Usted está aquí: miércoles 17 de octubre de 2007 Política Desde 2002 han cateado casas de Sandra Ávila

La reina del Pacífico, “distinguida” cliente de joyerías

Desde 2002 han cateado casas de Sandra Ávila

Alfredo Méndez

Sandra Ávila Beltrán, identificada como La reina del Pacífico, también pudo ganarse el mote de La reina de las joyas, porque el gusto que tiene por diamantes, esmeraldas, rubís, relojes, cadenas, aretes, pulseras y otras prendas la llevó a ser cliente frecuente de las joyerías más distinguidas del país.

Su aprecio por las piedras preciosas, el oro y otros metales finos le permitió obtener una credencial expedida por la Cámara Nacional de la Industria de Platería y Joyería, que se otorga a las personas que en forma cotidiana adquieren joyas y bisutería de alta calidad.

Según consta en el expediente judicial abierto en tribunales mexicanos contra Sandra Ávila y su novio Juan Diego Espinosa Ramírez, El Tigre, en diversos cateos que realizó la Agencia Federal de Investigación (AFI) en los domicilios que usaban ambos en el estado de Jalisco se encontraron joyas, dinero en efectivo, armas de grueso calibre, droga y varias credenciales de identificación.

De hecho, la información de la causa penal 101/2003 contradice los mensajes difundidos por la Presidencia de la República en televisión abierta –a partir de la detención de Sandra Ávila y Juan Diego, ocurrida hace dos semanas–, en los cuales se anuncia que en enero pasado las autoridades federales detectaron varios domicilios de La reina del Pacífico, lo que permitió dar con su paradero y el de su novio, a quienes se señala como responsables de “envenenar a la niñez mexicana”.

El expediente, en poder de La Jornada, da cuenta de que desde 2002 comenzaron los cateos a los domicilios de la pareja de narcotraficantes. La documentación oficial que sirvió para justificar las órdenes de aprehensión contra los inculpados revela que en mayo de ese año la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) informó a la AFI que los hermanos Juan Diego y Mauricio Espinosa Ramírez, así como Sandra Ávila Beltrán y otros de sus cómplices operaban en Jalisco.

La DEA entregó a la PGR datos precisos sobre las direcciones en que vivían o tenían negocios esas personas, por lo que el Ministerio Público de la Federación (MPF) solicitó las órdenes correspondientes a un juez de esa entidad y así comenzaron los cateos en varios domicilios.

Es decir, los allanamientos a las casas particulares y de negocios de Sandra Ávila y El Tigre, donde se hallaron cientos de joyas, dinero en efectivo por 600 mil dólares, equipo de cómputo, armas de uso exclusivo del Ejército y vehículos de lujo, comenzaron en 2002 y derivaron de un pitazo de la DEA.

Los documentos en poder de este diario revelan que los cateos en dos casas de bronceado que administraban Mauricio Espinosa y Sandra Ávila, donde vivían ella y Juan Diego, en el domicilio particular de María Luisa Beltrán Félix (madre de La reina del Pacífico) y en otras propiedades relacionadas con el grupo delictivo, comenzaron en julio de 2002.

En una diligencia ministerial reproducida por la PGR y de la misma fecha se menciona que fue asegurada “una credencial marcada con el número dos, expedida por la Cámara Nacional de la Industria de Platería y Joyería a nombre de Sandra Ávila Beltrán; diversas joyas y numerario localizados (en otro de los inmuebles inspeccionados); varias armas de uso exclusivo del Ejército, computadoras y CPU valuados estos últimos en 26 mil pesos”.

El numerario, las joyas y los otros objetos asegurados quedaron a disposición de las autoridades en espera de que se resuelvan los juicios contra los inculpados.

 
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