Usted está aquí: viernes 18 de julio de 2008 Cultura Coreógrafa y músico canadienses traen su simbiosis y experimentación a México

■ Ofrecen la primera de tres funciones de Speed sped-up en el teatro Legaria

Coreógrafa y músico canadienses traen su simbiosis y experimentación a México

■ Los artes sonoro y dancístico conforman “un maridaje necesario”, expresa Suzanne Miller

■ Al escribir para la danza surge una multiplicidad de posibilidades, indica Allan Paivio

Ericka Montaño Garfias

Ampliar la imagen Bailarines de la compañía canadiense de Suzanne Miller y Allan Paivio durante un ensayo de su espectáculo más reciente Bailarines de la compañía canadiense de Suzanne Miller y Allan Paivio durante un ensayo de su espectáculo más reciente Foto: Cortesía de la producción

Simbiosis es la palabra que define el trabajo de la compañía canadiense formada por la coreógrafa Suzanne Miller y el compositor Allan Paivio, la que a partir de este viernes ofrecerá tres funciones de su trabajo más reciente Speed sped-up, en el teatro Legaria.

Miller y Paivio han formado una institución con más de 30 trabajos en los que la clave es la experimentación.

Al respecto, en el Centro Nacional de las Artes, los dos charlan con La Jornada sobre su trayectoria y presencia en México.

En su trabajo “la música y la danza son un maridaje necesario”, señala la coreógrafa. “He sido bailarina toda mi vida, siempre es la danza y siempre hay una musicalidad para la danza. En términos de movimiento he colaborado con Allan durante 20 años y estoy muy consciente de las influencias del sonido”.

Allan Paivio señala, a su vez, “en nuestro caso la danza viene primero. Suzanne es bailarina y tiene ideas específicas de lo que quiere trabajar y subrayar con la música”.

La importancia del sonido

Además de trabajar juntos son pareja en la vida cotidiana y eso representa una gran ventaja.

Al respecto, el músico y compositor explica: “Es algo simbiótico, muy natural, siempre estamos buscando cosas, vamos al teatro, siempre hablamos de arte. Vivimos en Montreal, que es una ciudad muy artística y provee un buen ambiente para los creadores. Para nosotros es un proceso continuo, muy natural, y no es más difícil, es tal vez más fácil”.

La colaboración es total y de respeto, dice a su vez Suzanne, quien de vez en cuando lanza una mirada para ver dónde está su hijo, un pequeñito que no deja de correr por todos lados.

Somos afortunados, subraya Allan, “He encontrado muchos trabajos en los que la música no es considerada lo suficiente, y muchos se van con la economía, el coreógrafo no tiene tiempo de trabajar con el compositor, el compositor trabaja en muchas otras cosas, y no debería ser así.

“El sonido es muy importante a la hora de proveer un espacio, para los compositores hay muchas posibilidades al escribir para la danza. Puedes hablar en muchos niveles diferentes y se puede tocar de muchas maneras diferentes.”

Forman una compañía “basada en el arte de la colaboración, en la importancia del sonido y el movimiento. Todo en nuestro trabajo tiene un papel significativo: las luces, los bailarines, el vestuario (si lo hay)”.

Ese respeto mutuo les permite ir más allá de la individualidad y ver que más arriba de eso existe algo más grande e importante, agrega Paivio.

“Creo –dice Suzanne– que si permanecemos comprometidos e interesados, otras personas también lo estarán en lo que hacemos”.

Speed sped-up fue pensada originalmente para dos bailarines (hombre y mujer), sin embargo en el teatro Legaria se presentará una versión para dos parejas que “entran en un trabajo extremadamente virtuoso, que usa el vocabulario del ballet clásico, la danza contemporánea, principios del yoga e influencias del Butoh y demanda del bailarín el rigor de una concentración absoluta, la interdependencia no sólo con su pareja sino con los otros tres bailarines en tiempo y espacio. Es una coreografía muy demandante que requiere que el bailarín use todas las técnicas que haya experimentado en su vida”, explica Suzanne.

Participación de Cecilia Appleton

Es nuestra obra más reciente, dice a su vez Allan. “Suzanne quería extenderla a cuatro bailarines y en realidad ha evolucionado hacia una pieza mucho más bella”, con la participación de Yseye y Cecilia Appleton, directora de la compañía mexicana Contradanza.

“De haber tenido más dinero desde el principio habría más gente”, sonríe Suzanne, pero “es una obra que al tener dos intérpretes se abre de manera natural a la participación de otros bailarines.”

Speed Sped-up se presenta este viernes a las 20 horas, sábado 19 horas y domingo a las 18 horas en el teatro Legaria (Calzada Legaria s/n, esquina Lago Gran Oso, colonia Pensil).

 
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