Usted está aquí: miércoles 5 de marzo de 2008 Mundo Estados Unidos cometió “un monstruoso crimen” en Ecuador, acusa Fidel Castro

■ La Habana no es enemiga de Bogotá, afirma; respalda a Correa

Estados Unidos cometió “un monstruoso crimen” en Ecuador, acusa Fidel Castro

Gerardo Arreola (Corresponsal)

La Habana, 4 de marzo. Fidel Castro acusó este martes en un artículo a Estados Unidos de cometer “un monstruoso crimen” en Ecuador y respaldó al presidente Rafael Correa, pero declaró que Cuba no es enemiga de Colombia ni se considera parte del conflicto por emitir sus juicios.

Hasta la noche del martes no se conocía una posición oficial del gobierno cubano sobre la crisis andina, por lo que ésta es la primera vez que se produce una situación de este tipo: sin opinión pública del gobierno, el líder histórico define una línea en la prensa, materia en la que fue expresamente reconocido por el Parlamento como consejero del presidente Raúl Castro.

El artículo de Fidel mostró una selección muy cuidadosa de los términos. Se centró en el ataque del sábado, omitió cualquier referencia a Venezuela y al conflicto interno colombiano y evitó mencionar por su nombre a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a las que tampoco aludió como guerrilla.

Castro planteó cuatro puntos de fondo. Primero dijo que el ataque fue con “bombas yanquis, guiadas por satélites yanquis”, en una acción injustificable. “A sangre fría nadie absolutamente tiene derecho a matar”, agregó. Aceptar esa fórmula permitiría repetir los hechos “sobre cualquier grupo de hombres y mujeres latinoamericanos, en el territorio de cualquier país, haya o no guerra”.

Después consideró como agravante que las acciones militares ocurrieran en territorio ecuatoriano y que la sustracción de dos cadáveres demostró la incursión de tropas en Ecuador. “Correa puede exclamar ahora como Emilio Zolá: ¡Yo acuso!”

Como un tercer punto, Castro aludió a la relación de alto nivel que Cuba ha mantenido con Colombia en las últimas dos décadas. Aludiendo a la función de intermediario entre el gobierno y las guerrillas, dijo que tanto él como Raúl Castro han adoptado hacia ese país “una política de principios y de paz, proclamada desde hace años en nuestras relaciones con los demás estados de América Latina”.

Alegó que “hoy que todo está en riesgo, no nos convierte en beligerantes” y que Cuba favorece la unidad regional, pero “guardar silencio nos haría cómplices”.

Un cuarto punto fue la implicación ascéptica que hizo de las FARC. “Las acusaciones concretas contra ese grupo de seres humanos no justifican la acción”, dijo en una parte y describió el ataque como dirigido “contra un grupo de hombres y mujeres que, casi sin excepción, dormían”.

 
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