Usted está aquí: domingo 27 de abril de 2008 Cultura Lo difícil fue entrar; ahora ya no podré salir del mundo del grabado: Phil Kelly

■ Presentó ayer El Ángel de la Ciudad en la galería de Emilio Payán

Lo difícil fue entrar; ahora ya no podré salir del mundo del grabado: Phil Kelly

■ No obstante, el pintor prefiere el dibujo por ser un género menos difícil

Ángel Vargas

Ampliar la imagen El artista Phil Kelly y un fragmento de su grabado El artista Phil Kelly y un fragmento de su grabado Foto: María Luisa Severiano

Reza el dicho que lo difícil es empezar, y fue precisamente lo que ocurrió con el pintor Phil Kelly, quien a lo mucho tiene seis meses de haberse decidido a incursionar en el grabado y son ya varios los trabajos que ha realizado dentro de ese ámbito.

El más reciente, El Ángel de la Ciudad, fue presentado este sábado en el taller-galería de Emilio Payán, lugar donde se realizó todo el proceso de creación y producción, y en el que se exhibirá, con visitas previa cita.

Se trata de una obra de gran formato, de 1.5 metros por 90 centímetros, elaborado a dos placas en tres colores (negro, azul y amarillo), bajo la técnica de azúcar y aguatinta, la misma utilizada por Pablo Picasso en su serie sobre la tauromaquia.

Con un total de 30 impresiones, más las pruebas de autor y editor, este grabado, en cuanto a temática, se inscribe en la línea que ha distinguido el quehacer del artista a lo largo de su trayectoria: la ciudad de México como personaje y protagonista.

En específico, en esta ocasión se trata de una lectura lúdica del Paseo de la Reforma y el emblemático Ángel de la Independencia, en la que prevalecen trazos gruesos y una profunda sensación de movimiento.

Nacido en Irlanda en 1950, pero mexicano por decisión, luego de naturalizarse en 1999, Phil Kelly afirma en entrevista que lo difícil fue animarse a hacer grabado, área al que varias personas lo animaban a incursionar y a la que él se resistía por las complicaciones que entraña y por sentirse más cómodo con el dibujo.

“Ya entré a este mundo y creo que ya no podré salir tan fácil de él; es como una fuerza mayor”, platica mientras aún numera y firma las impresiones de El Ángel de la Ciudad.

“Prefiero el dibujo, es un género menos difícil. Siento que soy malísimo para hacer algo fuera de él. Siempre me invitaban a incursionar en el grabado, pero no me animaba, porque es un proceso muy complicado, tanto como las matemáticas, en las cuales fui muy malo, porque me expulsaron de esa clase”.

Una obra de tales dimensiones como la presentada ayer significó para el artista diversos desafíos. El primero, cuenta en son de broma, “fue tomar harto vino para animarme a empezar, porque era una enorme placa de cobre que asustaba”.

Ya en plan serio, señala que uno de los primeros obstáculos a vencer fue imponerse a la naturaleza de los materiales: “El cobre es muy frío, en contraste con la calidez del papel. Me fascina dibujar, pero hacerlo sobre la placa de metal resultó sumamente difícil, las líneas no agarran y no se diluían bien mis trazos”.

Abunda: “El resultado final es inclusive una sorpresa para mí. Este (el del grabado) es un trabajo colectivo en el que yo pongo la primera parte y luego lo demás es tarea del impresor y su personal”.

Con El Ángel de la Ciudad “he buscado hacer una reflexión en grabado sobre mis pinturas y, obviamente, la ciudad. Retomar el Ángel de la Independencia no tiene un sentido especial, fue una excusa para ejemplificar la ciudad, de la cual ese monumento es un icono por el que miles de personas pasamos y vemos todos los días”.

La admiración por el trabajo de Phil Kelly, el interés que generó su incursión en el grabado y la amistad que mantienen con él propició que los cineastas Inna Payán, Simón Bross y Juan García decidieran convertirse en los editores de dicha obra gráfica del pintor. Para los dos últimos, la edición es una tarea habitual, mientras que para la primera significó su incursión en este mundo.

Bross y García, platican, han mantenido siempre estrecha relación con él campo de las artes visuales, el primero inclusive realizó pintura y obra gráfica, y el segundo es coleccionista de arte y cuenta con un espacio para exposiciones.

Con más de 18 años al frente de su taller de impresión, ubicado en San Ángel, Emilio Payán destaca por su parte que el grabado de Phil Kelly “está hecho al límite” en todo sentido, aunque en particular por sus dimensiones, ya que el gran formato no es algo que se acostumbre hacer en México. Adelanta que recién terminó de imprimir otra obra gráfica del artista, de la cual es editor, y cuenta con cuatro placas más en espera de pasar por ese proceso.

 
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