TOROS

■ Diestros triunfadores confirman que el sitio sólo se adquiere toreando seguido

Bellas faenas de Adame, Flores, Casasola, Zotoluco y Castella en la feria de Texcoco

■ Los tres primeros exhibieron el enorme potencial; los consagrados refrendaron su categoría

Leonardo Páez

Los aficionados que han asistido a la plaza Silverio Pérez, de Texcoco, pudieron comprobar una vez más que en este país, como en épocas pasadas, hay toreros con las suficientes cualidades para convertirse en corto plazo en diestros competitivos con capacidad de convocatoria y a mediano plazo en auténticas figuras... siempre y cuando las empresas de todo el país, no sólo la de la Plaza México, adopten planes de seguimiento y contratación pero exclusivamente de nombres con capacidad para dar espectáculo de manera sostenida y, claro, estimulándolos en proporción a sus resultados.

Al torero desempeño de Manolo Lizardo, Aldo Orozco y Jorge Delijorge ante reses de Juan Flores, en la primera corrida, siguió la estupenda tarde que supo dar Juan Antonio Adame en el tercer festejo, con dos completas faenas que le valieron cortar cuatro orejas a dos ejemplares de los herederos de Luis Felipe Ordaz, hasta ahora el encierro mejor presentado del serial.

Inolvidable fue la actuación de Humberto Flores quien, no obstante lo poco que ha toreado tras sus triunfos en la México, reiteró ante reses de San Martín su mentalidad de triunfador y exhibió notables avances: imaginación, hondura, sentimiento y mando, así como una espada privilegiada que le permitió cortar dos orejas que debieron haber sido tres por el soberbio estoconazo a su segundo.

Si los matadores mencionados tuviesen en función de su desempeño más oportunidades por parte de las empresas, en corto y mediano plazos, repito, la baraja taurina de México volvería por sus fueros y recuperaría su brillo. No es ciencia, sólo voluntad de sumar esfuerzos.

En la quinta corrida, el sábado 22, Eulalio López Zotoluco refrendó con creces su sitio de figura, en buena medida porque alternó con quien sin duda es el torero más importante del mundo en la actualidad, Sebastián Castella, originario de Hérault, departamento al sur de Francia, en la región Languedoc-Rosellón, con el Mediterráneo al sureste y cerca de Béziers, Nimes y Arles, la zona taurina francesa.

A sus 40 años Eulalio conserva afición y casta para dar y prestar. Sobrado de recursos y celo, de valor sereno y fina intuición delante de los toros, bordó el toreo con su primero de Vicky de la Mora, obligándolo a tomar el engaño al poner el cuerpo por señuelo o desafiando la embestida con un frentazo en el testuz. Hubo templadas series por ambos lados y entera en lo alto que le valieron las orejas.

Sin embargo, con su primero el joven maestro galo y paisano de Montaigne alcanzó unos niveles de expresión estética y de serena sabiduría muy difíciles de igualar. Inició con unas verónicas –no se pierda hoy Toros y toreros en Canal Once– tan suaves y naturales, recreándose tanto en la suerte, que aquello fue un soberbio homenaje a la grandeza intemporal del arte del toreo.

Y con la muleta Sebastián desplegó un repertorio tan variado como sólido, tan preciso como gozoso, sin la menor afectación, desde los estatuarios en los medios hasta las limpias dosantinas finales, más las precisas y largas series por ambos lados siempre muy bien rematadas, honrando de principio a fin la tauridad del astado de Vicky de la Mora, al que despenó de una casi entera. Por haber convencido y conmovido, Castella obtuvo las orejas del noble animal. ¡Pedazo de torero!

Ayer en la sexta corrida, ante un encierro de La Guadalupana, el rejoneador portugués Rui Fernándes se llevó dos orejas y Leopoldo Casasola otras tantas de su segundo, dando la vuelta con el ganadero Juan Flores.