Usted está aquí: domingo 10 de febrero de 2008 Política Calderón debe garantizar que no se privatizará Pemex

Entrevista a Ruth zavaleta salgado, presidenta de la camara de diputados

Calderón debe garantizar que no se privatizará Pemex

El gobierno federal debe presentar ya su proyecto, afirma

Perredista controvertida y tachada de “colaboracionista”, la legisladora descalifica las acusaciones en su contra y dice que son producto del “maniqueísmo”. Asegura que es partidaria de que el Estado conserve la rectoría en el sector energético, pero señala la necesidad de una amplia reforma

Roberto Garduño y Enrique Méndez

Ampliar la imagen La presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta Salgado La presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta Salgado Foto: José Carlo González

El gobierno de Felipe Calderón Hinojosa está obligado a garantizar la rectoría del Estado en materia petrolera y en la producción de energía eléctrica, porque la defensa ciudadana de los hidrocarburos y de los mantos acuíferos forma parte de la cultura y de la historia nacionales, advierte la presidenta de la Cámara de Diputados.

Señalada, a últimas fechas, como “colaboracionista” con la administración federal, Ruth Zavaleta Salgado califica esas posturas de “simple maniqueísmo” que no le preocupa.

Al preguntarle si aceptaría un cambio legislativo tendiente a privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), replica que es necesario dar autonomía de gestión a ambas empresas, y emplaza al régimen panista a definir su propuesta de reforma energética y a pronunciarse en torno a la inversión privada en el sector.

En entrevista, la legisladora del PRD anuncia también la determinación de su partido de rechazar la reforma judicial –que fue devuelta por el Senado de la República a la Cámara de Diputados con algunos cambios–, porque afecta sustancialmente las libertades individuales y los derechos humanos.

“El grupo parlamentario del PRD ha hecho un análisis de no votar en favor, porque la reforma no cumple con las expectativas de derechos humanos, no se respetan las garantías individuales en general”.

Al iniciar el segundo periodo ordinario de sesiones del segundo año de la 60 Legislatura, indica que en el proceso de aprobación de las 17 leyes secundarias que complementarían la reforma electoral, persisten diferencias con el Senado de la República.

“Hay un diferendo, porque la Cámara de Senadores nos acaba de pedir, tanto al diputado Héctor Larios como a mí, que se pudieran presentar todas las reformas de leyes secundarias en el Senado como cámara de origen; obviamente que los diputados quieren que algunas de éstas puedan ser parte de su resolución”.

–¿Otro pendiente es la reforma laboral?

–Nuestro centro de estudios jurídicos dice que no se pretende hacer una reforma constitucional en el terreno laboral, pero sí se buscan cambios a la ley secundaria que mejoren las circunstancias de los trabajadores en su relación laboral con las empresas, y que también se incentive la posibilidad de la inversión en el sector de la mediana y la pequeña empresa.

–La reforma energética preocupa a los grandes sectores sociales –se le plantea.

–¡Claro! Si tú revisas las últimas encuestas te vas a dar cuenta que 77 por ciento de los ciudadanos consultados no está de acuerdo en que se privatice el sector energético, a pesar de que en algunas áreas ya participa la iniciativa privada.

–El gobierno federal pretende reformar el sector –se insiste.

–Es importante que escuchemos cuál va a ser la propuesta del Ejecutivo y que haya un compromiso de la no privatización en aras de que la mayoría de la población opina que no está de acuerdo con ello, porque es una cuestión de cultura, de historia. Ha sido una bandera para los mexicanos, porque la riqueza natural pasó a manos nacionales y propició un freno a la explotación de los mantos petroleros por las trasnacionales, con objeto de generar beneficios para la población en general.

“Tiene que ver con una parte histórica y cultural de nosotros como mexicanos. Entonces, es obvio que no estamos de acuerdo en que se privatice el sector”.

–Como presidenta de un órgano legislativo, ¿cuál es su postura?

–Yo, como ciudadana, como perredista, obviamente como presidenta de la Cámara de Diputados, estoy en contra de la privatización de Pemex. Sin embargo, como presidenta de la Cámara de Diputados, haciendo un trabajo institucional, si a mí me llega la iniciativa a la mesa directiva yo la tengo que presentar al pleno y ahí se discutirá. Pero eso es un asunto de mi tarea institucional. Mi posición política es, obviamente, la que el PRD ha manifestado y yo coincido totalmente con ella: no a la privatización de Pemex.

—A usted se le acusa de ser “colaboracionista” con el gobierno federal.

–Es un maniqueísmo decir que estoy de acuerdo con el gobierno federal, porque lo utilizan para golpear en el proceso interno del PRD, para lastimar al candidato que yo estoy apoyando; lo quieren vincular con una posición política que además es falsa, pero que además lo hacen en aras de que yo tengo una figura, que cualquier cuestión que yo diga o que yo haga pues la sociedad obviamente la está viendo. Me están poniendo el dedo maniqueo diciendo cosas que yo nunca he dicho.

—¿La reforma energética tiene que ver con la modernización de Pemex?

—Mira: nadie discute y nadie creería que se dijera que Pemex está bien y que no necesita ninguna reforma. El sector energético y Pemex, en especial, es obvio que necesitan una revisión para hacerlos más productivos, pero desde nuestro punto de vista no puedes cambiar un organismo de la magnitud y del peso cultural de Petróleos Mexicanos sin tener un diagnóstico real, no inventado, real, de cómo está funcionando la empresa.

“Primero tienes que hacer autónomo al organismo. No puede ser que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público esté trastocando los recursos que genera Pemex para distribuirlos donde considera más conveniente”.

–Pero Pemex es más apetecible que nunca.

—¡Claro! Y se pretende que al rato ya se la esté dejando a la libre explotación. Hemos visto cómo nos sangran algunos sectores dominados por el capital privado.

 
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