Usted está aquí: domingo 31 de agosto de 2008 Cultura Pétalos y otras historias incómodas muestra la belleza real, la que nos hace seres únicos

■ No hay personajes raros; todos tenemos un lado oscuro, afirma la autora Guadalupe Nettel

Pétalos y otras historias incómodas muestra la belleza real, la que nos hace seres únicos

Ericka Montaño Garfias

Todos somos un poco raros. Más que eslogan estampado en una camiseta es la entrada a un universo en el que se propone una belleza distinta.

Los personajes que ahí habitan son los que dan vida al libro Pétalos y otras historias incómodas, de la escritora mexicana Guadalupe Nettel. Este es el tercer libro de cuentos de Nettel –los anteriores: Juegos de artificio y Les jours fossiles–, tiene una novela que se llama El huésped y en estos momentos trabaja en una más.

Integrado por seis cuentos y publicado por Anagrama, Pétalos y otras historias incómodas recupera personajes de la vida real y lleva al extremo esos tics o manías que los hacen extraordinarios: la mujer que se arranca uno a uno los vellos del cuerpo, el hombre que disfruta olfatear los baños de las mujeres o un fotógrafo ocupado en captar sólo párpados.

Con este libro “quería mostrar que no hay personajes raros, sino que todos tenemos un lado así: unos más monstruosos que otros, bien podría haber escogido personajes decididamente extraños, como un asesino en serie o cosas así, pero trataba de mostrar que la gente que se considera normal, toda, tiene una cara oculta, un aspecto oscuro que los vuelve un poco freaks”.

Aspectos que queremos ocultar, aun de nosotros mismos, pero que en realidad forman parte de nuestra belleza, señala la escritora. “Nuestra belleza no es la que nos están mostrando todo el tiempo los anuncios de las revistas, la televisión, la publicidad, sino lo que nos vuelve únicos e irrepetibles.

“No nos cuesta trabajo verlo cuando observamos obras de arte; en un cuadro de Picasso, Las señoritas de Aviñón, por ejemplo, vemos que tienen un ojo por aquí, la boca por allá, etcétera; logramos ver la belleza de ese cuadro porque es único. Sabemos que no hay dos cosas semejantes, y cuando estamos en un bosque o un invernadero –como en uno de los cuentos– logramos observar la belleza de las plantas, que radica en que son completamente irrepetibles: en un bosque no hay dos árboles iguales, podrán ser de la misma especie, pero nunca tendrán las mismas ramas, la misma forma u hojas, ni los retorcimientos; entonces, ¿por qué los seres humanos queremos encajar en un patrón convencional de lo que debería de ser la belleza?”

Con cuatro libros en su haber, y uno más en camino, Guadalupe Nettel señala que aun cuando existe una tendencia editorial a relegar el cuento “no hay que darse por vencido, no hay que echarse para atrás, porque muchas veces podemos llevarnos grandes sorpresas. El huésped fue finalista del premio Herralde, pero a este libro de cuentos, que todo el mundo auguraba que nadie lo leería, creo que lo han leído más que a la novela y ha llegado más a los lectores”.

Aunque muchas veces se ha anunciado la muerte del cuento “esto no sucederá porque brotan casi como por generación espontánea o como los hongos. Por esa razón no se va a terminar nunca el género, por más que las políticas comerciales de las editoriales estén completamente en contra”.

 
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