Colombo, 18 de mayo. Tres décadas de guerra civil en Sri Lanka llegaron a un sangriento final este lunes, cuando tropas cingalesas dieron muerte al líder rebelde Velupillai Prabhakaran, quien hacía un intento desesperado por abrirse paso a sangre y fuego entre líneas gubernamentales que cercaban el último jirón de terreno que sostenían sus fuerzas. El país entero estalló en celebraciones cuando el gobierno anunció su muerte y el fin de los combates.

El comandante rebelde pereció junto con varios de sus lugartenientes cuando realizaron una carga final contra las fuerzas del gobierno. Se informó que también murió su hijo, Charles Anthony –a quien se había identificado como posible sucesor–, cuyo cadáver se mostró por televisión.

El jefe del ejército, teniente general Sareth Fonseka, señaló que del campo de batalla se había levantado un cuerpo que aparentemente era el de Prabhakaran, y que oficiales trabajaban en identificarlo. “Podemos anunciar con mucha responsabilidad que hemos liberado a todo el país del terrorismo. Hemos obtenido pleno control de las zonas en poder de los Tigres –declaró a la televisora oficial–. Hoy terminamos el trabajo que nos encomendó el presidente de liberar de los Tigres al país.”

Fin de un largo conflicto

Si se confirman la muerte del líder rebelde y la destrucción de los últimos Tigres de Liberación de Tamil Eelam (LTTE, por sus siglas en inglés) que se habían atrincherado en el noreste de Sri Lanka, ello marcaría la conclusión de un largo capítulo de la lucha de los rebeldes. Podría marcar incluso el fin del conflicto: si bien los LTTE han dicho que si fueran vencidos en la guerra convencional volverían a sus raíces guerrilleras, algunos expertos han especulado que sin su liderazgo los rebeldes batallarían para reagruparse.

El profesor Jonathan Spencer, experto de la Universidad de Edimburgo en asuntos del sur de Asia, señaló: Ha habido poca actividad de los LTTE en el este y el sureste del país, pero creo que la muerte de sus líderes es significativa porque gran parte de la organización se basaba en el culto a los líderes. Está por verse si los rebeldes se pueden sostener sin sus jefes.

Altos oficiales militares en Colombo señalaron que Prabhakaran, de 54 años, murió con los combatientes que quedaban cuando fueron rodeados, la mañana del lunes. Afirmaron que el comandante y dos de sus lugartenientes principales –Soosai, quien encabezaba las operaciones navales de los insurgentes, y Pottu Amman– abordaron una camioneta blindada y se lanzaron contra las fuerzas del gobierno que avanzaban, tras de lo cual hubo un tiroteo que duró dos horas. Otras fuentes reportaron que Prabhakaran iba en una ambulancia tratando de escapar.

De cualquier forma, oficiales informaron que la batalla concluyó cuando los soldados lanzaron un cohete a la camioneta. Luego sacaron el cuerpo del líder rebelde y lo identificaron. En total perecieron 250 combatientes de los LTTE, según los militares.

La muerte de los últimos Tigres y de su líder ocurrió un día después que el gobierno afirmó que los últimos cientos de miles de civiles habían escapado de la zona de conflicto y que los rebeldes aceptaron su derrota. Hasta 300 mil civiles están internados en campos de refugiados construidos a toda prisa. Se prevé que estarán ahí más de un año.

Se tiene entendido que el cuerpo del hijo de Prabhakaran se descubrió en el curso de la noche junto con los de otros altos dirigentes de los LTTE, entre ellos el jefe político, Balasingham Nadesan, y el vocero, Seevaratnam Puleedevan. No se sabe si los líderes se suicidaron mordiendo las cápsulas de cianuro que según se dice llevaban al cuello, o si el ejército les dio muerte.

Pese a su posición de jefe de uno de los movimientos rebeldes de mayor duración en el mundo, poco se sabe de Prabhakaran. Cuando era adolescente adoptó un punto de vista político radical a causa de lo que consideraba una discriminación institucional contra la minoría tamil de la nación.

En 1975 se le acusó de participar en el asesinato del alcalde de Jaffna. Esa acción fue una de las primeras realizadas por el movimiento, y alrededor de ese tiempo Prabhakaran emprendió la fundación de los LTTE. También se le acusó de haber ordenado personalmente el asesinato del ex primer ministro indio Rajiv Gandhi en 1991, al parecer en venganza por su decisión de enviar fuerzas de mantenimiento de paz a Sri Lanka a mediados de la década de 1980.

Sin embargo, en 2002 pareció desperdiciar una oportunidad de dar a los tamiles una patria de facto. Durante las conversaciones de paz con el gobierno rechazó un pacto que hubiera dado a los LTTE control sobre gran parte del norte y el este del país, pero no verdadera independencia. Sostuvo que no podía aceptarlo si la independencia no era total.

La batalla para aplastar a los LTTE se libró en una pequeña franja costera del noreste del país. El gobierno ha negado el acceso a periodistas y a personal de auxilio, excepto del Comité Internacional de la Cruz Roja. Sin embargo, algunos informes han trascendido, la mayoría divulgados por tres médicos del gobierno que trabajaban en un hospital improvisado en la zona de combate. Este lunes, los tres médicos fueron detenidos y acusados de proporcionar información falsa a los medios.

El exterminio de los rebeldes sucedió en medio de gran cantidad de llamados internacionales a un cese del fuego para permitir el desalojo de civiles. El gobierno rechazó todos los llamados, alegando que una tregua daría a los rebeldes más tiempo para reconstruir sus defensas.

Este lunes, en un incidente que subrayó la indignación del público y del gobierno ante las críticas internacionales a las políticas de Sri Lanka, unos mil manifestantes lanzaron piedras al Alto Comisionado Británico y prendieron fuego a una efigie del secretario del Exterior del Reino Unido, David Miliband.

Se preveía que por la noche la Unión Europea demandaría una investigación independiente de las supuestas violaciones del derecho internacional sobre trato humanitario y derechos humanos cometidas durante el reciente conflicto, y exigiría que se lleve ante la justicia a los responsables.

A su vez, el Departamento de Estado estadunidense saludó el final de los combates en la nación asiática, reportó la agencia de noticias Dpa.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya