Usted está aquí: miércoles 16 de enero de 2008 Política Asentamiento pro zapatista resiste amenazas del “desarrollo” turístico

Pobladores de Nuevo Progreso Agua Azul denuncian presiones de la Opddic

Asentamiento pro zapatista resiste amenazas del “desarrollo” turístico

Hermann Bellinghausen (Enviado)

Nuevo Progreso Agua Azul, Chis., 15 de enero. No es poco lo que se juega aquí, a orillas del codiciado río Agua Azul, en la ribera opuesta de la comunidad zapatista Bolón Ajaw, tan amenazada y agredida últimamente. Cuando un representante de Nuevo Progreso Agua Azul, comunidad del municipio autónomo La Paz, dice: “aquí estamos luchando por nuestros hijos y por todo el mundo”, no exagera. El área, de una riqueza natural y una belleza extraordinarias, podría convertirse pronto en una vasta zona turística internacional, en el corazón selvático de Tumbalá y Chilón, por donde corre el río que de su cristalino color gana el nombre. Al menos ésos son los planes gubernamentales y empresariales, con voracidad urgente.

“Lo que es ‘el bien’ para ellos, para nosotros y nuestros hijos es la muerte”, añade, rodeado por decenas de pobladores de todas las edades. Los campesinos choles iniciaron su encuentro con los periodistas a la luz de la luna, pero ésta, creciente apenas, no basta, así que los conducen a un cobertizo, y a la luz de un foco alimentado con una batería de carro, el hombre de Nuevo Progeso Agua Azul declara:

“Somos nativos de aquí. Como nuestros padres. Nuestros abuelos fueron peones acasillados del patrón. Y llevamos más de 13 años de resistencia”. También nacieron aquí las decenas de increíblemente hermosos niños y niñas que nos rodean, vivaces y divertidos en horas en las que ya debían haberse ido a dormir.

Su historia y presencia se contraponen al veloz tren del “progreso” que viene tendido y tiene por adelantados a los miembros de la Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (Opddic), cuyo cometido es despojar a las comunidades zapatistas de sus tierras para posteriormente abrir paso a las carreteras, los servicios, el comercio, los “ecoturistas”. La cosa podría ponerse peor: se proyecta una autopista San Cristóbal de las Casas-Palenque, y “hay la amenaza de construir una presa”, dice el representante zapatista.

Ya está asfaltada la carretera que conduce a Progreso Agua Azul, comunidad ubicada más arriba, donde fue el asentamiento de los peones acasillados en los años 40. Con ella, son tres las comunidades en el paraje, siendo las otras Lindavista y Nuevo Progreso Agua Azul. En todas hay bases de apoyo zapatistas, pero en las dos primeras también miembros de Opddic, entre ellos el dirigente de dicha agrupación, denunciada como paramilitar, Jerónimo Deara Gómez, vinculado en las agresiones contra las bases zapatistas de Bolón Ajaw y Agua Azul Chico.

Muy cerca de aquí se localiza el famoso balneario, a partir del cual los gobiernos federal y estatal planean un “desarrollo” que pone chinita la piel. Para tan magnos proyectos “estorban” las comunidades autónomas de Bolón Ajaw, Nuevo Progreso Agua Azul, Lindavista y San Miguel, ubicadas en tres parajes especialmente codiciables por sus cascadas y grandes pozas. Son, sobra decirlo, tierras feraces.

Nuevo Progeso Agua Azul, poblada por unas 130 personas, es una aldea limpísima, donde cada familia tiene un solar con platanares, jardines y corrales. Los rodean sus milpas comunales, la selva, y cada día más cerca, las carreteras y la especulación inmobiliaria. Antes, cuando esto era los ranchos Brasilia, Santa Silvia y Progreso Agua Azul, hubo potreros, vacas e indios esclavizados. Pronto podrían llegar estacionamientos, restoranes, embarcaderos. Esto, si los que son de origen de aquí fueran despojados y expulsados.

Los conflictos no han sido pocos. Durante el gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía, la organización perredista Kichañ Kichañob intentó titular estas tierras comunales, pero fracasó, pues a fin de cuentas el gobierno no pretendía garantizar la tierra a los indígenas; sus planes eran, y son, otros. En tales condiciones, la actual función de la Opddic es descomponer la convivencia entre las comunidades y abrir paso a los inversionistas; a diferencia de otros lugares de la selva y la zona norte, sus miembros no aspiran a tierras, sino a “participar” en el servicio turístico.

Desde que iniciaron la resistencia tras el levantamiento de 1994, en repetidas ocasiones se ha intentado expulsar a las familias zapatistas de estas comunidades. Primero los presionó Paz y Justicia, después la “fraterna” Kichañ Kichañob. Por un tiempo el Ejército federal se estableció en Xhanil, cerca de aquí. Ahora, los hostigamientos y amenazas provienen de la Opddic.

“Han llegado puncionarios (en chol no existe el sonido f) de diferentes dependencias a Progreso Agua Azul, que para hacer ‘investigación del problema’. Y siempre se reúnen con los de Opddic”, explica el vocero de las bases zapatistas ante un legajo, suerte de bitácora de esta comunidad, y de Lindavista, donde se refugiaron las familias zapatistas, expulsadas en 2003 de Flor de Café por miembros de Kichañ Kichañob para despojarlos de sus tierras recuperadas.

 
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