Usted está aquí: sábado 5 de abril de 2008 Cultura Muchos bailarines jóvenes en La bella durmiente

■ Cuarta temporada de la Compañía Nacional de Danza en el Castillo de Chapultepec

Muchos bailarines jóvenes en La bella durmiente

Arturo Jiménez

La búsqueda constante, sistemática, hasta obsesiva, en las coreografías que monta la Compañía Nacional de Danza (CND) es “la perfección”, como en el caso del ballet clásico La bella durmiente, que ya comenzó su cuarta temporada en la explanada del Castillo de Chapultepec.

Cada temporada –y en realidad desde hace más de un siglo, cuando fue creada por Marius Petipa sobre música de Tchaikovsky, basados en el cuento de Charles Perrault– esta obra, que cuenta la historia de amor entre la princesa Aurora y el príncipe Florimundo, experimenta muy pocas transformaciones, plantea el director artístico de la CND, Dariusz Blajer.

Entre esta puesta y, por ejemplo, la de la temporada pasada, dice a La Jornada el coreógrafo y ex bailarín al final del ensayo general, la diferencia es la búsqueda constante de la perfección.

“Son los mismos pasos, los bailarines cambian, pero buscamos justamente esta perfección de movimientos, de imágenes que el público tiene. A veces se cambia la distribución de bailarines en el escenario. Todo esto hace que uno pueda ver dos veces la misma obra y percibir diferencias. Pero en el concepto como tal, coreográficamente, no hay diferencias.

“Ahora hicimos lo mismo que el año pasado pero, justamente, con este brillo que debe acentuar cada puesta en escena. Ahora estoy mucho más contento de ver esta función que la última del año pasado, porque hicimos unos arreglos para que se perciba mejor la actuación de los bailarines. Y también técnicamente, por supuesto, ya que ellos dependen de las cualidades de su técnica artística y dancística.”

Se le comenta a Blajer que, al parecer, ahora se observan muchos bailarines muy jóvenes en la compañía, y recuerda que una profesión como la danza es muy exigente y sólo personas “con mucha fuerza, espíritu y juventud pueden atreverse a bailar. En el momento en que el bailarín llega a una cierta edad es difícil la competencia con los jóvenes. Por eso hay muchas caras y espíritus nuevos, lo cual da un plus para la compañía y para esta obra”.

Destreza técnica y física

Blajer, creador polaco-mexicano, considera que la compañía muestra hoy un “muy alto nivel” y dice que recurre mucho a bailarines que son solistas y primeros solistas. “Antes podíamos hablar de primeros bailarines, pero ahora en esta producción solamente actuará un primer bailarín, Harold Quintero, como el príncipe Florimundo”.

Comenta que la CND tiene cinco elencos para esta puesta de La bella durmiente pues cada uno sólo baila dos noches y luego tiene que descansar varios días debido a la exigencia técnica y física.

Sobre la obra en sí, considera que es una de las mejores de Tchaikovsky en cuanto a la música, creada en el San Petersburgo zarista de 1890. “Es uno de los ballets más bellos y resalta aún más en este escenario del Castillo de Chapultepec”.

Así, apenas concluida la temporada de El lago de los cisnes, en la isleta del lago de Chapultepec, cerro abajo, ahora la CND ya tiene lista La bella durmiente, y el 4 de mayo será el estreno en México de La fierecilla domada, coreografía de John Cranko basada en la obra de William Shakespeare. “Es un plus de la compañía que pueda preparar tres obras al mismo tiempo”.

 
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