Usted está aquí: martes 27 de noviembre de 2007 Cultura Presentan en la FIL nuevo libro de Vicente Rojo

La vorágine de los libros

Ex colaboradores destacan la disciplina y libertad que domina el trabajo del artista

Presentan en la FIL nuevo libro de Vicente Rojo

Cecilia Durán (La Jornada Jalisco)

Guadalajara, Jal., 26 de noviembre. El libro Vicente Rojo: Diseño Gráfico fue presentado ayer con un cálido homenaje que rindieron colegas diseñadores, escritores y escultores, al artista, aunque éste no estuvo presente. Germán Montalvo, Rafael López Castro, Felipe Covarrubias y Pedro Ángel Palou hicieron referencia a la vida y obra poliédrica del artista y recordaron anécdotas de los años en que trabajaron junto. Coincidieron en que el respeto, la disciplina y la libertad reinó siempre en los ambientes dirigidos por Rojo.

Palou habló sobre la pasión de Rojo por el diseño y señaló que “hay un niño siempre en su profundidad; por ello es un rojo vivo o, como los niños vivarachos, intenso. Este libro, revisión cuidada por Germán Montalvo, Paloma Villegas y el propio autor es un regalo para quienes seguimos la carrera del maestro y la historia del diseño en México. Como señala el propio Carlos Monsiváis, es un estudio sobre la inigualable trayectoria del maestro, un digno objeto del deseo.

“Octavio Paz y David Huerta, entre otros, nos han ayudado a comprender, a interesarnos en la obra del artista que hoy presentamos. Ahora nos toca a nosotros ponderar, sugerir las diversas transiciones de Vicente Rojo. Me refiero, no a la trayectoria de héroes que hemos visto en este tipo de libros, sino a la trayectoria como experiencia acumulada y como aventura, como una ruta de navegación que incluye siempre el naufragio, rumbos que se intuyen, puertos que se avisoran, el mapa perdido, la ruta recobrada y al final nos terminamos dando cuenta, como diría Neruda, de que hemos vivido trazando una raya que no sabíamos adónde nos llevaría.

“La imaginación de Rojo siempre prima sobre la inteligencia, y la simetría sueña con colores y volcanes en permanente reposo. Rojo nos enseña que el arte no se conforma con el formato tradicional y, navegante de nuevo, puede estar en cualquier superficie, en cualquier parte. Pero todavía hay algo por descubrir casi por error, por un azar del destino o como por una voluntad secreta que ha marcado siempre la obra y vida de Vicente Rojo.

“La letra E se sigue negando a una soledad de 100 años. Seguirá sorprendiendo a un acomodo inesperado, una línea corrida, un trazo que se cierra sobre su misterio mismo; una letra a la inversa como rebeldía, como gesto apenas perceptible ante la condena de Melquiades de los Cien años de soledad.

“Siempre quedan cosas por descubrir, por releer en esta obra misteriosa y a la vez transparente, cualidades ambas de Vicente Rojo. Para todo pintor el rojo es un color ineludible, así, el rojo es un matiz permanente en el diseño mexicano. Al rojo sandía de Tamayo, al rojo bandera de López Velarde y al rojo viaje de Silvestre Revueltas se sumó para siempre, con sus trazos, Vicente Rojo, complemento y contrapunto de la cultura mexicana.”

Germán Montalvo, coordinador de la edición, resaltó que combinar el diseño y la pintura, darle forma a la palabra, envolviéndola en libros, con perfección y trabajo multidisciplinario, son algunas características profesionales de Vicente Rojo, figura clave para entender el movimiento cultural moderno en México.

Anécdotas y corridos

También hizo un recuento de anécdotas surgidas en el cálido ambiente de trabajo que distinguía la oficina del reconocido diseñador. Contó que es una persona de la que le han aprendido, sobre todo, su gran disciplina. “Las enseñanzas son infinitas, una de ellas fue colaborar y respetar los grandes símbolos del país. Era tarea diaria. Juan José Arreola, Juan Rulfo, Héctor García, Sergio Pitol, Carlos Monsiváis, Octavio Paz y Fernando Gamboa fueron algunas de esas figuras emblemáticas”.

Al final del acto, Rafael López Castro, a quien Rojo considera hermano, presentó la sorpresa que tenía preparada para su maestro. Los asistentes escucharon un corrido que un grupo de músicos de Degollado, pueblo de López Castro, compuso para Rojo.

 
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