Usted está aquí: sábado 2 de agosto de 2008 Política “Siento coraje porque nos tuvieron muchos años injustamente encarcelados”

■ Ex presas narran su experiencia a la caravana de solidaridad con las comunidades zapatistas

“Siento coraje porque nos tuvieron muchos años injustamente encarcelados”

■ Otras indígenas describen su esfuerzo por preservar la medicina tradicional y por “aprender más”

Ángeles Mariscal (Corresponsal)

Ampliar la imagen Oservadores de derechos humanos que visitan municipios autónomos zapatistas desarrollan actividades didácticas y recreativas con niños de la comunidad de Cruztón, Chiapas Oservadores de derechos humanos que visitan municipios autónomos zapatistas desarrollan actividades didácticas y recreativas con niños de la comunidad de Cruztón, Chiapas Foto: Moysés Zúñiga Santiago

San Cristóbal de las Casas, Chis., 1º de agosto. “No se cómo decirlo, pero siento un coraje dentro de mí contra la autoridad y contra el gobierno porque nos tuvieron muchos años injustamente encarcelados, y las mujeres presas están con sus hijos ahí adentro, encerrados todos”, relató María Delia Pérez Arizmendi, miembro de la organización La Voz de El Amate, a los integrantes de la Caravana Nacional e Internacional de Solidaridad y Observación con las comunidades zapatistas.

Algunos de los cientos de extranjeros y mexicanos que llegaron a la entidad no pudieron contener lágrimas de indignación ante los testimonios de los siete ex presos que apenas hace una semana fueron liberados, gracias a las movilizaciones que emprendieron cientos de simpatizantes zapatistas.

“La injusticia que sufre la gente indígena de Chiapas es dolorosa porque el gobierno empieza a inventar delitos que no se cometen, y por ser pobres no podemos contratar abogados que nos defiendan. El sistema de justicia en Chiapas y México sólo se enfoca en reprimir a la gente más pobre”, explicó Delia.

Su testimonio, su coraje, el sufrimiento que mostraba, era la huella de siete años de cárcel. Originaria de la comunidad Flores Magón, un pueblo de indígenas tzotziles ubicado en el municipio Venustiano Carranza, la detuvieron sin orden de aprehensión, la torturaron a sabiendas de que estaba embarazada. Dio a luz en la cárcel.

“Nosotros, pobres y campesinas, no tuvimos dinero para lograr nuestra libertad. El gobierno nos pedía dinero, hay muchos ricos que son delincuentes y en sólo dos o tres meses de cárcel y ya están afuera. No se cómo decirlo, pero siento un coraje dentro de mí contra la autoridad y contra el gobierno”, narró ante un auditorio atento.

María Delia, de 44 años, se refirió no sólo de los presos simpatizantes zapatistas, habló de los cientos de mujeres, la mayoría de ellas de origen campesino e indígena, que pueblan las cárceles de Chiapas.

“Ellas están con sus hijos, con sus bebés ahí adentro. Hay muchos niños que están encerrados con sus mamás, y también otros (niños) viven con sus papás porque ellos no pueden salir a trabajar para mantener a sus hijos.

“Por eso les pido que nos ayuden porque muchos quedaron adentro. Les ruego por los que faltan por salir, por favor, no nos dejen solos.” Explicó que son numerosos los casos de personas de las comunidades indígenas, zapatistas o no, que están siendo selectivamente reprimidas.

Medicina tradicional

Los integrantes de la Caravana Nacional e Internacional en Solidaridad con las Comunidades Zapatistas también escucharon a las mujeres zapatistas del poblado La Garrucha.

Hortensia, una de ellas, les habló ya no de sus historias de sufrimiento, sino de sus sueños. “Estamos trabajando para recuperar los conocimiento de la medicina tradicional indígena, queremos convertir las plantas (medicinales) en cápsulas, pastillas, pomadas”.

La indígena tzeltal forma parte de un grupo de jóvenes promotoras de salud. “Nosotras no queremos perder lo que nuestros antepasados lograron, no queremos perder esos conocimientos, sino aprender más. Estamos organizándonos para tener esa capacidad de curar con plantas y no tener que ir a comprarlas a las farmacias”, señaló.

Dijo que en este proceso las personas que más saben capacitan a los más jóvenes; sin embargo han visto obstaculizado este proyecto por no tener equipo para procesar las plantas, y falta material didáctico. La mujer explicó que de no realizar las propias comunidades esta carrera de apropiación y desarrollo del conocimiento de la medicina tradicional indígena, las empresas farmacéuticas, algunas organizaciones de intelectuales, y los gobiernos de México y otras partes del mundo, tienen puestos sus ojos en este mismo proyecto.

Por el momento, dijo, se han logrado detener los saqueos de plantas medicinales y explotación de los curanderos indígenas; sin embargo, la insistencia de grupos trasnacionales continúa.

Otros de los integrantes de la caravana se trasladaron a diferentes poblados de la selva, donde el Ejército Mexicano ha incursionado en las últimas semanas. En las reuniones, explicaron que casi con la llegada de los activistas sociales, la policía y los militares retiraron algunos de los cuarteles que tenía en puntos estratégicos, quizá como medida para ocultar temporalmente su presencia.

 
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