Usted está aquí: sábado 20 de diciembre de 2008 Política Requiere México una reforma integral en administración pública: José R. Castelazo

■ Debe el Estado impulsar la participación social, señala en la entrega del Premio INAP 2007

Requiere México una reforma integral en administración pública: José R. Castelazo

■ Educación, único capital para combatir la crisis en el ramo, dice la ganadora Nancy García Vázquez

Roberto Garduño

En México ya no se puede gobernar de forma aislada, centralizada o mediante decisiones cupulares; “si no incorporamos a la sociedad nos veremos rebasados una vez más por ella”, advirtió el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).

Durante la ceremonia de entrega del Premio INAP 2007, José R. Castelazo, dirigente de la institución, dijo que de aquel modelo donde se privilegiaba la acción del Estado será necesario pasar a otro cuya vía impulse la participación de la sociedad, consciente y corresponsable de su destino. Se trata de un viraje en espiral, para que la ciudadanía tenga posibilidades de hacer suya la administración pública.

Sobre esa línea discursiva, la doctora Nancy García Vázquez, quien obtuvo el primer lugar del concurso por su investigación Gobiernos subnacionales, partidos políticos y el diseño institucional de la fiscalización superior en México, conminó al gobierno federal a instruir al ciudadano para hacerlo partícipe del desarrollo nacional.

Por su parte, el titular de la Secretaría de la Función Pública, Salvador Vega Casillas, consideró imperativo resolver los retos administrativos que hoy pesan sobre el desarrollo, para lo que se requiere “disminución de trámites, desregulación interna del gobierno, uso de tecnologías que hagan más eficaz nuestra labor, racionalización de estructuras ineficientes y costosas, y, en suma, un gobierno que esté a la altura de las exigencias y expectativas de todos los ciudadanos”.

Relación amable y aliada

El funcionario destacó la necesidad de emprender acciones efectivas y eficientes para dar cabida a una relación amable y aliada con la sociedad.

“Un principio rector reside en la necesidad de privilegiar y ampliar el espacio público para que, con la intervención de todos los componentes del entramado social, se propicie un debate amplio, libre, incluyente y plural de los asuntos que atañen al interés público”.

José R. Castelazo consideró que el Estado interventor cayó en la obsolescencia, a la par de la gran crisis mundial de los años 80 del siglo pasado, cuando se acusaba al modelo de Estado occidental de participar en todos los ámbitos de la vida social.

“El mundo cambió. Irrumpieron el neoliberalismo y la globalización con el fin de enfrentar una crisis económica y financiera que fue atribuida a los Estados obesos. Los gobiernos adoptaron las recomendaciones del Consenso de Washington: austeridad, déficit cero en el gasto público, reducción de estructuras, recortes de personal, privatización de empresas públicas y muchos otros aspectos que disminuían la presencia e importancia del gobierno, como si fuera un actor más y no el líder de la nación”.

Su conclusión refiere que después de 26 años de esfuerzos desarticulados, es necesario dar un paso trascendental hacia una nueva reforma administrativa integral, totalmente distinta a la de 1976.

“De aquel modelo que privilegiaba la acción del Estado, es necesario pasar a otro que dé prioridad a la acción de una sociedad consciente y corresponsable de su destino. Se trata de un viraje en espiral, para que la ciudadanía tenga posibilidades de hacer suya la administración pública.

“El presidente Calderón, por medio del programa para mejorar la gestión pública, llamó a la sociedad a participar en la conformación de un nuevo modelo, en el cual los mexicanos contemos con gobiernos y gobernantes cercanos a nuestras necesidades, que actúen con ética y profesionalismo –anhelo de José María Luis Mora, incumplido a estas alturas– para que actúen así en las tareas de contribuir al bienestar social”.

Para la doctora García Vázquez, la política involucra un saber práctico, una combinación entre arte y técnica. El arte del político moderno radica en que, a pesar de la incertidumbre, pueda establecer equilibrios y acuerdos.

“Debemos recordar que la democracia reproduce las características estructurales de su sociedad. Si los ciudadanos no aprendemos a ser artesanos de nuestra democracia, mediante el acceso a la educación y la participación en el espacio público, no tendremos los puntos de referencia para ejercer las obligaciones y derechos que nos corresponden”.

Por tanto –insistió–, el único capital para combatir la crisis nacional es la educación:

“Instruir al ciudadano le permitirá desarrollar un rol activo en la economía y la política. La educación y la ciencia son nuestros activos más importantes en esta coyuntura global. El Estado debe inculcar la democracia en un sentido artesanal, es decir, como hábito perfectible. Así, los ciudadanos respetarán las leyes no por su carácter de obligatoriedad, sino porque valoran su rectitud y justicia”.

 
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