Usted está aquí: sábado 21 de junio de 2008 Cultura Dos noveles artistas intervienen con instalaciones el edificio/escultura El Eco que diseñó Goeritz

■ Eduardo Cervantes y Francisco Ugarte dialogan mediante el video, sonido y dibujos

Dos noveles artistas intervienen con instalaciones el edificio/escultura El Eco que diseñó Goeritz

Merry MacMasters

Dos jóvenes artistas tapatíos, que ya transitan por el mundo, Eduardo Cervantes y Francisco Ugarte, acaban de inaugurar obra en el Museo Experimental El Eco, con la que intervienen el espacio arquitectónico del edificio/escultura creado por el artista de origen alemán Mathias Goeritz en 1952.

Radicado en Nueva York desde 2000, Cervantes (Guadalajara) exhibe con el título de Desplazamiento endogravitacional, una variedad de piezas alusivas a su experimentación en diversas direcciones, tanto el dibujo como la instalación en sitio específico.

Apenas se franquea la puerta de entrada del recinto de Sullivan 43, colonia San Rafael, el visitante activa y se encuentra inmerso en la primera obra, Emisor agnóstico, una intervención de video y sonido en el pasillo del museo.

Mientras un circuito cerrado filma para su inmediata reproducción en una pantalla televisiva, de ésta Cervantes ha sacado bocinas que crean una retroalimentación con el micrófono de la cámara.

Los movimientos y sonidos del pasillo, entonces, se traducen en tonos paralelos que, más que música, son ruido, que el artista concibe como algo “casi físico”.

Cervantes también exhibe media docena de dibujos “totalmente arquitectónicos”.

Se trata de rocas o piedras que ha recolectado o fotografiado en museos, de las que nace una propuesta de “arquitectura modernista”. También presenta la escultura Monitor espacial, que “pretende apropiarse del espacio del museo, con medios muy económicos”, como son dos bancos de madera enfrentados que crean un efecto tipo espejo y divididos por una almohada, cuyas patas han sido prolongadas con extensiones de tubo de pvc.

En en segundo piso de El Eco, Eduardo Cervantes muestra varios relieves que podrían ser esculturas, elaborados con base en cartones de colores, tan atractivos para los niños, encontrados en las bolsas de comida chatarra, que él desarma para construir una nueva figura.

De hecho, Cervantes proyecta efectuar un viaje a Taiwán para visitar la fábrica donde se hacen. También hay muñecos hechos con estampas de la misma procedencia.

Tres grandes espejos

Francisco Ugarte (Guadalajara, 1973), por su parte, concibió el proyecto Auto-, una intervención en sitio específico, para el patio del museo, consistente en tres grandes espejos.

El artista está consciente de que El Eco no fue creado por Goeritz para “exponer obras por sí solas, sino para que dialoguen con su entorno”.

Con Auto-,Ugarte se propuso intervenir con espejos de tal manera que él mismo espacio “autointerviene a sí mismo para crear nuevos espacios virtuales a partir del existente”.

Para decidir dónde colocar los espejos, el artista y arquitecto trabajajaron con una maqueta a escala, donde empezaron a jugar con los reflejos, mediante materiales reflejantes.

Consideran como una parte relevante de la pieza que los espejos surgen a partir del suelo, entonces generan una continuidad con el material del piso. Alguna vez pensó en colocarlos en la parte superior del muro, pero así no producirían el efecto deseado. También juega con la imagen del espectador el cual es ubicado dentro del espacio.

Ugarte trabaja con la galería GPO, en Londres, que lo apoyó con la producción de la pieza.

 
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