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Latinos resucitan el primero de mayo, día que nació en ese país y no es feriado ni recordado

Migrantes y aliados se manifiestan en decenas de ciudades de EU en defensa de sus derechos

A pesar de la crisis económica y el miedo a la influenza, miles exigieron legalizar indocumentados

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Manifestantes participan en el Día del Trabajo en la ciudad de WashingtonFoto Reuters
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Un latino exige en Los Ángeles una reforma migratoria y el fin de las deportacionesFoto Reuters
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Migrantes marchan por calles de la ciudad de Nueva York para recordarle al presidente Barack Obama que cumpla sus promesasFoto Elizabeth Coll
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 2 de mayo de 2009, p. 29

Nueva York, 1º de mayo. Entre la crisis económica que los ha afectado más severamente que a cualquier otro sector y los temores de la influenza humana, que ha cerrado cientos de escuelas y creado preocupación de estar en manifestaciones, miles de migrantes y sus aliados se manifestaron en decenas de ciudades en todo el país, al resucitar así el primero de mayo, día que nació aquí, pero que no es feriado y casi tampoco recordado.

En Chicago, con banderas de decenas de países, inmigrantes y sus familias, junto con organizaciones comunitarias, sindicatos, estudiantes y dirigentes políticos, unos cuantos miles marcharon en la ciudad de los mártires, por los cuales se celebran en el Día del Trabajo en el mundo. Esos mártires, y parte de los miles que participaron en los grandes movimientos laborales de finales del siglo XIX, también eran inmigrantes.

En Miami, Boston, Detroit y Los Ángeles, en poblados de Nueva Jersey, en Madison, Wisconsin, así como en entidades de Colorado y Virginia, y decenas más, se programaron marchas y manifestaciones con demandas por la promoción de una reforma migratoria integral, por el fin de las redadas y un alto a los abusos y la xenofobia, entre otras.

Aquí en Nueva York marcharon jornaleros, ambulantes y todo tipo de trabajadores migrantes de México y Centroamérica, además de ecuatorianos, filipinos, chinos, uruguayos, paquistaníes, guyaneses, irlandeses y diversos países de África. El representante de la Unión de Trabajadores Africanos coreó en español sí se puede y declaró que África está presente.

Las consignas incluían Obama, estamos en la lucha, Obama, también eres hijo de inmigrantes, y queremos amnistía para tu tía (la de Obama, que es de Kenia) y para la mía.

Había huelguistas, sindicalistas, religiosos, estudiantes y un mosaico de defensores estadunidenses de los migrantes, quienes aguantaron un recio aguacero durante varias horas. Justo cuando la lluvia alcanzó su peor momento, uno de los jornaleros gritó ahora sí somos los mojados.

Aunque las dimensiones de los eventos no fueron ni de cerca de la magnitud de las megamarchas realizadas en 2006 ni las del año pasado, cuando era impulsaba una iniciativa legislativa de reforma migratoria, las de hoy fueron representativas de lo que continúa habiendo abajo. O sea, todos los medios, los políticos y los expertos todavía recuerdan muy bien que lo que se manifestó representa un universo que sigue cambiando la dinámica política, social y cultural de este país.

La elección de Obama, en parte, es resultado de ello –de un país que está más cercano a convertirse en uno en que las minorías se volverán mayoría, y por lo tanto ya no podrá ser considerado blanco–, lo que sería realidad, según demógrafos, en 2040.

Obama reiteró esta semana, en su conferencia de prensa por sus 100 días en la presidencia, su intención de promover una reforma migratoria integral. Aunque no se comprometió a obtenerla este mismo año, aseguró que una reforma estaba entre las prioridades de su agenda política, y que ella tendría que incluir un mecanismo para legalizar y sacar de las sombras a los aproximadamente 12 millones de indocumentados que viven en este país.

Las principales organizaciones latinas, las redes de agrupaciones de defensa de los derechos de inmigrantes, iglesias, sindicatos nacionales y hasta ambas cúpulas obreras del país, junto con algunos sectores empresariales, entre otros, alentados por las declaraciones de Obama y el hecho de que la participación del electorado latino fue clave en algunos estados en las pasadas elecciones presidenciales y legislativas, intensificaron sus esfuerzos para promover una reforma migratoria.

Para Oscar Chacón, de la Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y del Caribe, las movilizaciones expresaron un gran ánimo, pero también dijo que los promotores de los actos habían pronosticado menor asistencia y que su organización no esperaba marchas masivas.

Ésto, comentó a La Jornada, debido a tres factores: la crisis económica, porque la preocupación urgente es buscar chamba; las consecuencias del patrón de ataque al cual han estado sometidas las comunidades durante dos años, como las redadas masivas, que han generado temor, y el hecho de que Obama dice que está comprometido también y deja la idea de que las cosas ya se están resolviendo de manera positiva.

No hay que leer de manera equivocada la asistencia relativamente más reducida; los ánimos en la comunidad se mantienen muy altos, afirmó. En particular, enfatizó, se ha progresado en la organización entre las bases, algo que fortalecerá todavía más a los sectores migrantes ante los futuros desafíos que se avecinan.

Junto con el impacto de la crisis económica y los efectos de sembrar temor con las redadas, también se incrementa al clima antinmigrante. Y para colmo, ahora está provocando alarma la nueva influenza A/H1N1, que algunos llaman influenza mexicana, por lo cual varios mexicanos entrevistados por La Jornada denunciaron que son vistos con preocupación de que podrían estar infectados.

Sin embargo, hoy los trabajadores inmigrantes y sus familias se abrazaron una vez más con sus antecesores en este país, y eso ofrece esperanza para el futuro del Estados Unidos que está naciendo de ese encuentro... otra vez.