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Capitalinos desbordan el centro de abasto en busca de productos a precios bajos

La crisis y Semana Santa impulsan el empleo en La Nueva Viga: sube 50%

Instalan 150 puntos de venta en la ciudad para convertirse en centro distribuidor

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En esta temporada de cuaresma la demanda de productos del mar crece 30 por ciento, señalan comerciantes de La Nueva VigaFoto La Jornada
 
Periódico La Jornada
Viernes 10 de abril de 2009, p. 27

La celebración de Semana Santa llevó ayer a la gente al que llamaron el puerto mejor surtido de la República Mexicana: La Nueva Viga, donde el acceso con automóvil o en transporte público fue imposible, pues la gente se desbordó para comprar mojarras, camarones, guachinango, curbina o carpa a bajo precio para preparar la comida de cuaresma.

La demanda de productos del mar en esta temporada crece en promedio 30 por ciento, al venderse dos mil toneladas diariamente, aunque observamos un crecimiento importante, que todavía no podemos cuantificar, pero nos permitirá salir bien librados de la crisis económica, pues los primeros efectos de ese auge se evidencian en el crecimiento de 50 por ciento en el número de empleos, al pasar de 5 mil a 7 mil 500 en el área de carga y descarga, refrigeración o cajas, afirmó Jorge Toral, presidente del consejo de administración de La Nueva Viga.

Las utilidades de los locatarios, sin embargo, se han reducido 10 por ciento ante la gran cantidad de variedades que ingresan a diario a este mercado y obliga a bajar los precios o perder nuestra inversión, al tratarse de un producto ciento por ciento perecedero, lo cual nos ha dado buenos resultados, y esperamos verlos reflejados al término de los 47 días de cuaresma, señaló.

De ahí, la determinación de instalar 150 puntos de venta en la ciudad y, con el apoyo de las diversas demarcaciones, “vender de manera directa nuestros productos o mediante terceros, lo cual ha permitido que las ventas de las 202 bodegas de mayoreo y 55 de menudeo, y los 165 locales comerciales –la mayoría restaurantes– de La Nueva Viga, salgan adelante y nos convirtamos en un canal de distribución para quienes se dedican a esta actividad en la ciudad”, informó Toral.

De aquí sale mercancía, por ejemplo, a Magdalena Contreras y Álvaro Obregón; además se explica a los distribuidores cómo saber si el pescado está fresco, se les enseña a limpiarlo y prepararlo de diversas maneras, y se les cobra únicamente el traslado, a fin de que llegue al mejor precio a la gente y elevar el consumo per cápita actual de 11.5 a 15 kilogramos a corto plazo, comentó.

Dicha situación, consideraron amas de casa, es posible, pues la crisis ha impulsado un cambio en los patrones de consumo. Hoy, en lugar de comprar pollo o carne roja, vamos por pescado, porque muchas veces gastamos la mitad y podemos prepararlo de diversas formas, para no hastiarnos, además de que es más nutritivo, agregaron, mientras esperaban en las largas filas para que se los pesaran y limpiaran.

Martirio en Cuaresma

Reconocieron que ir a la zona de pescaderías de la Central de Abasto muchas veces es un martirio en esta época, pero no hay de otra cuando se debe estirar el dinero, y aquí se paga menos de la mitad de lo que cuesta en el mercado o el supermercado, con pasajes o gasolina incluidos. Además se tiene la oportunidad de comprar todo lo necesario para preparar el guisado favorito, pues las calles que rodean al mercado están llenas de ambulantes que ofrecen desde ajo en polvo hasta verduras, hierbas, mole y trastos de cocina.

Además de que “se empieza temprano la visita de las siete casas, porque ésta ya la incluimos dentro de la peregrinación que haremos más tarde, porque se sufre y hay arrepentimiento por haber venido, con este sol que arde, los olores y los aventones para subirse al micro”, agregaron.

De ahí que se vieran cientos de familias enteras con sus bolsas de yute –de cinco pesos– a reventar en busca de un taxi o camión que las sacara del lugar, sin éxito. Ello les significó caminar hasta dos kilómetros a la estación del Metro más cercana o viajar colgados. Vale la pena, porque ahorras dinero, y hasta disfrutas con la familia esta travesía, comentaron Tirso y Enrique, quienes por estas fechas, desde niños, vienen a la ciudad de México a comprar los alimentos que disfrutarán con sus familias allá en Chalco.