Usted está aquí: viernes 8 de junio de 2007 Mundo La jugada rusa, para desnudar los verdaderos planes de Estados Unidos en Europa del este

A cambio el Kremlin exige abandonar planes de construir un escudo antimisiles

La jugada rusa, para desnudar los verdaderos planes de Estados Unidos en Europa del este

JUAN PABLO DUCH

Ampliar la imagen Carteles contra la visita de Bush a Roma este fin de semana aparecieron en gran cantidad en las bardas en la capital italiana Carteles contra la visita de Bush a Roma este fin de semana aparecieron en gran cantidad en las bardas en la capital italiana Foto: Ap

Moscú, 7 de junio. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, dejó en situación muy embarazosa a su colega estadunidense, George W. Bush, al proponerle este jueves utilizar de modo conjunto una estación de radares en la república caucásica de Azerbaiyán como "alternativa más efectiva" a los componentes de su polémico escudo antimisiles que se propone instalar en Europa del este.

La iniciativa rusa, formulada por Putin en la reunión bilateral que ambos mandatarios celebraron en el contexto de la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) en Heiligendamm, Alemania, y que Bush alcanzó a calificar sólo de "idea interesante", consiste en utilizar la estación de radares de Gabalá, construida en tiempos de la Unión Soviética, en 1985, y que Rusia arrienda a Azerbaiyán.

Desde dicha estación, denominada Darial en la relación de instalaciones militares de Rusia en otros países, las fuerzas estratégicas del ejército ruso pueden detectar cualquier lanzamiento de misiles en el flanco sur: una vasta zona que cubre los territorios de Irán, Irak, Turquía, India, Pakistán, China, Corea del Norte, Australia, buena parte de los países de Africa y las islas de los océanos Indico y Pacífico.

A cambio, el Kremlin exige a la Casa Blanca abandonar los planes de construir una estación de radares en Jince, a unos 70 kilómetros al sudoeste de Praga, la capital checa, y de desplegar 10 interceptores de misiles en Polonia, condición que de cumplirse evitaría a Rusia la necesidad de colocar armamento pesado cerca de sus fronteras europeas y de apuntar sus misiles hacia objetivos en el viejo continente.

Putin reveló que la víspera habló con el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, y dijo que éste no tiene inconveniente -todo finalmente es cuestión de dinero- en que Estados Unidos use también la estación de radares de Gabalá, arrendada por Rusia hasta 2012, según establece el contrato vigente, en principio prorrogable.

La propuesta de Putin plantea un serio dilema para Bush: si no la acepta, quedará en evidencia que las "amenazas" de Irán y Corea del Norte sólo eran un pretexto; y si la acepta, ya no tendrá "argumento" para desplegar interceptores de misiles (rusos, en la percepción del Kremlin) cerca del territorio de Rusia.

Pero la oferta rusa tampoco es impecable: no es claro qué entiende Rusia por "uso conjunto" de la estación de radares en Azerbaiyán. Al comparecer ante la prensa, Putin pareció tener en cuenta la posibilidad de compartir con Estados Unidos información recabada por militares rusos sobre lanzamientos de misiles, en lugar de permitir que militares de Estados Unidos obtengan sus propios datos directamente o de crear un solo equipo integrado por representantes de ambos ejércitos.

"Le dije a George que apenas un país, por ejemplo Irán, realice un ensayo de un cohete de mayor alcance, nuestros servicios de espionaje -tanto rusos como estadunidenses- lo detectarán, y entonces podríamos crear un sistema de interceptores que protejan no sólo una parte de Europa, sino todo el continente sin excepción", afirmó Putin.

Por ello, el presidente ruso considera "prematuro" instalar interceptores en Polonia, aunque Rusia ya los tiene para defender su territorio y no los ofreció para abortar un eventual pero todavía remoto ataque a un país europeo.

El otro lado débil de la posición rusa al considerar "una amenaza para su seguridad nacional" la colocación de la estación de radares en la República Checa y los interceptores en Polonia es que no se trata de armamento ofensivo para atacar a Rusia, pero que sí puede impedir -en un escenario tan hipotético como delirante- que Rusia se arrogue el derecho de lanzar misiles contra el país europeo que le venga en gana.

Es una diferencia importante -en suma: Rusia no es vulnerable a un ataque, sino rechaza que se cuestione su prerrogativa de atacar-, que juega en favor de Estados Unidos a la hora de encontrar consensos entre sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte para instalar componentes de su escudo antimisiles en Europa del este, aunque sea bajo el pretexto de -por ahora- quiméricos peligros provenientes de Irán o de Corea del Norte.

Ante la iniciativa de Rusia, es previsible que Estados Unidos busque instrumentar una "fórmula combinada" que le permita aprovechar las instalaciones rusas en Azerbaiyán, sin cancelar su proyecto de colocar componentes de su escudo antimisiles en Europa del este, incluso de forma parcial en relación con el actual proyecto.

Por lo pronto, Putin y Bush acordaron hoy crear un grupo de expertos de ambos países que estudiarán los detalles de las dos variantes (Europa del este o Azerbaiyán) que hay sobre la mesa.

 
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