Usted está aquí: miércoles 23 de abril de 2008 Cultura “He decidido vivir y morir en México”, reitera Juan Gelman

■ Rinden homenaje al escritor la víspera de que reciba el Premio Cervantes de las Letras

“He decidido vivir y morir en México”, reitera Juan Gelman

■ La derrota política, la muerte de sus seres queridos y el exilio marcan su obra, expresa De la Fuente

■ Pertenece a los miles de hombres dispersados por la misma injusticia: Marco A. Campos

Armando G. Tejeda (Corresponsal)

Ampliar la imagen Juan Gelman, en Madrid Juan Gelman, en Madrid Foto: Ap

Madrid, 22 de abril. El poeta argentino Juan Gelman grita con rabia en uno de sus versos un atisbo de lo que significa vivir exiliado, condición que él ha sufrido a causa de la dictadura militar en su país.

“Los exiliados –manifiesta– son los inquilinos de la soledad. En el exilio los muertos y los odios se amontonan.”

Precisamente de su condición de desterrado se habló en el homenaje en la Casa de América de Madrid, en la que, en la víspera de recibir el Premio Cervantes de las Letras, anunció: “He decidido vivir y morir en México”, el país que eligió para asentarse después de un largo periplo por Francia, Nicaragua e Italia.

En la mesa intitulada El exilio y Juan Gelman, se convocaron a los fantasmas más dolorosos y presentes en la poesía del escritor argentino: su participación activa en la lucha por una sociedad más justa e igualitaria, para lo cual militó y combatió bajo las siglas del Partido Comunista argentino, así como la posterior “derrota” que le llevó a perder a su hijo, a su nuera y a decenas de “compañeros”.

Gelman, al ser un mexicano por adopción, convocó a cuatro escritores y académicos para hablar de su vida y obra: el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Juan Ramón de la Fuente; los poetas Eduardo Hurtado y Marco Antonio Campos, y el escritor Carlos Monsiváis –quien envió su ponencia.

Hurtado inició el homenaje con un texto emotivo en el que rememoró los orígenes de ese ciudadano rebelde orillado por una dictadura a vivir lejos de su patria. Al respecto, señaló: “Gelman vive en Roma con la terrible incertidumbre del destino de su hijo y de su nuera, secuestrados años atrás por elementos del Ejército (...) Ligado sin remedio a la presencia de lo ausente, a Gelman sólo le queda asumir que el país al que las circunstancias lo han llevado no puede ser, en sentido cabal, un lugar. No hay lugar sino la niebla estricta del exilio en donde todo parece inaccesible y precario. Se puede guardar la ropita en el ropero, pero eso no significa haber desecho las valijas del alma”.

Y añadió: “La perra soledad del destierro apenas se menciona en los sesudos balances de los profesores del exilio, los sociólogos del exilio, los llorones del exilio (…) La cháchara exiliar vuelve menos soportable la desventura de los proscritos latinoamericanos que hacen cola ante sus propios países clausurados. Una cola de 14 mil kilómetros en la que se forman decenas de millares de hombres dispersados por la misma injusticia”.

Tres veredas comunes

Posteriormente, Marco Antonio Campos explicó que en la época en la que Gelman se tuvo que exiliar “eran tiempos en que un torturador valía más que un poeta o un artista. Era el terror concertado o planificado. En ese entonces ser desaparecido era la muerte en la muerte”.

Finalmente, De la Fuente expresó: “La poesía de Juan Gelman está marcada por tres tragedias apenas soportables para cualquier ser humano: la derrota política, la muerte de sus seres queridos y el exilio. Intelectual comprometido y militante del Partido Comunista argentino, orillado a la clandestinidad por la violencia y la represión, Gelman conoció y sufrió en carne propia no sólo la persecución política sino también la pérdida de su hijo Marcelo y de su nuera Claudia.

“En sus inicios la poesía de Gelman transita por las veredas comunes de la juventud: el amor y la soledad, el desamor y la esperanza. Pero al poco tiempo, la emoción política irrumpe en su poesía, que nace de la forma más directa y personal, de su militancia partidista, siendo tres los motivos en cruz que están detrás de ella: el exilio, la muerte de sus compañeros y la derrota transitoria de la utopía. Poeta y político. Político y poeta. Sí, pero poeta y político de la libertad y de la dignidad.”

Gelman expresó agradecimiento a sus “amigos y hermanos mexicanos”, y aprovechó para anunciar: “Es verdad que he decidido vivir y morir en México, pero no tan pronto, porque siempre dicen que Gelman se escribe con ‘g’ de gato. No con ‘g’ de gallo, de galante, de gentil, no, de gato”.

 
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