Usted está aquí: lunes 13 de octubre de 2008 Política Presuntos zetas y policías municipales de Puebla secuestran a 32 indocumentados

■ Los responsables reclamaban rescate a familiares de las víctimas en Estados Unidos

Presuntos zetas y policías municipales de Puebla secuestran a 32 indocumentados

■ Al escapar, los centroamericanos fueron auxiliados por la población, que arremetió contra los agentes

Martín Hernández Alcántara (La Jornada de Oriente)

Lara Grajales, Pue., 12 de octubre. Unos 32 indocumentados centroamericanos fueron secuestrados y torturados desde el pasado jueves por al menos 12 hombres que se identificaron como intergrantes del grupo Los Zetas y que recibieron apoyo de policías municipales, esto con el propósito de extorsionar a sus familiares residentes en Estados Unidos con 3 mil 500 dólares como rescate por cada uno.

Las víctimas lograron escapar hoy por la mañana, y sus testimonios de la complicidad policiaca provocaron la ira de la población, que por la noche incendió una patrulla y dos motocicletas de la corporación de seguridad pública en represalia contra las autoridades.

Los migrantes provenientes de Guatemala, Honduras y Nicaragua fueron detenidos en el municipio de Lara Grajales –a 50 kilómetros de la capital poblana– cuando iban ocultos en el tren procedente de Tierra Blanca, Veracruz, y dos policías municipales registraron los vagones de carga, obligándolos a descender a punta de pistola y llevándolos a una casa de seguridad a dos cuadras del ayuntamiento.

En el inmueble había una docena de hombres con corte de pelo tipo militar –comandados por un individuo calvo y robusto–, que los amenazaron de muerte para que anotaran los nombres y números telefónicos de familiares y amigos en Estados Unidos; pero ante su negativa comenzaron a torturarlos. A unos les quemaron el abdomen; a otros les apuñalaron las manos, y a los demás les golpearon costillas y testículos.

Al obtener la información, los secuestradores hicieron las llamadas, poniendo a varios de los indocumentados al teléfono y reclamando a sus interlocutores un botín de 3 mil 500 dólares por cada uno. Luego –el viernes y el sábado– llegaron otros migrantes a la casa de seguridad, cinco mujeres entre ellos, y el tormento siguió.

Sin embargo, hoy por la mañana las víctimas aprovecharon que el inmueble era vigilado sólo por dos hombres y escaparon. Muchos corrieron desnudos y llegaron hasta el zócalo de Lara Grajales, donde testigos vieron a uno de los captores herir a otro de los rehenes en fuga.

Los pobladores les brindaron auxilio y capturaron a dos sujetos: Carlos Alvarado Espinoza y Tomás del Ángel Muñoz, a quienes los indocumentados identificaron como los policías que los obligaron a bajar del tren. Las acusaciones provocaron la ira de los vecinos, que por la noche iniciaron los desmanes y fueron dispersados con gases lacrimógenos.

Hacia de la medianoche al menos seis policías estatales y municipales permanecían atrincherados en el palacio municipal repeliendo los ataques de vecinos, y el gobierno estatal preparaba una intervención con cuerpos de elite para calmar la turba.

Durante los disturbios algunos reporteros fueron alcanzados por las piedras que lanzaron los vecinos, aunque no había reportes de lesionados de graves.

 
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