Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 26 de agosto de 2007 Num: 651

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Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Express Service
RAÚL OLVERA MIJARES

Dos poemas
HÉCTOR KAKNAVATOS

La diversidad sexual y medios de comunicación electrónicos
PORFIRIO MIGUEL HERNÁNDEZ CABRERA

La Revolución de Señal 3
FABIÁN MUÑOZ

Simbiosis, panoplia y circo
JORGE MOCH

Invisible work: dos traducciones de Julio Cortázar
ANTONIO CAJERO

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El Mono de Alambre
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NIETZSCHE HOY

GERMÁN IVÁN MARTÍNEZ


Actualidad de Nietzsche,
Ricardo Guerra Tejada,
CIDHEM,
México, 2006.

Para Ricardo Guerra
In memoriam

Decir que la obra de Nietzsche fue explosiva es hoy un lugar común. No obstante, desconocer que con ella la confianza en el hombre y sus ideales sufrió un descalabro, equivale a una irresponsabilidad. Con este filósofo apareció la sospecha y se hizo evidente el nihilismo. Con él florece la indiferencia y aparece la dispersión.

Ricardo Guerra Tejada (1927-2007) nos regala en su último libro, Actualidad de Nietzsche , una aproximación a la vida y obra de un filósofo incómodo para muchos, pero esencial en la historia de la filosofía. Así, en un texto dividido en cinco apartados, el autor empieza por abordar a Nietzsche en su contexto, y recuerda la importancia que tuvo el pensamiento griego en su obra. Con Parménides, y posteriormente con Sócrates y Platón, dice, se emprende la búsqueda de una verdad que se piensa, a partir de entonces, estable, imperecedera y perfecta. Fueron Sócrates y Platón, afirma, quienes dieron prioridad a lo racional y, con ello, a lo abstracto, inmóvil e inerte.

Justamente contra esta idea, que sostiene que el saber es algo estático, representable mentalmente, absoluto y perpetuo, se abalanza Nietzsche. Es él, advierte Ricardo Guerra, quien hace “la descripción profunda de un largo proceso histórico en que los valores, que desde Grecia antigua orientaban y dirigían la vida de los seres humanos: la verdad, la bondad, la belleza, la justicia y la fe en Dios, han perdido validez y sentido”. Nietzsche se preocupó por la modernidad, la Ilustración y la ciencia; para anunciar, en una tercera etapa, el rechazo al cristianismo y la inversión de todos los valores, así como la superación del hombre y de Dios. La crítica que hace Nietzsche, advierte el también cotraductor de La fenomenología del espíritu , de Hegel, va dirigida a la historia de la metafísica de Occidente. Así, el nihilismo que equivocadamente se ha asociado a la muerte de Dios, en realidad hunde sus raíces en el momento en que éste nace; es decir, en el instante en el que el ser humano lo inventa.

Nietzsche, dice Guerra Tejada, advirtió que reinaban en la filosofía “la ignorancia y la desvergüenza, la confusión y la desorientación”.

En este su último texto, publicado por el Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos ( cidhem ), Guerra, nos recuerda que Nietzsche no ha sido lo suficientemente estudiado. Así, no obstante haber sido acusado de fascista y enemigo del Estado, profeta del derrumbamiento, sepulturero del cristianismo, apologeta de la fuerza y del racismo, es, pese a las críticas, “uno de los más grandes pensadores y escritores de su época”. En su última obra, Guerra revisa el rechazo de Nietzsche al idealismo y la metafísica; ahonda en aspectos centrales de su obra, como el eterno retorno y la voluntad de poder, la temporalidad, la liberación del hombre de las ilusiones, la enajenación y Dios, la idea de superhombre, su concepción acerca del arte, el pesimismo al cual él mismo se opuso, y la decadencia que intenta disfrazar de progreso el agotamiento. Para nuestro autor, los planteamientos de este filósofo no representan el final sino el principio de una tarea pendiente: la superación del nihilismo . Para llevarla a cabo es necesario echar la vista atrás y husmear en la filosofía presocrática. Quizás en ella encontremos los elementos necesarios para reorientar un pensamiento que, aún hoy, parece descarriado.


EL CRISOL DE LO POSIBLE

JORGE ALBERTO GUDIÑO HERNÁNDEZ


Ningún dios a la vista,
Altaf Tyrewala,
Siruela,
Madrid, España, 2007.

Cierto postulado literario sostiene que, para describir y narrar un lugar o un ambiente, es preciso hacerlo desde fuera, desde la óptica del que es extranjero. Altaf Tyrewala (India, 1977) lo desmiente con creces aunque, quizá, ayuden sus estudios en Nueva York, para darle la distancia que se necesita para enfrentarse de lleno el crisol que implica Mumbai (Bombay para quienes así lo aprendimos antaño).

Ningún dios a la vista no es una novela, y tampoco un libro de cuentos. Al menos no en el sentido estricto. Es, entonces, un ejercicio narrativo que parte de la idea de las relaciones que se establecen entre las personas. Bastó con escoger una al azar, para desencadenar una avalancha de nombres interrelacionados. Así, pues, la señora Khwaja dará paso a su esposo, a sus hijos, a algún conocido de ellos, y así hasta contemplar una cadena de la que, cada una de los eslabones, es cierto, bien podría considerarse un cuento aunque no lo sea. Porque para serlo necesitaría un desenlace que no encontrará en las escasas páginas que le tocan, a veces, ni en el resto del libro. Desde otra perspectiva, bien podría decirse que la incursión del relato de cada uno de los personajes que se suceden, es un capítulo de una novela. Tampoco es del todo cierto, porque la trama no está orientada hacia un derrotero particular que justifique la presencia de todas y cada una de las intervenciones de las figuras.

Así, entonces, se tiene que sostener que es imposible encasillarlo en un género en concreto y, sin embargo, eso parece importar poco. Porque de la pluma de Tyrewala el lector se va adentrando a una India tan compleja como su diversidad étnica y religiosa. Desde el sistema de castas bien estratificado, hasta los conflictos políticos más recalcitrantes, o el contraste entre la miseria y la opulencia, son retratados por la prosa de un autor que sabe lo que quiere contar… o presentar. Porque Ningún dios a la vista no es la simple descripción de las circunstancias particulares. De hecho, el plano descriptivo es el que menor impacto tiene. Es, pues, una incursión en la vida de casi medio centenar de formas de ver la vida en un país que nos resulta demasiado lejano, mas no por eso menos tentador.

Cada una de las posibilidades ofrecidas, cada uno de los giros que se dan para elegir una continuación, cada injusticia sufrida por alguno de los personajes, va permeando en la conciencia del lector que desea adentrarse en este universo fantástico, que bien podría haber sido sacado de una imaginación prodigiosa, pero que es el resultado de una integración milenaria. Y entonces se presenta el que, quizá, sea el único defecto del libro: su brevedad. Cuando el apasionamiento hace que el lector pase las páginas con frenesí, éstas se terminan. Cerrando el ciclo, es cierto, pero dejando al lector con una necesidad latente de conocer más.


CANTO A LA DIVINA SANGRE DE LA HERIDA

CHRISTIAN BARRAGÁN


Fervor desde el trópico. Poesía religiosa de Carlos Pellicer,
León Guillermo Gutiérrez,
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco,
Tabasco, 2007.

A un siglo de su natalicio y a treinta años de su muerte, Carlos Pellicer Cámara (Villahermosa, Tabasco, 1897-Ciudad de México, 1977) es sin duda alguna referencia indiscutible e indispensable en la historia de las letras mexicanas, acentuadamente en aquellas de hechura poética en el siglo xx . Sin embargo, a pesar del amplio conocimiento y reconocimiento de que goza su vasta obra en la comunidad literaria hispanoamericana, aún no es él y su obra un tema consumado, sino muy al contrario. Así lo ha entendido el también poeta y ensayista León Guillermo Gutiérrez (San Julián, Jalisco, 1955) en su Fervor desde el trópico. Poesía religiosa de Carlos Pellicer : primer estudio que trata, con una prosa ágil y un pensamiento escrupuloso, exclusivamente lo por él anunciado.

En “una interminable alabanza del mundo” resuelve Octavio Paz la escritura poética de Carlos Pellicer, lo cual es innegable, mas resulta prudente aclarar –notable acierto de León Guillermo Gutiérrez– que tal interminable alabanza del mundo es ante todo “un acto de invocación” donde Pellicer profundamente agradecido “canta la alegría de vivir gracias a su fe en Cristo.” Y es que “El poeta, más que nadie, a través de la palabra y más aún del poema, se ha sentido ligado espiritualmente a lo sagrado, a lo divino, de suerte que el poema religioso se convierte en auténtico puente entre el poeta y Dios.” Lo cual confirma y, al hacerlo, recupera íntegramente el sentido original de todo acto religioso: religar . Carlos Pellicer (cristiano católico, Carlos Pellicer poeta del trópico, Carlos Pellicer impresionista, Carlos Pellicer vasconcelista, Carlos Pellicer homosexual, Carlos Pellicer modernista, Carlos Pellicer Contemporáneo, Carlos Pellicer hijo de Deifilia Cámara, que quiere decir, en voz del poeta: hija de Dios, flor de toda verdad ) lo sabía.

La música del mar conocida en los primeros momentos de la infancia, el asombro del lenguaje vislumbrado en los versos de los Cantos para el hogar , de Juan de Dios Peza, y el descubrimiento nocturno al lado de su amorosa madre del poder de las palabras aprendidas en los rezos: la fascinación de encarnarlas, colmarlas de ritmo y melodía, y aún más, de caridad y esperanza –concluye León Guillermo– forjaron de manera capital el espíritu del infante Carlos Pellicer. No en vano nuestro poeta en “Nocturno a mi madre” al respecto ha escrito, por demás soberbiamente: “Pero nada, nada es para mí tan hermoso/ como acompañarla a rezar./ Todos los días, al responderle las letanías de la/ Virgen/ –Torre de Marfil, Estrella Matinal–/ siento en mí que la suprema poesía/ es la voz de mi madre ante el altar.”

Poesía religiosa, la de Carlos Pellicer, que es recogida y extasiada celebración a la vida, cuya más impecable manifestación es la figura de Cristo: divina sangre de la herida , a la vez que depurado canto a sí mismo: “Poesía,/ mira, calla, ven, ve, vuelve a tu grupo/ y escucha la perfecta melodía.”



Contra desilusiones y tormentas. Antología personal 1990-2006,
Emilio Coco,
Ediciones Fósforo/Tipográfica,
México, 2006.

El italiano Coco, ampliamente reconocido como traductor de la poesía italiana al español y de la española al italiano, así como por su labor de difusión del teatro español, es también un poeta prolífico, dueño de una voz propia, a quien traducen dos Carlos: Clementson y Pujol.



Vigencia del epigrama,
Héctor Carreto,
Ediciones Fósforo/Tipográfica,
México, 2006.

Con la generosidad propia del buen antologador, Carreto presenta este volumen que recoge epigramas escritos por autores latinoamericanos de varias generaciones, entre quienes se cuentan Ernesto Cardenal, José emilio Pacheco, Hugo Gutiérrez Vega, Rodolfo Alonso, Eduardo Lizalde, Marco Antonio Campos, Vicente Quirarte y muchos más.



Panamá en la América Latina que concibió Bolívar,
Jorge Turner,
Universidad Autónoma de la Ciudad de México/Plaza y Valdés Editores,
México, 2007.

Sindicalista, periodista y docente en la UNAM , Turner es más que todo un patriota que ve en Panamá a una nación digna de un futuro alejado de la dominación imperialista que ha implicado la vía interoceánica que parte a su país. Este resumen histórico es "un recordatorio para no volver al pasado".



Moro mío,
Leticia Herrera Álvarez,
Ediciones Fósforo/Tipográfica.
México, 2006.

Textos e ilustraciones son de la autoría de esta michoacana, que ha publicado más de una decena de libros y plaquettes en casi todos los géneros: poesía, novela, cuento infantil, ensayo, guión cinematográfico... De vocación plural, también le entra a la crítica literaria, las artes visuales, la música polifónica más lo que se acumule.