menor arresto crítico", pues se trata de un "conformismo y una complicidad vital, y de intereses, con las fuerzas que imponen el estatus". No obstante, expuso que también hay amplios sectores conscientes de los riesgos del actual sistema "y que experimentan su peligro e irracionalidad".
Dijo que esta división nacional fue manifiesta en las elecciones de julio, con una mitad "que no admite los riesgos del cambio de lo establecido", y la otra definida por el elemento "subjetivo" de su candidato, en la que "la fuerza del liderazgo corre pareja a la fuerza electoral de la izquierda".
En las pasadas elecciones resultó excepcional la decisión de grupos económicos fuertes y de ciertos sectores sociales, que en su mayoría apoyaron al candidato de derecha "sin demasiado análisis de su personalidad"; en cambio, añadió, no obstante la posibilidad más que real del triunfo de la izquierda, se presentaron en distintos flancos desmembramientos y divisiones casi inconcebibles, que "exigen con urgencia" el ejercicio de la autocrítica para la reconstrucción "urgente" de la izquierda mexicana.