Usted está aquí: lunes 14 de julio de 2008 Política Pide titular de la Cibiogem no acelerarse en experimentación con maíz transgénico

■ Rechaza presiones e insta al Cinvestav a retomar participaciones suspendidas en 1998

Pide titular de la Cibiogem no acelerarse en experimentación con maíz transgénico

Matilde Pérez U.

Los experimentos para la siembra de maíz transgénico deben estar “bien planeados y muy bien pensados para dar pasos firmes y obtener respuestas claras; no nos dejaremos presionar por nadie”, destacó el secretario ejecutivo de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), Reynaldo Ariel Álvarez Morales.

A tres años de la publicación de la Ley de Bioseguridad y a tres meses de la de su reglamento, la Cibiogem continúa trabajando con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) para definir los centros de origen y de alta biodiversidad del maíz; “tenemos nueve meses para definir cuáles serán los sitios de experimentación. Por el momento está muy claro que no se tocarán sitios identificados como centros de origen, como Jalisco, Guerrero y Oaxaca”, mencionó en entrevista.

Asentó que la tarea de la Cibiogem no es imponer tecnologías, sino definir las áreas de protección del maíz y vigilar que las experimentaciones, en caso de aprobarse, demuestren que el maíz transgénico es inocuo al ambiente y a la salud. “Desde mi punto de vista, se puede iniciar la experimentación de maíz pero fuera de la temporada de siembra y en zonas donde esté rodeado de cultivos diferentes a la gramínea.”

No corresponde a la Cibiogem dar los permisos de siembra experimental, sino a las secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y a la de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). “Nosotros somos el ente que tiene que coordinar a todos para que trabajen de manera verdaderamente armonizada, porque si se va a consumir el producto, el permiso corresponde a la Secretaría de Salud; si es agrícola le toca a Sagarpa; en la esfera ambiental a Semarnat; por importaciones de semillas está involucrada la Secretaría de Hacienda y por la comercialización de los cargamentos la Secretaría de Economía.”

Ante las declaraciones de productores del norte del país que responsabilizan a la autoridad por el atraso al acceso de la “herramienta tecnológica” para el maíz, el secretario ejecutivo de la Cibiogem sostuvo que el organismo aporta ideas y que las decisiones “deben ser propias, no hacer comparaciones con Estados Unidos, Argentina o países de Europa”.

Se puede criticar mucho esta tecnología pero hay otros aspectos que deben analizarse, porque “decimos que somos dueños y herederos del maíz, pero la pregunta es qué tanto lo somos porque la mayor parte de las semillas las estamos comprando a compañías extranjeras; qué tanto somos dueños si recelamos de una tecnología que no es nuestra pero utiliza al maíz. Seremos dueños cuando manejemos estas tecnologías y no dependamos de las compañías trasnacionales. ¿Desde cuándo no tenemos las políticas más apropiadas para que nosotros tengamos el mercado y esto es responsabilidad de quién o quiénes?”, abundó.

Para el secretario ejecutivo de la Cibiogem lo deseable es que instituciones como el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Civestav) del IPN también “retomen el interés de llevar a cabo sus experimentaciones y no sean únicamente las empresas trasnacionales las que empiecen a realizar las pruebas. El Cinvestav tiene materiales por probar y no lo ha hecho desde que se estableció la moratoria en 1998, con ello ayudarían a la autoridad ya que podríamos ofrecer semillas convencionales a los productores que sean menos problemáticas que las transgénicas y que funcionen igual que éstas. Para eso hay que iniciar las experimentaciones”, expuso.

Álvarez Morales recordó que una de las reglas fundamentales del análisis de riesgo es que debe hacerse caso por caso, ya que es sumamente arriesgado generalizar; por eso las compañías y los centros de investigación interesados deben especificar los objetivos y metas del ensayo, materiales, temporalidad, si las semillas transgénicas fueron elaboradas para que sean resistentes a climas, a algún tipo de plaga o a insecticidas, por ejemplo. “Es necesario probar para dejar de especular, pero sin acelerarse y con un programa muy bien pensado”, acotó.

Puntualizó que las decisiones de la Cibiogem no serán exclusivamente jurídicas. “Sí, estamos analizando jurídicamente el asunto de las zonas de origen y bioseguridad del maíz, pero también están los técnicos porque en esta decisión los pasos deben ser firmes para dar respuestas claras a todos”, insistió.

 
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